Adras y Adaira -soy tu amo-

¡No! Ella no quería sentir dolor ¿se podía sentir más después de todas esas sensaciones tan deliciosa? Y ¿dolor? No se lo podía imaginar y no era como que lo estuviera imaginando, no podía sacarse de la cabeza a ese salvaje dragón, a ese enorme hombre que dominaba sólo con la vista. Solo con sonido de su voz.

Escucharlo tan cerca la hizo rendirse más a él, inconsciente por su sensualidad y su masculinidad, dejo que ese macho la tomara a su gusto, que la disfrutará tanto como ella lo estaba disfrutando.

Cerró los ojos con fuerza.- ¡Ah!- Gritó de dolor porque ese enorme falo intentaba penetrar su estreches, cada vez era más y dolía. Se inclinó hacia adelante buscando algo de que sostenerse. Le dolía, sentía como vada vez se hacía más grande, más grande. Grito de nuevo y tomo u. Mechón de cabello del moreno. No lo hizo con la intención de lastimarlo, sólo quería sostenerse de algo, se triste más segura mientras el dragón la tomaba.

Sollozo y de sus ojos un par de lágrimas se derramaron porque dolía, porque aunque él intentaba hacerlo "Suave" para acostumbrarla, seguía doliendo. Gruño jalando más de su mechon, cada que entraba más y más desgarraba lo poco que le quedaba de virginidad humana. Quería sostenerse más, necesitaba algo que le brindará seguridad y en su doloroso extasías busco como sostenerse completamente del dragón.

-Adras... A-Adras Me...ah~... ¡Ahhh!- Encajo sus garras en la espalda del moreno pegando su boca por debajo del hombro. Lo rasguño porque él continuó tomando lo que Adira nunca imaginó que le entregaría a un dragón en forma humana. Lanzó su cabeza hacia atrás, curvando su sensual cuerpo, sintiendo por fin esa enorme polla dentro de su cuerpo...

Era suave y seductora, cada vez que la miraba, cada vez que ella botaba contra sí lo volvía loco... demente.-...-Sus dedos se clavaron en sus muslos mientras la sostenía, metía su verga cada vez más hasta que sintió la delgada membra que lo separaría de su virginal placer.-Solo será una vez...-Susurró subiendo sus manos, tomandola de la carne de sus gluteos y arremetiendo con fuerza hasta entrar de una sola estocada.-....A-Adaira...-Gruñó mientras sentía su verga vibrar, ¡joder! Eso se había sentido muy bien, el calor, la fiebre de placer que lo había azotado era animal, casi salvaje. Sus pupilas se dilataron, el iris de sus ojos se alargó como las de un reptil, sus colmillos de dragón se azomaron en su boca y las garras salieron ligeramente contra esa aterciopelada carne.-Si...-Sonrió de lado, salió un poco y luego volvió a empujar, salió de nuevo y empujo con la misma rápidez, con la misma precisión. Adaira había despertado a su bestia.

El dolor la azoto por unos segundos. No sabía cómo debía explicar aquello, no había punto de comparación, jamas había actuado como una humana y ahora que lo hacía, jamás imagino que ser poseída por un macho de esa magnitud mientras no era temporada sería tan... ¿interesante?

Cada empujón por parte del dragón era un gemido, uno repleto de dolor y a la vez de placer. Grito durante las primeras estocadas porque junto con el desgarre de esa membrana, un poco de sangre no sólo pintaba la polla de enorme dragón salvaje sobre ella, también sus garras que se habían encajado en sus precioso glúteos.

