Adras y Adaira -soy tu amo-

Podía olerla... tan delicioso.

-Cereza...-Sus pupilas se dilataron, mirando de reojo donde la habitación de Adaira sin perder la calma, su expresión seguía seria e impenetrable, pero su pene estaba duro, erguido por completo e hinchado por el flujo de sangre que corría velozmente a traves de él. El aroma de la pelirroja entraba en sus fosas, lo llenaba y lo encendía como nunca. Abrió con más fuerza la regadera y lavo su cuerpo sin prestar atención a su miembro adolorido, cerró la llave luego de algunos minutos y amarró una toalla a su cadera, estaba escurriendo, pero no se secaría de más, no cuando el agua fria apenas y calmaba su deseo.

Adaira encontró el punto. Toco por sobre la tela de nuevo y se mordió el labio. Sintió sus piernas temblar, fue tanto que termino en el puso abrazándose a ella misma. Estaba agitada con los ojos cerrados ¿En que había pensado justo cuando se tocaba esa parte de su cuerpo?

Sacudió la cabeza, no podía sacarlo de sus recuerdos. Adras tenia unas manos enormes, apenas había rozado su piel pero... De nuevo negó con la cabeza... No debía pensar en él así... No porque ella estaba saliendo... Con... Abrió sus ojos y se sintió confundida, ¿Por que cuando pensaba en Adras sentía en el ambiente un dulce aroma a ciruela y cuando pensaba en el alfa todo ese olor se volvía putrefacto? Sollozo con suavidad.

-Adras...- Murmuro y supo que tenía que ir a buscarlo, tenia que esforzarse por ella y por él, porque... No sabia el porque, pero lo iba a ser... O lo iba a intentar. Se levanto, las piernas le temblaban y su entrepierna hormigueaba, jadeo y se apoyo en la pared ¿Que le estaba pasando? Era extraño, ahora se sentía como cuando estaba en temporada... ¿Era igual con los humanos? No... ¿O si?

-A-Adras... ¿Que me esta pasando?- Pregunto al aire, porque estaba sola. Se sentía totalmente caliente, estaba ardiendo, era su esencia, era una dragón roja después de todo, su elemento era el fuego.

Había tomado una pequeña caja negra, era lo primero con lo que empezaría con ella, era algo sencillo y muy estimulante. Miró de reojo la puerta y en ese momento un intenso aroma lo golpeó, haciendo que sus pupilas se dilataran y su entrepierna endureciera aun más, empujando la toalla y emarcando su enorme bulto. Adaira lo llamaba y la manera en como lo llamaba lo estimuló, cerró sus ojos unos instantes para disfrutar de aquel aroma mientras ella seguía pidiendo por él. Sonrió de lado y abrió la caja negra; la pequeña Adaira había encontrado su punto de placer y ahora su cuerpo le exigía más contacto, le exigía lo que ella siempre había necesitado.

-Delicioso-Dijo respirando y lamiendo sus labios por el deseo, sabía que en el caso de las mujeres humanas su punto de placer se encontraba en el clitoris, mientras más hinchado y mojado estuviera, más estimulante sería el contacto. Y era eso precisamente la fuente principal de su esencia, allí se encontraba lo más puro de un una femenina, la fuente de vida, una miel que tantas veces se había derretido en su lengua, solo había que apretar un poco con sus dientes y entonces toda la miel se derramaba... era exquisito y esperaba hacerlo pronto con Adaira antes de que ella volviera a recuperar esa fastidiosa ignorancia de su cuerpo.

-¿Ocurre algo Adaira?-Habló.-Si tienes dudas tendrás que venir a preguntarlas.-Sabía que ella lo escucharía, no sería una dragona si no.

Lo escucho. Apretó los ojos y ¡Por los Dioses! Su cuerpo era demasiado injusto, era la primera vez que ese cuerpo humano reaccionaba de tal manera ¿Estaría enferma? ¿Temperatura? Había escuchado de alguna compañera del trabajo que uno de sus hijos había enfermado de eso y se lo explico pero ¿Era así de intenso? Jadeo y por poco caía al piso pero logro sostenerse de un mueble junto a ella. Frunció el ceño y con las fuerzas que tenía avanzó hasta sujetarse de la puerta.

