Cys y Freya - 00001(?)

-Cys...-Susurró mientras quedaba de nuevo bajo de él. Sus ojos azules siguieron el contorno de su rostro, de su boca acercarse y luego dejó escapar un débil gemido. Ese hombre la estaba embargando de emociones que nunca había experimentado.-...-Sus brazos lo rodearon y dejó que él hiciera cuanto quisiera.-Estoy bien.-Sonrió y su mano acarició su mejilla.-¿estas satisfecho?-Preguntó sin dejar de verlo, aunque aun estaba intrigada por sus reacciones, no diría nada, no era malo, quería que él lo supiera, que ella no lo odiaba, que ella lo ayudaría tanto como fuera posible.

Jadeaba estando cerca de la dulce ninfa ¿Satisfecho? No estaba seguro de ese hecho. La quería cerca. No quería beber pero quería morder, quería poseer, marcar cuanto se pudiera de ese bonito cuerpo. Tragó saliva y detuvo sus manos sobre sus piernas.-...- Le temblaron los labios. No sabía que decir o quizá, temía decir más de la cuenta...- Frejya....-La llamo con voz ronca y profunda, posesiva y demandante....- Frejya

Sus ojos azules no lo dejaban, lo observaban detenidamente, escuchandolo, sintiendo algo en su interior cada vez que él decía su nombre.-...-Sus manos se colocaron sobre las de él, por lo menos una de ellas mientras que la otra subía a su mejilla, acunandola entre su pelma.-Estoy aquí Cys Dinter, mirame.-Le pidió, necesitaba ver sus ojos, quería verlos, los extrañaba en su rostro, los extrañaba examinandola, acariciandola ¿en que estaba pensando? Eso se salía de todo protocolo, ella no estaba allí para sentir su piel, para desear que la viera, para desear que sus manos tocaran su piel. Era un hada, era una ninfa de hada y se suponía que no sería amada hasta ser un hada completa, más aun, se suponía que no tendría ningun lazo amoroso en toda su vida de feerica.

Y la miro. La mirada del lobo no era roja, era dorada, intensa porque era un híbrido, era poderoso y con aquella sangre despertaba más de lo que alguna vez intento despertar. Gruño y se inclino hacía el rostro de la ninfa. Lamió su mejilla, su mentón y sus labios. Sus músculos se tensaron. Gruño confundido y entonces se lazó hacía atrás en un salto, chillando, vuelto ahora en un enorme perro bicolor.

Se le cortó la respiración al sentir esas lamidas.-...-Sus ojos se abrieron de par en par y entonces se levantó, mirando al enorme lobo que estaba frente a ella, la habitación parecía quedarle pequeña, era gigante, había tumbado algunas cosas, otras más se le habían quedado pegadas en el pelo. Frejya rió al verlo así y luego se levantó de la cama, acomodandose un tirante que se le había caido y planchando su vestido que se le había arrugado.-No c-creo que quepas aquí.-Sonrió y caminó hasta estar frente a él, levantandose para tocar su hocico.-¿Estas agotado?-Preguntó, él no dormía y eso la preocupaba.-P-Puedes... puedes dormir c-conmigo si quieres.-Luego de un segundo se sonrojo.-n-no en un sentido raro solo, mmm solo dormir.

Cerro los ojos cuando ella se acerco. La calidez de su contacto lo relajaba, tanto que él mismo acerco aun más su hocico a ella para que no se apartara. Si, ella... ella, sólo ella podía darle algo que jamas espero de nadie. Abrió el hocico y la tomo del vestido para acercarla a él, la quería cerquita porque si, quería dormir junto a ella... mucho, mucho tiempo.

Se sorprendió un poco por aquella acción, lanzó un suspiró por ello y luego mordió su labio inferior, era un lobo hermoso.-Eres hermoso Cys.-Tocó su pelaje absorta, sintiendo también el calor que emanaba el enorme can.-¿Estas agotado?-Preguntó y cerró sus ojos, para terminar arrodillandose cerca de él.-¿Hace cuanto tiempo que no has dormido?-Le dijo y mientras se sentaba en el suelo, aun cerca de él, recargandose un poco en una de las patas de el.-¡Ya sé!-Exclamó sin hacer mucho ruido.-puedo... puedo contarte una historia ¿te gustan las historias?

Dejo que ella acariciara. Era un lobo completamente rendido a la linda ninfa. Si, ella le había dado algo especial, ella le había ofrecido lo que nadie debía ofrecer a un ser como él. Se acurruco, encerrando entre sus patas, protegiéndola ¿De qué? No sabía, pero quería tenerla bien, en perfectas condiciones. No respondió, no sabía como hacerlo, tan sólo se quedo ahí, esperando a que ella hiciera lo que quisiera y comenzará a contarle aquella historia.