-A-Adras... ¡Agk!- Se quejo y aparto sus manos de la espalda del macho para sujetar sus mejillas. Lo acerco a ella agitada, sintiendo aun el golpe en su interior, no sabía, no entendía las sensaciones pero... él tenía que... ella pensó que...- P-Por favor... d-despacio...- Gimió de nuevo, dolía, era delicioso, pero dolía.- D-Duele....- Dicho eso, gimió de nuevo, él no se detenía, había notado su mirada, era hermosa. Sin duda un dragón poderoso. Se abrazó con fuerza a él, jadeaba y gemía en su oído con una voz tan suave, femenina, encantadora.- P-Por F-F-Fah~... Favor

Cada gemido, cada suplica ¿porque no había usado la palabra de seguridad? Ni siquiera le había explicado nada, era una bestia, un bruto "Es mi naturaleza" Se justifico y lejos de detenerse, lo aumentó, sus ojos de reptil brillaron en un hermoso casi verde y casi amarillo, no había un concepto definido para el color de las pupilas de un dragon excitado y hambriento.

-Adaira-Gruñó lamiendose los labios y bombeando con más fuerza, soltar sus gluteos y pegar sus palmas a las de ellas, subiendolas hasta su cabeza y entrelazando sus dedos con fuerza sin detenerse. Gruñía cada vez que salía, cada vez que entraba, su su mente se volvió negra, oculto su rostro entre el cuello de esa dragona que lo había descontrolado y luego de algunas dolorosas y duras estocadas más, eyaculó.

Adarira grito. No fue exactamente por placer, todo comenzaba a nublarse, sabía que él estaba sobre ella, sabía que su entrepierna escocía pero ya no sabía como regresar del todo. Podía sentir como aquel enorme dragón se descontrolaba sobre su cuerpo, cómo su aliento termino sobre su cuello, tan fuerte, tan viril y después, cómo algo espeso la llenaba o algo parecido. Se arqueó tanto como pudo aun con el cuerpo del macho y en su no saber que más, perdió la razón de su todo cerrando sus ojos, perdiendo la fuerza con la que nunca intento zafarse de aquel dragón.

El espasmo duro varios segundos más, la razón volvía poco a poco.-Joder...-Gruñó al verla ¡Joder! Su cuerpo se tensó, no podía simplemente salir de ella de esa manera, estaba enganchado en su intimidad ¿Desde cuando copulaba así con una humana? ¡JAMAÁS! Jamás se descontrolaba ¡eso no tenía que estar pasando así! Adras tomó el cuerpo insciente de la pelirroja y poco a poco salió de ella, era lento, intentaba no lastimarla más de lo que lo había hecho pero aun seguía dura, era un demonio ¿y acaso le importaba? No. Lo cierto era que no se arrepentía de nada de lo que había hecho con ella, a decir verdad si pudiera lo volvería a hacer.. y podía. Pero no era el momento indicado, no porque ella era humana y era fragil en consecuencia. La levantó de su cama con cuidado y la cargó con la misma delicadeza, ella era más pequeña que él y él había usado la mayor parte de su fuerza ¡y era virgen! Se suponía que debía ser cuidadoso. Estab molesto, estaba enojado por no haber podido controlar ese deseo, ese aroma.

-Voy a curarte.-Le dijo recostandola sin detenerse a pensar que ella no le escuchaba. Caminó de vuelta a su alcoba y cogio la toalla, la amarro de nuevo a su cintura y sacó de un cajon un kit de higiene intima, algunas gasas y una crema para la inflamación o el posible daño que le había generado, además utilizaría su sangre, era curativa y muy presiada.

Adaira estaba perdida en un sueño profundo, Su cuerpo había perdido sensibilidad por la fuerza que aquel dragón había utilizado al realizar aquel acto con ella. Si, su cuerpo estaba irritado y su sexo estaba mal herido, había sido demasiado rudo y no había más que hacer, estaba en manos de ese hombre hasta que ella regresara de su inconsciencia.

Había regresado a la habitación de ella. Llevaba una toalla tibia que puso debajo de sus glúteos, pasando las orillas por sus muslos y en los labios mayores de la vulva de Adaira. Entonces mordió la punta de su pulgar y empezó a frotar la sangre dentro de la vagina de la chica, despacio, suave y firme, no pensaba hacerle más daño del que ya le había hecho.