-¡Maldición! ¿Q-Qué me hiciste?- Le grito mientras abría la puerta ¡Al diablo si sólo vestía ropa interior! sentía que la quemaba, quería quitárselo todo... agua... si, el agua iba a ayudarla pero... Abrió la puerta y se tambaleó al avanzar, apretó sus piernas... Quería regresar a la normalidad... ¡ya!- ¡Adras!- Le grito un tanto enojada pero a al vez un tanto excitada, decir su nombre era delicioso... lo saboreaba y podía sentir en su boca la mordida a una jugosa ciruela.

Adras salió, no se molestó en cambiarse siquiera, tan solo se recargó al marco de la puerta y cruzo sus brazos a la altura de su pecho. Ella era sexy y ¡mierda! su voz, la manera en como olía. La observó unos instantes y luego avanzó.

-Yo no te hice nada.-La levantó del mentón, como si estuviera haciendole un chequeo- Es el deseo y placer humano, solo es dragona...-Sonrió de lado, era mucho más alto que ella y mucho más fuerte en todos los sentidos, someterla se le antojaba más que otra cosa.-no digas groserias.-delineó sus labios.-podemos usar esa boquita tuya para cosas más placenteras.

Afilo la mirada cuando le tomo del mentón. Odiaba que él fuera más alto y fuerte ¡Maldito dragón! Alto, fuerte, apuesto, amable, paciente... Adras... Cerro sus ojos cuando delineo sus labios y termino por morderse el inferior cuando termino. Jadeo e intento apartarse de su mano. Se sentía aun más caliente. Dio un paso hacía atrás o lo intento.

-¿Q-Qué estás...- Se abrazó y su sonrojo aumento un tanto. No soportaba ese calor, lo miro y se acerco a él.- A-Adras...- Apoyo sus manos sobre su abdomen desnudo, sus labios temblaban, lo miraba hacía arriba... no sabía que hacer ¿Cómo se quitaría todo aquello?... quería pedirle agua pero... termino inclinándose para respirar y poder percibirlo, era él quien olía tan delicioso.

La observó con toda la calma que podia mantener en ese momento, sus ojos de un azul marino la examinaron de pies a cabeza, ella olía delicioso.

-No te he dado permiso de tocarme-le dijo tomando sus manos y alejandolas de su cuerpo.La miro asi, bajo ambos brazos y luego se inclino hacia ella, una mano subio por su espalda, enderezandola mientras la otra la posaba en su cintura.-shhh.- susurró.-quieres que te quite esedolor, dragona?, dime... quieres que yo lo haga?

¡Dios! No aguantaba más. Adras era un dragón desalmado. La miraba "sufriendo" y no hacía nada por ella ¿No era obvio que quería que él la ayudara? Sintió el tacto, levanto su mirada a él abriendo su boca la cual le temblaba. Se estremeció entre sus manos ¡No, él no debía seguir tocando! Era el culpable de todo, su olor, su altura, su escultural cuerpo, cada facción de su rostro, su seguridad y la forma demandante en al que pedía las cosas ¡Si! Él era culpable de que su cuerpo se sintiera tan caliente.

Su respiración estaba agitada, se lo diría porque si, quería que el se hiciera responsable de sus acciones, de haberla hecho sentir curiosidad por algo en lo que jamas pensó.

-S-sólo haz... Ah~... hazlo... Adras... ¡Por favor!- Grito eso ultimo y de nuevo su cuerpo se contrajo, comenzaba a irritarse por la sensación de vació y soledad en su cuerpo.

"Por favor" las palabras magicas. ¨Sus manos bajaron a su trasero y agarrandolo de cada cachete, la empotro contra él y olfateo su cuello. Olía muy bien y eso le gustaba.-Regla nu`mero uno.-Susurró, tumbandola contra su cama y mirandola desde lo alto.-Siempre pediras las cosas por favor.-Se inclinó, olisqueando por sobre sus senos, bajando a su vientre lentamente.-Existen cosas que te gustan y otras que no, tendras que decirmelas.-Le sonrió y sus manos se colocaron en sus caderas. -Eres nueva en esto y tendré que enseñarte.... hasta que te acostumbres...-se alejó.-tocate frente a mi, dragona...quiero saber que es lo que te excitó tanto.

No espero las acciones del dragón. Se sujeto de él cuando la cargo de esa forma ¡¿Donde estaba tocando?! Se alarmo un poco pero la cercanía del dragón fue tan agradable que estuvo apunto de abrazarse a él, hast aque la lanzó contra la cama.

