Belia y Constantine

Robi rió un poco y detuvo el auto frente a una gran mansión en el interior del bosque. Miro a la bruja aun por el espejo retrovisor y negó con la cabeza.- Créame, señora. Yo no creo que por su embarazo sea débil. Al contrario. Ahora apresúrese, tiene que estar dentro de su hogar. Su esposo llegara pronto a cuidarle.- Y se bajo del auto para abrir la puerta a la bruja.

-(-)-

Una batalla estallo entre aquellos apostoles y el Cons. Eran terrible sy tramposos, sin embargo, nunca imaginaron que el Moncrieft tenía sus trucos bajo las mangas. Mientras que su escopeta amenazaba al séptimo una daga había herido al Sexto y el décimo pretendía ayudarlo. Cons estaba agitado t también herido, pero no por eso se rendiría.
-Ahora váyanse. Yo me encargare de todo con Pedro, ustedes no tienen nada más que hacer en esta ciudad.

Los tres apóstoles le miraban con un odio tremendo ¿Qué clase de ser servía a su señor? ¿Al numero uno? No importaba, ellos iban a eliminarlos a todos, no importaba que.
-Esto no se quedara así Moncrieft.- Y el séptimo termino por sonreír con malicia ¿No sería el un padre primerizo? Si, sufriría. Los tres entonces desaparecieron, llevándose con ellos aquellos seres los cuales ya estaban condenados. Cons entonces se dejo caer. Necesitaba un respiro, pero no, no se dio el tiempo cuando ya se paraba y aunque cojeaba necesitaba estar donde su mujer y asegurarse que había llegado con bien.

Bajo con cuidado del auto. Sosteniendo en todo momento su vientre abultado.-No es mi esposo.-Dijo de pronto, mirando al hombre de reojo mientras pasaba.-No aun...-susurró pasando de largo, direco a su hogar, abriendo la reja con magia-¿Te vas a quedar allí afuera chofer?-Le dijo porque la casa tenía una barrera protectora casi impenetrable, les había costado mucho hacerlo, a ella sobretoo, sabía que esa barrera los protegería de cualquier criatura por más poderosa que esta fuera.

-...-Robi no dijo nada entonces de lo que ella termino por responder. Se le quedo viendo solamente mientras caminaba. Ah~ pero que hermosa mujer. El embarazo no le iba nada mal. Sólo pensarla sin la barriga ¡Bomba! esa mujer lo era.
-¿Eh? oh, disculpe, señora.- Y camino para entrar a la gran mansión. Cuidaría de la mujer hasta que Cons regresara a casa.

-(-)-

Cons continuo, buscando el camino más corto a casa. Alejandose del posible ataque de otros seres. Si, sin duda una nueva guerra comenzaba y el final de los tiempos regresaba.

Belia miró a con algo de desagrado a Robi.-¿Nunca habías visto a una bruja, chofer?-Levantó una ceja y con un movimiento de mano, abrió su puerta. Estaba agotada, muy... cansada, necesitaba sentarse, respirar, pensar que nada malo le pasaría en ese lugar.-¿Cuantos años tienes? -Le dijo de pronto, apoyandose en el respaldo del sofá para luego sentarse poco a poco, le dolía todo el cuerpo.

-....-Robi sonrió, incluso rió por el comentario de su señora, porque él era de alguna manera, fiel a Cons, era extraño, pero sabía que podía contar con ese cazador en caso de necesitarlo.- Tengo los suficientes para decirle que es la bruja más hermosa que he conocido.- Y hablaba enserio. -¿Gusta que le sirva un poco de agua? Se ve cansada.

-(-)-

Un poco más, faltaba menos cuando alguien le ataco. Nada importante en realidad, sólo un demonio más el cual extermino con facilidad. Tardo quizá 10 minutos más pero ya estaba en casa. Apenas atravesó aquella muralla protectora y el gran cerca pudo sentirse aliviado. Ahí estaba ella y Robi le estaba cuidando.
-Ah...-Suspiro y se dejo caer, necesitaba un respiro.

La albina se giró en ese momento, había sentido a Constantin, la esencia de su cazador, se llevó una mano a su vientre y caminó hacia la puerta, ¿era él verdad? Estaba herido, frunció el ceño.-Huele a sangre...-Le dijo a Robin mirandolo porque él tendría que ir por él.-No quiero nada, solo que lo traigas aquí.-No, no le molestaba que le dijera de "usted" ella debía ser tratada como una reina despues de todo.