-¿Que hay de diferente en ti?-La miraba serio, sin dejar de frotar hasta que sintió que era suficiente.

Un sueño interesante envolvió el inconsciente de la dragona. Se miraba a ella misma en aquel mundo mágico mientras disfrutaba en compañía de sus dos pequeños, eran tan hermosos. Ella había cometido un error, enamorarse del dragón equivocado pero no se arrepentía de haber dado vida a ese par de dragoncillos. El mayor se llamaba Thiago, era un dragón valiente y siempre intento protegerla a ella y a su hermano sin importar el peligro y el menor Senén, era tan lindo, delicado y sobre todo amable. Sus dos hijos ern diferentes pero se complementaban, estaban destinados a ser fuertes, poderosos y apuestos dragones pero la guerra en su hogar le otorgo su más dolorosa perdida. En su sueño paseaba junto a ellos, ellos querían crecer y ser poderosos para que su madre no tuviera que cazar más, ellos querían hacerlo por ella... Si, recordaba ese día, habían paseado, aprendían a volar y esa noche Thiago había lanzado por primera vez llamas desde su pequeño hocico.

En el mundo real, su cuerpo aun estaba inmóvil, delicado, sólo uno de sus ojos derramo una lagrima, la forma en la que ellos habían muerto fue muy injusta... demasiado.

Levantó su vista de inmediato, pudo oler el aroma salado de aquella gota de agua. Sus ojos frios se clavaron en ella y se sorprendieron al darse cuenta que su cuerpo reaccionaba solo, llevando un dedo para limpiar aquella lagrima que caía por su mejilla. Era un gesto que ni siquiera él lo había pensado, esa dragona le estaba cambiando, era diferente con ella, lo descontrolaba.. eso no le gustaba. Se levantó luego de un momento y tomó unos short de seda, colocandoselos con cuidado al igual que una camisa de tirantes del mismo materíal, todo era suave y delicado para ella en ese momento.-Estaré afuera-Le dijo saliendo de su cuarto para caminar al suyo y cambiarse. No le gustaba perder el control de sus acciones y menos contra una sumisa principiante como Adaira.

Y la dragona no reacciono, al menos no lo haría hasta haber pasado al menos toda aquella noche, su cuerpo estaba exhausto, ese dragón había tomado bastante de él pero una cosa era segura, Adaira tenía la capacidad de analizar la situación, e incluso adaptarse pero bueno, eso pasaría cuando despertara y percibiera todo cuanto las acciones del dragón hicieron y harán en su cuerpo.

Y así, pasadas las horas, el cuerpo de la dragona sano gracias a las atenciones que el mismo dragón. Ella se removió en la cama, se quejo y justo después de unos segundos sus ojos se abrieron ¿donde... qué...? Adaira estaba confundida.

Adras por su parte ya estaba vestido, usaba un pantalón y camisa de vestir negra, acentuada por su larga cabellera obscura. Estaba en un rincón de la sala, con las pantallas holograficas que simulaban una ventana mostrando un cielo nocturno, depués de todo estaban dejabajo de la tierra, en el exterior era de noche también. Reconstruyó los hechos. El la iba a domar, ella estaba sediendo, él no pudo evitar seducirla, ella se había entregado y él se había descontrolado. Era absurdo incluso pensarlo, no podía ser. No podía desear a la dragona. A diferencia de los lobos, vanirios,bersekers, vampiros, hadas y otras especies, los dragones no estaban atados a una pareja de vida fuera de su voluntad, ellos, en cambio las elegían, analizaban las compatibilidades y se guiaban por la cadencia y las feromonas que desprendían. Y Adaira lo había noqueado de una manera poco... usual par alguien de su raza.