<<¿Reglas?>> Se dijo a ella misma con nervios, jadeante. Bueno, parecía que la primera regla no era tan difícil, ella costumbraba a pedir las cosas por favor. Se estremeció de nuevo.

-A-Adras...- Suspiro retorciéndose bajo su cuerpo, sus acciones y su tan embriagador olor. La segunda la dejo con la boca abierta ¿Tocarse frente a él? ¿Cómo lo había hecho a solas? No reacciono pronto ¿Hablaba enserio? ¡Dios! no podía más Llevo las manos a su rostro pero tan sólo toco su labio inferior.- ¿P-Por qué?... Ghn!... ah~...- Se abrazó, ardía más ¡Estaba más caliente? Su trasero, sus pechos, su vientre... ¡Ah!

-No...-Le dijo mientras levantaba las manos de ella hacia arriba.-Deja que tu cuerpo lo sienta...-acarició su labio inferio.-No lo muerdas Adaira.-Sus ojos estaban consumiendola, quería devorarla en ese momento.-Quiero que escuches lo mucho que puedes disfrutarlo....-sonrió de lado.-tendré compación por ti.-Una de sus manos empezó a bajar por su cuello,por en medio de sus senos y luego por su vientre, abarcando todo lo que podía.-Pero antes... pidelo por favor.-Sus ojos se afilaron, obscureciéndose más.

No entendió. Tenía sus manos sobre su cabeza. Él no la dejo tocarse ni siquiera a dejaba morder su labio. Quería ocultar de alguna manera todos esos ruidos. Era vergonzoso pero ¿Qué le estaba pasando? Seguía cuestionándose eso, ¿por qué cedía a él? ¿Por qué quería que esa mano continuara pese al ardor que dejaba como rastro sobre su piel.

Había lanzado su cabeza hacía atrás, sus pechos bajaban y subían por la agitación y la piel se le erizo cuando se detuvo en su vientre. Trago y de nuevo iba a morder su labio. Apretó sus ojos, su mirada, la mirada de él.. ¡No! Lo miro fijamente, notando la dilatación en su mirada, la forma en la que se afilaban y oscurecían... Todo en ese se vino abajo, su cuerpo cedió a el macho que la sedujo con su poder, sus palabras y caricias.

-Adras... No... por... Adras por fa... favor.. e-enséñame....- Y dijo esa ultima palabra casi en un susurro ¿En serio era ella quien le decía eso?

-perfecto-susurró inclinandose a su oido y empezando a oler, acariciar con su nariz. Con una de las manos la sostenia las manos de ella mientras que con la otra empezaba a explorar desde su vientre hasta sus muslos, mas no tocaba allí, aun no era elmomento.-existen zonas erogenas, zonas dknde hay mas placer que otras.-subio su mano, abarcando unl de sus senos, masajeandolo, apretandolo como esponja.-los senos humanos son muy erogenos, despues esta el vientre bajo...-deslizo su mano otra vez hasta esa áreay luego empezo a acariciarsu monte de venus.- y aqui... desde el monte de venus de la mujer.. y todasu vulva.-susurró contra su cuello, el cuerpo de Adras estaba desnudo a excepcion de esa toalla blanca que cubria sus caderas, sinembarho, ni siquiera eso seria capaz de ocultarsu enorme elección, ni tampoco el inmenso deseo que sentía por ella.

Jadeo cuando la sujeto de las manos dejando expuesta sólo para él. Se removió un poco, no estaba acostumbrada a ese tipo de tratos, porque aunque estuvo con el alfa, nunca dejo que se para de la linea ¿Por qué con Adras incluso deseaba que lo hiciera? ¿Por qué con ese dragón sentía que debía dejarlo hacer y deshacer con ella? ¿Por qué creía que incluso ella podía hacer y deshacer con él? ¿Por qué se hacía tantas preguntas?

Sentía su sexo mojado, palpitando de una forma extraña, como rogando por algo ¿El qué? No estaba segura. Cerro sus ojos le susurraba, tocaba sus piernas y ella sólo se retorcía,se arqueaba un poco ante las sensaciones. Respiraba muy agitada y sentía que todo era tan caliente. Sus enormes manos sobre su piel.

