Belia y Constantine

-Me gustan, parecen ser de una excelente calidad y quiero que nuestra pequeña tenga lo mejor.- Aseguro él, logrando concluir casi lo mismo que su mujer por pura casualidad. Le pidió a la joven que mandaran todo aquello a su casa, le daría sus datos en un momento.- Creo que exageras Belia. Violette nos ha demostrado que puede cuidarse sola, además, seguro que tiene un sin fin de amigos que le acompañan. Tienes que calmarte y confiar en ella.- Le tomo la mano.

Lo sé.-Dijo mirandolo, ¿acaso no creía que ella sabía que Violette podía cuidarse sola. Tonto cazador.-Es solo que no estaría en otro lugar mejor que en casa.-Dijo frunciendo su ceño ligeramente.-Violette es hermosa pero es...-le miró de reojo-no solo es mi hija...-Porque era cursi, comprometida con las amistades y todas esas tonterías más dignas de un Moncrieft.-no debe relacionarse con cualquiera.

Se le quedo viendo escuchando su intento de explicación. Ella estaba aferrada a su dulce pequeña, pero tenía razón, ella no era sólo una Rhamel. Se puso frente a Belia y le tomo la otra mano.- Así es, no sólo es tu hija. Es tan mía como tuya pero aun así, ella no es más una niña, o al menos, la que ha venido del futuro ya es toda una adulta y se comporta como tal. Estoy seguro que nuestra hija sabe con quien se relaciona. Belia Rhamel, Violette Moncrieff Rhamel tiene dos padres que le han enseñado a vivir en este mundo tan peligroso. No tengo duda en que nos sorprenderá tarde o temprano. Esperalo.- Y le sonrió, dando un paso hacía ella, sin inclinarse, sólo quería molestarla un poco.

Sus ojos violetas lo escudriñaron con atención, era un zalamero, cursi, enmiela orejas. ¿Porque la hacia sentir así?-Me sofocas, cazador...-Dijo girandose para darle la espalda, con las mejillas rojas por la altura de él, por su aroma a hombre que ha pasado por mucho y por la manera en como era con ella.-Sigamos caminando.-Bien, él tenía puntos a su favor. Tal vez se merecía un "Te amo" y un beso pero... lo haría despues, todo dependía de como se comportara.

Y Constantine no hizo más que reír por la respuesta de su tan especial bruja. Le soltó las manos y dejo que le diera la espalda.- Continuemos entonces.- Dijo caminando hacía ella, quedando justo a su lado, tomando de nuevo su mano, entrelazando sus dedos.- Disfruto mucho estas salidas, Belia.- Porque pocas veces lo hacían, MUY pocas veces. Le gustaba aprovechar cada instante con ella, porque aunque él acostumbraba a ser melosos y cariñoso, disfrutaba de los intentos de Belia por verse madura y poco cariñosa. Amaba con locura a esa albina sensual y peligrosa.
-Me han mandado una carta den Baticano.- Le comento, porque ya habían pasado dos semanas de aquel hecho. No, Constantine no acostumbraba guardar secretos para Belia, lo había olvidado, simplemente rechazaría el trabajo que pretendían brindarle junto a la más poderosa de los apóstoles del Papa, no pretendía exterminar seres inocentes.

Lo escuchó sin dejar ver al frente. Sus ojos violetas sin embargo lo miraron unos instantes, ¿el vaticano? aun recordaba a esa insecto ¿como era que se llamaba? bueno eso no le importaba en lo más mínimo.-Ya veo.-Dijo sin soltar su mano, acariciando su vientre con calma y suavidad. Se sentía tan en paz que no sabía como responder a aquello, ¿serían malas noticias?-¿Es algo reelevante?

-No sabría decirlo.- Dijo muy sincero, mirando al frente, cuidando de su preciosa bruja ¿Relevante?.- Para ellos lo es, pero para mi ya no tiene sentido. Pretendo dejar ese trabajo. Las cosas han cambiado mucho y no estoy dispuesto a perderte sólo porque ellos crean que eres...- Suspiro y negó con la cabeza.- Eres hermosa y eres mía, eso es lo que importa y es muy relevante.