Miró de reojo la habitación donde ella estaba, él estaba a obscuras y ella estaba despierta. Bebió un poco de vino tinto y dejo que la música de Tchaikovsky lo acompañara, la música humana lo relajaba.

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Intento sentarse el en colchón pero un sólo movimiento le escocía el cuerpo. Dios, su entre pierna ardía pero... no dolía, la sensación era simplemente extraña, no pensó exactamente en lo que había pasado con el dragón o bueno, no podía asimilarlo aun porque se sentía confundida, extrañada por todo, había tenido un sueño y después ahí estaba, desnuda, miro a un lado y miro la ropa, sin duda era para ella, se movió, apretó los labios por la sensación y justo cuando intento ponerse de pie... termino en el suelo, la fuerza en sus piernas aun no las recuraba. Se sorprendió, se avergonzó pero eso no iba a detenerla, tenía que entenderlo todo, tenía que comprender ¿Por qué había sucedido todo de esa forma?... <<Adras>> pensó y frunció un poco el ceño pero... se abrazó a ella misma, no podía culparlo, no cuando no hizo nada para detenerlo. Se sonrojo tanto como su entrepierna y... sólo quería escuchar una explicación ¿De eso trataba el juego?

La musica seguía sonando y él se había perdido en entre un violín y otro. No podía centrarse en sus pensamientos, divagaba. La situación con la diosa era dificil, el juego que comenzaba también.

-Joder.-Se levantó al escuchar como caía, iba ir a por ella pero se detuvo, apretó sus puños ligeramente y caminó a la barra, sirviendose otro trago más. ¿Que estaba haciendo? Ella seguramente no sabía de que se trataba, sin embargo no podía ir... no... no debía ir, violar su privacidad más de lo que había hecho. Él no la forzaría más, no de esa manera.

No esperaba que él fuera a por ella, se esforzó para ponerse de pie, después de todo estaba acostumbrada a ello, tenía que hacer las cosas por su cuenta, no quería tener pensamientos negativos ni mucho menos... no sabía lo que quería en realidad. Apretó los ojos con cierta fuerza y se puso de pie, las piernas le temblaban, era... una sensación indescriptible, trago y tomo la ropa. Fue un martirio ponerla porque por poco caía de nuevo un par de veces pero después de unos minutos logro vestirse o al menos ponerse la diminuta ropa que el moreno había dejado para ella, no era de cuero, era un alivio.

Ahora tenía que enfrentarlo, ella no era la clase de Dragona llorona y estúpida que esperaba que el macho lo hiciera todo, no, no cometería el mismo error dos veces, además, lo que había pasado con Adras, no sabía como llamarlo y esperaba que él le ayudara a entender. Cerro sus ojos y sacudió su cabeza. No había olvidado lo que había sucedido, se sonrojo pero mantuvo la frente en alto, avanzo con torpeza hasta la puerta y la abrió.- Yo... Adras necesito ayuda.- Dijo entonces con un tono de voz tranquilo o al menos quiso intentarlo, pensó que sería estúpido molestarse con él porque no había sido sólo su culpa, fue responsabilidad de ambos o algo así.

Soltó la copa en la barra con cuidado y se giró para tomar una bolsa de marca y sacar su contenido. El dragón abrió la puerta y la miró más vestida de cómo la había dejado, ahora usaba ropa que la cubría un poco más.

-Necesitas sentarte.-Le indició con cuidado, acercándose a ella y cubriéndole los hombros con una bata de seda negra, tenía inscripciones en el lado derecho del pecho, decía “Drachen” que significaba Dragon en Aleman, lo cual indicaba que ella le pertenecía a él.-Con cuidado.-La ayudó a avanzar a un sofá.-¿Tienes hambre?-Preguntó alejándose de ella con suavidad. Su voz no sonaba helada ni tampoco cargada de deseo como lo había hecho antes, en cambio sonaba aterciopelada y tranquila.