-¿Perdón?- Dijo él algo sorprendido por lo que decía la mujer pero entendió apenas le dio la orden.- Como ordene, mi señora.- Y Robi se apresuro y salió de la casa para ver al enorme cazador ahí, tirado, agitado.
-¡Cons!- Grito y fue en su auxilio. Le ayudo a levantarse.- Venga campeón, lo lograste, regresaste con vida y una mujer especial te espera.
-¿C-Cómo esta ella?- Pregunto agotado.
-tan bella como la describiste aquella vez, amigo. Tienes una mujer encantadora.
Y Cons rió adolorido. Por supuesto que la tenía. Con Ayuda de Robi llego hasta donde su hogar, en la sala, donde la miro y se sintió aliviado. Ella estaba bien.

Belia miró al hombre y frunció su ceño.-Cazador... creí que podrías hacerlo todo tu solo.-Se giró, caminando a la cocina, odiaba tener que verlo así, ella terminaba curandolo ¿porque? -La hora de visitas se ha acabado.-Dijo girando a ver al chofer, quería estar a solas con su... cazador.-

Bufó una risa cuando escucho hablar de esa forma a Belia. Era tan graciosa cuando quería.
-Gracias Robi.
-No tienes que agradecer. Bueno, me voy que tres es multitud.- Rió torpemente y salió sin más, ya se reuniría con el cazador en otro momento.

Cons entonces suspiro cerrando unos segundos los ojos. LAs heridas que le habían provocado no eran tan intensas, no eran terribles pero estaba exhausto.
-Belia... ¿Cómo te sientes?... por favor, ven aquí.- Si, necesitaba saber que ella y su pequeña estaban bien.

Belia se giró, ignorando al hombre para entrar en la cocina y bajar unas cuantas cosas, era medicina para sanar sus heridas.-...-Sonrió un poco, recordando la segunda vez que había tenido sexo... él estaba tan debil y ella estaba en la regadera, si, había sido espectacular.-Estamos bien.-Dijo volviendo con las cosas, con su tipica seriedad, mirandolo desde lo alto, Constantin Moncrieft.-No vuelvas a dejarnos solas.-Dijo sentandose a su lado y empezando a limpiar sus heridas

Supo que en un principio le estaba ignorando. Vaya mujer. Estaba preocupada y enojada con él, pero lo valía. Adoraba su carácter. Encantadora y dominante. Sonrió con un poco de dolor.- Lo volvería hacer por protegerlas....-Dijo suspirando un poco después de quitarse su enorme gabardina y aquel sombrero que tanto le desagradaba a su mujer.

La albina bajó sus manos y lo observó un tiempo para despues tocar su parche. Ella jamás le había preguntando que significaba, porque lo tenía o más aun... quien era Paco.- Divididos no se lograra nada.-Se levantó.-¿Que hubieras hecho si el chofer no hubiese sido capaz de protegerme? Te hubieras lamentado toda tu vida, Constantin....

Negó con la cabeza y tomo la mano de la albina. Se la beso y la miro directo a los ojos.- Jamas te dejaría con alguien que no fuera de mi total confianza, Belia. Maldición, no me hagas esto. No podía permitir que ellos te miraran ni a ti, ni a ella. No estas en condiciones para protegerte, para protegerla. Permiteme hacerlo a mi manera... hasta que Violette nazca... no quiero perderles... no a ustedes... no de nuevo.- Si, sin darse cuenta, temía que su historia se repitiera.

Belia tomó su rostro entre sus manos, mirandolo con el ceño ligeramente fruncido.-Yo no quiero perderte a ti.-Le dijo sin más, con firmeza-¿Has pensando en algun momento sobre eso?-Belia lo soltó pero jamás desvió la mirada.-Eres mio Cazador... tu alma, tu cuerpo y tu corazón son mios, yo los cuido, si mueren quiero morir con ellos, no lejos de...