-¡Aahh-hh!- Apretó los labios cunado comenzó a tocar su pecho. Estaba tan sensible que incluso fue un tanto doloroso.- Adras... Espera... ¡Adras!... ¡Gk!- Las piernas la dragona apretaron se apretaron con fuerza cuando él comenzó a acariciar aquella zona tan sensible o al menos el comienzo de la misma. Adaira ya no tenía sus ideas claras, ya no tenía más preguntas en su cabeza porque por mucho que intento liberarse, su cuerpo cedió a las manos del macho que le enseñaría y su cabeza... bueno, en esa la había perdido en el momento en que ella había explorado su cuerpo percibiendo el olor que sólo provenía del dragón.

Sonrió por dentro.

-No has dicho por favor.-Su nariz empezó a descender al igual que sus manos, las cuales bajaron por su vulva por sobre la ropa.-Estas llorando porque algo te llene aquí dentro preciosa.-Sus dedos empezaron a sobar en circulos su centro, su braga estaba húmeda sus dedos se resbalaban por sobre el cuero de aquella prenda y ella, por los dioses, estaba tan sensible que no podía evitar exitarse al escucharla. Sería delicado con ella, por ser su primera vez intentaría no perder el control ni los estribos... ni el poco juicio que aun tenía. Sus dedos empezaron a frotar con más fuerza, dando circulos por todo su clitoris, mientras estiraba su pulgar y empezaba a penetrar su vagina, su mano era grande, podía abarcar toda su intimidad con la palma extendida.

Su cuero formo un hermoso arco en el momento en que la mano del dragón tocaba aquella zona que tanta pena le había dado a ella tocar. Grito, jadeo con fuerza removiendo sus manos bajo la que las retenía. Se estremecía con tanta intensidad que estaba apunto de perder la razón, al menos la poca que le quedaba.- ¡Por... Adras... ¡Adras!- No lo pudo controlar, comenzó a mover sus caderas, al compás de aquella enorme mano. Cerraba sus ojos y dejaba que todo cuando la estremecía le volviera simplemente loca.

Sus dedos se hundieron aun con la tela en aquella entrada, el dragón le tomó del mentón para que le mirara, soltando sus manos y bajando su mano hasta la espalda de ella, acariciando y apretandola justo en ese hermoso arco, la pegó a él levantandola un poco, sin soltarla.-No te haré daño.-Le susurró y luego su boca empezó a besar por en medio de sus senos, jalando el sostén, rompiendolo poco a poco para soltar esos hermosos senos apretados. La volvió a recostar y continuó.-¿Te gusta esto dragona?-Sus dedos se metieron sin pensarlo dos veces por debajo de la braga, atormentando directamente el clitoris, empapandose de su miel de mujer.

Aquella presión en su centro la dejo sin palabras, Se estremeció más ¿Era posible? Quería liberar sus manos, sentirse un poco más libre porque era demasiado, tantas sensaciones tan diferentes y tan... Grito de nuevo, gimió sensual y femenina, dejando que él le levantará, justo cuando la libero se apoyo en los hombros de él.- ¡A-Adras!- Lo tomo de su larga cabellera y jalo. Sentía que si él continuaba iba a ... no ¡Que vergonzoso! sentía su centro hormiguear, contraerse con fuerza y muy, pero muy mojado.- ¡Oh Dios!.. ah~..¡Ahh!... ¡AGH! ¡Adras!- Grito intentando apartarlo por esa extraña sensación en su sexo, no pudo contenerlo, había liberado liquido a chorro después de unos segundos en los que ese Dragón toco su sexo directamente. Adaira había vivido un increíble orgasmo sin saberlo.

( *O* Adaira tienes squirting! XD asdsadsad )

Adras se sorprendió un tanto por aquel estallido de placer, sin embargo no dejo de mover sus dedos, el liquido que salía de ella hacia que sus dedos se humedecieran más.-Dolerá un poco.-Susurró mientras empezaba a meter uno en su virgen cavidad, era suave, estaba dilatada y sería más fácil.-Su boca rasgó el sostén liberando al fin sus senos. La miró, se detuvo un instante... ella era como alimento para él, estaba tan sonrojada, tan agitada... era pura carne virgen para un dragón de milenios como él. Su mirad lasiva recorrió todo su cuerpo, acariciando la punta de un pezón, estirandola mientras su boca sin más, se acercaba para enredar su lengua en él, empezando a mover su dedo dentro de ella.