Lo escucho avanzar y justo cuando entro a la habitación, su piel se erizo un poco, claro, fueron unos nervios desconocidos pero supuso que era por lo que había sucedido ¿era así cómo reaccionaban los humanos? Sin duda, eran seres muy extraños.

-Gracias...- Dijo mientras se sujetaba de él después de ser cubierta por aquella bata a la que no le puso mucha atención, no aún. Avanzó junto a él hasta un sofá y se le quedo viendo unos segundos. Tenía que sentarse pero ¿y si dolía? Quiso reírse de ella misma pero no tenía sentido hacerlo. Negó con la cabeza cuando ya estaba cómoda en el sillón. Se le quedo viendo fijamente al escucharlo hablar, Adras actuaba diferente ¿era su forma de disculparse? Se abrazó a ella misma, aferrándose a la bata que le cubría, era suave y aunque delgada, le cubría, pero fue esa forma de hablar que la hizo sentir como en casa.

-Eso... Eso puede esperar Adras...- Dijo mirándolo a los ojos. No se iría por las ramas, tenían que solucionarlo todo en ese preciso momento.

Se detuvo a observarla, le debía respuestas, era un ser de palabra, no le ocultaría nada... nada que no fuera necesario de ocultar.

-No seguiremos hasta mañana.-Sus ojos azul marino le examinaron, al parecer se recuperaba poco a poco, levantó su menton con su dedo índice.-No sabía que eras virgen Adaira.-Su expresión seguía inmovible.-La sangre del cuerpo de una mujer virgen, es exquisita.

Abrió un poco los ojos de más ¿Seguir mañana? Abrió la boca pero no supo que decir exactamente, tenía que aclara sus dudas ¿Es qué harían algo como eso nuevamente? Tragó saliva, bien, quería una explicación má que clara de todo pero entonces sintió el dedo en su mentón y volteó a verle a es epar de hermosos ojos azul mariono, los de adaira por su parte eran de un hermoso color amatizta.- ¿Virgen?- Cuestiono algo confundid.- Yo...- Cerro la boca y frunció el ceño.- No entiendo aun muchos de los terminos humanos Adras pero...- Tomo la mano del dragón y no aparto sus ojos de él.-... yo quiero entenderlo. ¿Por qué las cosas terminaron de esta forma? ¿A qué clase de juego pretendes involucrarme? o más bien ¿En que clase de juego estoy ya involucrada? yo...- Apreto los ojos, un mal movimiento en su asiento le hizo sentir un ardor en su entrepierna.- ¿Q-Que quieres decir con exquisita?

Su ignorancia era increible. Eso le hizo sentir molestía ¿y que si alguien más la tomaba? Si era más cruel y más sádico de lo que él había sido, frunció el ceño por ello.-¿Porque has venido a la tierra, dragona? -Se alejó un poco, pensar en todo lo que Adaira no sabía era... ¿sabría acaso que una mujer humana tenía anatomicamente menos fuerza que un macho? ¿Sabría de la ovulación? -Nunca has copulado Adaira, la virginidad es solo un termino que se refiere a ello. Cuando una mujer es "virgen" tiene una delgada membrana llamada himen, generalmente se le atribuye a las virgenes. Cuando copulas el himen se rompe y puede llegar a sangrar.-Negó.-La sangre pura de tu himen afecta las hormonas de mi cuerpo, es como una comida deliciosa.-Se encogió de hombros y se giró para ir por otra copa de vino.-Lo entenderas mañana Adaira. Es mucha información por hoy.-Tendría que empezar de cero, lo cual haría muy dificil su trabajo. Tensó la quijada, era peligroso

Abrió la boca pero no pudo decir mucho o más bien nada. El dragón oscuro parecía muy molesto ¿Por qué? No estaba segura pero ya lo sabría en ese o quizá otro momento ¿No debería estar ella enojada? No importaba o... no estaba del todo segura. Adras en tonces explicaba sobre el himen y la sangre de una virgen y...