-A mi no me importa si me creen una maldita bruja o no.-Sonrió de lado, tomando su mentón y acercándolo a su altura, acercándolo a su boca.-Porque tienen mucha razón, soy una maldita bruja que les arrancará la piel a tiras si intentan tocar lo que me pertenece.-Sus ojos lo observaron, era muy claro que hablaba de él y de su bebé, por eso, sin más le besó con más intensidad que antes, con cierta furia y cierto recelo, para soltarlo por el contrario, con mucha suavidad.-Que les quede claro, mi amor.-Susurró, sonriendo de la misma manera.

Parpadeó un par de veces cuando ella le tomo del mentón y dijo todo aquello. Estaba inclinado a su altura. Dios, que hermosa mujer tenía por pareja, que hermosa familia tendría. Era afortunado. Ese beso fue diferente. Podía sentirlo. La forma posesiva en la que le marcaba como suyo. Claro, esa mujer era peligrosa y sensual. Suspiro un poco y la miro.- Eres tramposa bruja....-Dijo encantado de ella, porque Belia pocas veces lo llamaba de esa forma y cuando lo hacía... era lo más sensual y excitante que podía ver.

Sabía el efecto que producía en él. Le gustaba tentarlo, le gustaba que él sintiera un terrible deseo por ella.-Deberías haberte acostumbrado ya.-Sus dedos acariciaron su mentón y se alejó de él lentamente, volviendo a tomar su mano-Estoy empezando a cansarme de estar aquí.-Levantó una ceja, había tantas cosas, empezaba a abrumarse.

-....-Hizo una mueca por sus palabras ¿Acostumbrarse? Ella disfrutaba que reaccionara de esa forma, estaba muy seguro de ello, pero no le molestaba, al contrario, le gustaba que ella jugara de esa forma. Era divertido seducirse de esa forma entre los dos, aunque él sera constante en sus mimos y cursilerías.- ¿Quieres que regresemos a casa o, tienes algo en mente, mi amor?

Se encogió de hombros.-Ya estamos aquí.-Le dijo mientras miraba de nuevo, sonriendo a ese "mi amor"-Quiero comer.-Tenía hambre, lo cualer extraño, ella comía pero nunca con obsesión, sin embargo en ese momento, quería comer muchas cosas. ¿El embarazo? era... vergonzoso y ridiculo.

-....Bueno, entonces busquemos algo que sea de tu agrado, cariño.- Le sonrió. Esa mujer lo hacía como quería, definitivamente, era débil ante su encanto, su sensualidad, su todo. - ¿Y bien?

Caminaron a la salida, las cosas ya estaban pedidas y se las llevarían a su dirección o por lo menos lo más cerca posible, Belia era muy territorial. Sus ojos examinaron todo el lugar, buscando algun puesto de comida. Había una fuente, varios estableimientos más y una pastelería... vendían chocolate, cafés, frappes, smothies, bagels, swandichs... dioses, ¿pastel? ¿era enserio? Desvió la mirada, algo avergonzada por querer paste.-Allí.-Dijo señalando una tienda de ensaladas.

Constantine le estaba mirando con calma, sin ser muy directo. Se dio cuenta de como miraba aquella pastelería. Sólo su Belia se negaría a sus antojos. Tan encantadora. La detuvo, no la dejo avanzar porque se quedo quieto y la atrajo hacía él sin ser agresivo, al contrario, fue suave, atento.- ¿Por qué no vamos allá?- Señalo la pastelería.- Tengo ganas de algo dulce ¿Si?

Sus labios se entreabrieron, sorprendida de alguna manera para luego recobrar su "compostura"-Si eso es lo que quieres..-Susurró siguiendolo, caminando con las mejillas algo rojas sin perder jamás esa elegancia y ese sexy meneo de su cuerpo al caminar, poco importaba si estaba embarazada o no, ella seguía siendo realmente una tentación para cualquiera.