-...-Se le quedo viendo. Escucharla decir esas palabras. Si, él pensaba lo mismo, pero escucharlo de ella era... mil veces mejor que sólo pensarlo por su parte. Se inclino y la beso. Fue suave, cursi, tranquilo.- Te amo Belia.- Le dio un beso más.- Lo siento. Temí por ti y por mi hija. Por mi familia.- Y le acarició la mejilla.- No vas a librarte de mi tan fácilmente, bruja.- Le dijo sonriendo mientras la traía hacía él.- ¿Cómo te sientes? Necesitas descansar.-

Suspiró y dejo que él la besara, que fuera cursi, que la mimara... -Estamos bien, estoy bien ahora.-Susurró mientras cerraba un instante los ojos, se sentía segura y ella pocas veces se había sentido segura. Jamás se había sentido tan amada, aun tenía miedos, temía que algo ocurriera, que Constantin se olvidara de ella, que lo perdiera así como Van la había dejado, porque ella había dado todo por Van y él la había olvidado, la había matado y condenado.

Y aun así ella sería mamá de una hermosa niña y había un hombre que la cuidaba y la veía como lo más hermoso de su vida, que la protegía con su vida y que daría la misma solo por verla sonreir.-Te amo.-Dijo abriendo sus ojos y cerrandolos de nuevo. No volvería a repetirlo, por lo menos no, sus mejillas estaban rojas.

-...-Le abrazó con cierta fuerza, protegiendo a su adorada hija.- Te amo Belia... No se que haría sin ti y mi hija... si las perdiera yo...-Negó con la cabeza y se aparto para verla a los ojos y sonreirle. Él no se cansaba de decirle "te amo" una y otra vez.

-Debemos protegernos, Belia. Pedro vendrá a buscarme. No quiero que te encuentre, ninguno de ellos.

¿Quien es Pedro?-Preguntó sin apartarse pero si mirandolo fijamente.-No hay otro lugar más seguro que este..-se detuvo un instante, aun quedaba su antigua casa, solo ella sabía donde estaba, la única que tal vez podría econtrarla era la misma Artemisa pero... solo ella.-No quiero irme sola..

-ES parte de los 13 apostoles. Los más valiosos guerreros del Vaticano...- Explicó aunque no con detalles especificos, no le convenía del todo ¿O si? No, no quería molestar en ese momento a Belia.- No te dejare sola Belia... Al menos que tenga que protegerle y alejar a quien intente hacerte daño.

-No les tengo miedo cazador.-Dijo separandose de él- es una pena que te hayas enamorado de una bruja, podrías haber tenido una vida tan tranquila Constantin Moncrieft... es una pena que ya no puedas dar marcha atras-Dijo aquella mujer de ojos violeta, de cabello blancos y largos, acariciando su labio inferior con calma, con deseo y también con una seguridad completa de que esa boca le pertenecía solo a ella.

Y con una suave sonrisa atrajo a la bruja sobre él. Teniéndola de frente, Era hermosa y la mujer más valiente.- Se que no les temes, pero en tu estado, no es bueno un encuentro.- Aseguro y se acerco a ella, y con una de sus manos toco su enorme barriguita. Si, a su pequeña.- No pretendo dar marcha atrás, Belia. Y no pretendo permitirte que tu lo pienses, porque eres mía. Y nuestra hija sera feliz a nuestro lado.

Sintió un escalofrió cuando él posó su mano en su vientre. Su corazón se había acelerado un poco por sus palabras, que bonito era, ella estaba embarazada de Violette, la tendría en unos meses más, tenía 6 meses de embarazo, no podía esperar por más.-Necesitamos protección.-Dijo mordiendose la uña de su dedo pulgar, porque no estaría dispuesta a perderlo. Ni a su bebé ni a él.-¿Quien era el chofer?

-La tendremos, Belia. Te lo prometo.- Aseguro él, pensando en sus próximos movimientos, porque si. Sacaría provecho de el próximo encuentro que tendría con Pedro. No podía escapar de ello. Sonrió y se inclino hasta que alcanzó la barriga con sus labios.- ¿Escuchaste, mi princesa? Papi las protegera.- Y le dio un beso más. Levanto la mirada hacía Belia y le sonrió.- Un conocido muy importante. Me ayudo cuando recién llegue a la ciudad. Él y su familia cuidaron de mi.

Sus ojos se afilaron-¿así que su familia?-Y de tajo se alejó, tan rapido cambiaban las cosas pero lo cierto era que no se podía quitar de la cabeza la idea de que Constantin... con otra mujer. ¡argg! quería arrancarle la cabeza a esa zorra.

-Wow!- expreso y la sujeto, impidiéndole que se alejara de él. Un cambió bastante brusco en realidad, pero bueno, sólo tenía que preguntárselo ¿Qué no?.- Belia ¿Qué pasa? ¿He dicho algo malo?