-¡Por supuesto que no he cupulado con nadie!- Y la verdad era qye esas palabras ya no tenían validez, después de todo, lo había hecho con él...- ¡No! Quiero que me expliques ahora ¡Adras!- Intento lebantarse pero apenas se puso de pie regreso al sillon de senton. Gimió por el ardor y no fue de placer, claro que no, fue doloroso. Cerro los ojos e hizo puño sus manos.- Se que fue una estúpidez venir aquí sin conocer costumbres y de más pero ¿Qué podía hacer? sólo quería vivir, el mundo del que vengo es un caos, los dragones comenzaron a ser cazados, uno a uno caían ¿Iba a quedarme ahí y permitir que mis...-apreto los labios y levanto la frente en alto, respiro profundamente.- Vine aqui para salvar mi vida Adras y estoy intentanto con todas mis fuerzas entender todo esto, este juego tuyo que...- suspiro de nuevo.- ¿Acostumbres hacerlo muy seguido?- cuestiono- romper el himen de las chicas...- Si, ¿Así se llamaba, verdad?

Gruñó al escucharla, avanzando hasta ella y colocando sus manos en ambos lados del sofa,inclinandose y acorralandola de esa forma.-Suelo saber antes si esta roto o no.- sus ojos se afilaron ligeramente,ella no tenia la culpa, la tenia él peroaun asi era dificil controlarse, estaba molesto por muchas cosas. Agacho la mirada aun sin verla. -Tendras que aprender muchas cosas antes de que pueda seguir instruyendote en este mundo, Adaira.-Negó y luego levanto la mirada a ella de nuevo,.-Tu primera vez fue muy agresiva, pequeña, tienes que descansar...-le levantó el menton, estaba serio cuando le habló.-no dolerá tanto las proximas veces.

Abrió un poco los ojos de más cuando la acorraló, pero fue aún más extraño que él no le viera a los ojos mientras hablaba. No necesitaba ver sus oscuros ojos para saber que estaba molesto ¿con ella? ¿Por qué no le había dicho que aún tenía su himen? ¿ porque le había desagradado por completo lo que había sucedido? Miraba su oscura melena manteniendo sus manos sobre sus piernas sin tensarlas.

-No me preguntaste...- Susurro y no hablo hasta que le tomó el mentón ¿próximas veces? ¿Se repetiría y más de una vez? Apartó su mentón de la mano del macho y con las suyas tomó sus mejillas.- No me trates como a una niña Adras, sé que tengo mucho que aprender y si no hay tiempo, será mejor que comencemos ¿si? No soy tan frágil como lo parezco, soy una poderosa dragona.

Sus orbes obscuras la miraron, decía todo como si fuera tan fácil, como si todo fuese sencillo. Se alejó en un suave movimiento, avanzando a una de las barras de la sala de estar (me perdí en donde estaban XD creo que en la sala, supongamos que hay una barra allí también). Él no solía beber tanto pero en ese momento el alcohol era lo único que lo mantenía tranquilo, enfocando sus sentidos en otra cosa que no fuera ella.

-¿Que quieres saber?-Bebió un poco de vino mientras tomaba asiento en un sofá frente a ella.

Se le quedo viendo mientras él se movía y al parecer se aferraba a esa extraña bebida ¿qué si la conocía?¡por supuesto! Era completamente asquerosa, a su parecer porque el moreno sí que la disfrutaba.

Ella negó con la cabeza cuando él le hizo esa pregunta y se removió en el sofá, no se iba a quedar para siempre sentada en ese lugar. -Lo que yo quiera saber no importa. Tú me metiste a tu juego, no entiendo la razón por la que me elegiste. Un juego donde el contacto tan... Íntimo es primordial. Explícame las reglas, enséñame lo que necesitas que sepa para que ganes tu juego y después...-Sonrío aunque no con total sinceridad.- eso no importa. Yo te escucho, Adras.