-Un día en que los reyes y sus hijos fueron de caza.-Comenzó a relatar-Finn y su primogenito Osinn, fueron testigos de algo que nadie jamás, pudo imaginar.-Frejya estaba acurrucada, comoda y calitita entre el cuerpo del hermoso Lycan. Ella misma se arrullaba, pero en ese momento la historia estaba hecha para arrullarlo a él.-Vieron acercarse a una joven de una hermosura extraordinaria, que montaba en un corcel blanco como la nieve y llevaba un traje digno de una reina, con una corona de oro y un manto de seda con estrellas de oro que la envolvía.-La feerica lo miraba, lo relataba como si lo estuviera viviendo en el momento.- Al igual que su jinete, el caballo iba adornado con tiras de oro entre las crines y un penacho de plumas de cisnesobre la cabeza. «Des­de hace mucho tiempo que os busco y por fin os encuentro, hijo de Cumhal». Dijo la hermosa dama, tenía una voz armoniosa, una voz que brinda paz Cys...-Sonrió y miró sus ojos.-puedes imaginarlo? Ella no tenía comparación, no había nadie más perfecto que esa mujer...

La mirada del lycan estaba fija en un punto y era sólo en los de ella. Estaba recostado, con las orejas bajas, atento a las palabras de la hermosa joven ¿De qué historía se trataría? No recordaba haber escuchado una como esa o bueno, no era como que de pequeño hubiera escuchado muchas. Cerro sus ojos un momento y se removió, ella le arrullaba y le brindaba una paz que tenía más de 7 años sin sentir, hasta el momento.

Las manos del hada acariciaron el pelaje de él.-La doncella se llamaba Niam, era hija del rey de la tierra de la juventud.-Sus manos se movieron de nuevo y de ellas emanó un polvo dorado el cual formó poco a poco y en miniatura a una hermosa doncella con vestidos largos y rojos montada en un diminuto corcel blanco con adornos en oro.-«¡Oh, hermoso y dulce Oisin!, he suspirado largo tiempo por vos, ¿vendríais conmigo a la tierra de mi padre?».-Dijo Frejya con una dulce voz.- El hijo entonces contestó a su doncella: «Hasta allí iré y más lejos si fuera necesario os acompañaría, pero, por favor, contadme como es la tie­rra de vuestro padre».-Con esos mismos polvos, Frejya creo a un joven caballero de cabellos amielados, arrodillándose ante hermosa beldad. Todo como una representación en miniatura.

Y aunque tenía los ojos cerrados, estaba atento a lo que ella contaba, la prueba eran sus orejas que se movían a la tonalidad de la dulce ninfa. Podía imaginarlo, ella era clara en las descripciones pero un olor un tanto intenso lo hizo abrir sus ojos para encontrarse con aquellas miniaturas de polvo. Parpadeo un par de veces y no pudo evitar acercar el hocico e inhalar, curiosidad, un instinto que no podía controlar. Sacudió la cabeza y estornudo por inhalar el polvo... si, consecuencias de la curiosidad.

Parpadeo un tanto al verlo acercarse y luego pego una encantadora risa.-No Cys..-rió de nuevo y se acercó a su hocico para limpiarle un poco del polvillo que había quedado.-Has dejado a la princesa sin cabello.-Pues parte del polvo se lo había quitado él. La princesa de polvillo por su parte solo miraba al lobo pues a pesar de ser creada por magia y ser temporal, podía tener una minuscula conciencia.-Vamos... te has aburrido Cys?

Dejo que ella le limpiara pero termino por estornudar un par de veces más. Definitivamente su nariz y ese polvillo no se llevarían nada bien. La miro de nuevo. Se comportaba tan confiada en él Recordó sus palabras y en un inpulso animal le lamió la mejilla la ninfa. Se recostó de nuevo, apoyando su enorme cabeza en sus patas delanteras. Seguiría escuchando.

Cerró uno de sus ojos al sentir su lengua y luego rió.-Vale... movió sus manos y reacomodó todo, centrandose de nuevo en la historia ¿en que me quede? Oh si... la bella joven comenzó a hablar sobre su tierra de origen, y mientras lo hacía, una gran quietud inundó todas las cosas-movió sus manos y apareció más caballos pequeños- los ca­ballos dejaron de patalear,-aparecio perros- los perros no ladraron, la calma más abso­luta invadió el bosque sin que la más mínima ráfaga de viento sopla­ra entre las hojas, todos los hombres, incluido el rey la observaban maravillados por su extrema calma.-Susurró y miró a Cys, ¿estaba durmiendo? Quería que durmiera, que descansara, esperaba haber causado ese efecto.

Y por mucho que quiso escuchar la historia completa no pudo porque cuando menos se lo espero, había quedado profundamente dormido bajo los efectos de esa hermosa mujer, de su dulce y tranquilizadora voz, de todo cuanto la conformaba cono ser, su adoraba e indiscutible chica.

Frejya no terminó de contar la historia. Sus ojos se habia centrado en el lycan y su cuerpo había terminado por acurrucarse cerca de él. -Esta bien Cys.-Dijo acariciando su cabeza.-Duerme, descansa y llenate de vida, hermoso ser de luz.-Sonrió y entonces besó su cabeza, un beso suave y ligero para continuar con los ojos abiertos, sintiendo el calor del enorme can y quedandose poco a poco arrullada por él. Por la paz que había.

(*O* tan hermosos ;u; asdasdads)