-....-El peliazul tan sólo sonrió un poco y asintió con la cabeza.- Si, lo que yo quiero.- Dijo con cierto sarcasmo y avanzo junto a su sensual mujer. Ah~ como la miraban. Tendría que soportarlo ¿No? Porque no podía sacarle los ojos a nadie, la cosa era que debía sentirse avergonzado, porque pese a su aspecto, ella le pertenecía a él.

Abrieron la puerta, la miraron, ella los ignoró, apretó la mano de Constantin. Sus ojos violetas se fijaron en una mesa y caminó hacia ella.-Cazador.-Susurró mientras se giraba un poco y besaba la comisura de sus labios.-No mires a nadie más que a mi.-Le dijo mirandole y esperando a que le retirara l silla, él era caballeroso y cursi.. eso era lo que más le gustaba de Constantin Moncrieft... Sus pupilas se giraron. ¿Era eso pastel de canela?

Constantine buscaba un lugar por otro lado, si, su único ojo a veces no le permitía ver el todo, hasta que sintió el apretón en su mano y que su amada lo guiaba.- ¿Eh?- expreso y no espero aquel dulce beso. Belia lo ponía nervioso a veces.-...-Sonrio y asintió con la cabeza.- Por supuesto, Belia,.- Le abrió la silla.- Sólo tengo ojos para mi mujer y la madre de mi hija.- Cerro la silla y ya iba a sentarse cuando la vio girar el rostro. Sonrió.- ¿Qué es lo que quieres, cariño?

Miró sus dedos y luego apretó ligeramente sus labios.-El pastel... -Sus mejillas se tiñeron de rojo, ¿por dios! eso del embarazo la estaba afectando.-De canela y almendras.-Lo miró, amenazándolo, si él tan solo se reía, Belia lo haría papilla.-Y un té... Espera.-Dijo y luego apretó los puños.-...no esta bien.-¡Joder! también olía a pastel de manzana y queso ¿que ocurría con eso? ¿Era eso vainilla? ¿desde cuando le gustaba la vainilla?

-....-No se rió, pero si le sonrió, estaba encantado por la dulce actitud de su linda mujer. Claro, tenía que aprovechar que ella actuara de esa forma.- Muy bien, pastel de canela y té.- Ya iba a por ellos cuando le detuvo y giro a verla de nuevo.- ¿Segura?... Vamos Belia, pide lo que quieras.-

-Eso es todo lo que quiero..-Dijo mirandolo fijamente, no pediría más, no al pastel de queso ni al de vainilla, ni siquiera miraba el bagel de queso crema. Joder, era tan... irritante, más aun las personas qeu la miraban. Sus ojos violetas fulminaron a unas cuantas orbes curiosas y atrevidas.

-...Bien.- Dijo mientras se alejaba de ella para hacer el pedido. Noto las miradas, noto la de ella y entonces aprovecho la lejanía y rió de la situación.- Buenas tardes, podría darme una rebanada de pastel de canena, una de queso, un Té, un bagel de queso crema ¡Oh! y otra rebanada del de vainilla. Agregue algo con chocolate y un café oscuro y cargado.- Si, llevaría de todo un poco para su amada porque la quería verla probar todo. Regreso de nuevo donde su mujer y tomo asiento.- Listo, no0 tardaran en traer tu pastel.-

-Tardaste mucho.-Le dijo mirandolo fijamente y luego suspirando, él seguía usando su sombrero de cazador.-Basta ya...-Dijo quitandole el sombrero.-No aquí cazador.-Recargó su hermoso rostro en el dorso de su mano mientras que con la otra, jugaba con lo que le había quitado.-Iremos a comprar ropa para ti...-Sonrió de lado.-Voy a enseñar a vestirte Constantin Moncrieft...

-....No sabía que se me antojaba del todo, así que pedi de todo un poco, cariño.- Dijo mientras la miraba con toda la calma del mundo, hasta que ella le arrebato su sombrero de esa forma, la verdad ni se acordaba que lo llevaba puesto.-... ¿Es que no visto bien- Le cuestiono.- ¿Qué pretendes de mi. Belia? ¿No es suficiente con esto?