( xDDDD )

Las contracciones fueron tan intensas que difícilmente podía escuchar con atención las palabras del dragón, necesitaba recuperarse de aquella sensación tan intensa pero...- ¡AHhh-Hhh~!-Arqueó aun más su cuerpo panzando la cabeza hacía atrás contra la cama. Se removió revolviendo las sabanas que cubrían el colchon y en sus movimientos termino tumbando la toalla que cubría el cuerpo del Dragón. No puso atención a su hombría, no pudo en realidad porque sintió como algo entraba. Se quejó, su cuerpo sudado y agitado se movió incomodo. Estaba apretada y aun más por aquel intenso orgasmos.- D-Duele ¡Ah!.. Adras... -De nuevo grito y apretó entre sus piernas esa mano que tocaba aquella zona.- ¡p-Por favor!- Grito sin saber que era lo que quería, estaba agitada, muy sensible y su mano aun entre sus piernas, inconscientemente, no quería dejarla ir.

El dedo del dragón se curvó en su intimidad, miró a la pelirroja y sonrió, ahora tenía el cabello semihumedo y estaba totalmente desnudo casi sobre ella.-...-No prestó más atención, su único dedo seguía entrando y saliendo para meter un segundo dedo, Adaira era muy estrecha y si no tenía cuidado la lastimaría más de la cuenta. Sus dientes mordieron el pezón con un poco más de fuerza y lo estiraron para luego mimarlo con lenguatazos, soltarlo e iniciar el mismo proceso con el otro. Sus dos dedos entraban y salían cada vez con más facilidad, no podía darle un respiro a Adaira, apenas iniciaban con la copulación vaginal, la anal era un tanto más dolorosa pero si se hacia correcto, más placentera.-J-Joder...-Su verga vibró, estaba duro como el hierro, su olor lo descolocaba.-solo... un poco más, dragona.

Adaira ya no tenía voluntad. No tenía las fuerzas para apartar algo que no quería que se alejara de ella. Su cuerpo húmedo lo estaba para él, sus jadeos se producían por él y sus gemidos eran un cántico dedicado a él, todo era para Adras, era como si en ese momento ella estuviera a sus pies, como si su misión fuera sólo obedecerlo y doblegarse a él recibiendo a cambio una atención incondicional, la misma fidelidad, porque así como ella se dejaba hacer, él lo hacía todo para complacerlo. Se trataba de acciones equilibradas ¿Realmente podía entenderlo la pelirroja? Nos rendimos el uno al otro para brindarnos placer, mucho placer.

Dejo escapar de su boca un delicioso y sensual estremecer, aquello toco en su interior un punto que la sonrojo más, que la dejo un tanto impactada, se había sentido... tan... Lanzó la cabeza hacía atrás cuando metió ese segundo dedo. Su cuerpo estaba empapado y su sexo era la zona más húmeda. Sentía de nuevo ese hormigueó en su sexo, sus paredes se contraían apretando ese par de dedos una sensación tan rara, tan... que nunca había vivido. Lo otro fue lo que la hizo estremecer con fuerza, tanto que volvió a correrse. La había mordido, su pezón había sentido dolor pero después él mismo lo mimaba. Adaira no sabía que hacer, que estaba pasando exactamente, su cabeza sólo podía concluir una cosa: Ese dragón la estaba volviendo loca. Se contrajo y estaba agitada, Adaira no lo soportaría mucho o bueno, no estaba segura, se sentía mareada, estaba perdiendo la cordura en esas caricias... definitivamente él la volvería completamente loca y adicta a esas sensaciones tan... deliciosas.

Empezó a abrir y cerrar esos dedos, como tijeras en su interior, podía sentir la debil capa que tendría que atravezar con su verga, era muy angosta y ya estaba dilatada lo suficiente, tal vez dolería un poco más de lo que pensaba, esperaba que no fuera así.-Voy a entrar dentro de ti Adaira.-Beso su cuello, su clavicula mientras su mano libre subía una pierna de ella para que la enredara en su cintura, aun con él sobre ella.-Hueles tan bien...-habló con una voz más profunda, más viril. Su mano soltó la pierna y entonces se colocó encima, sacando sus dedos y quedando de rodillas mientras la miraba de lo alto. Sus manos la jalaron contra sí, abriendo sus piernas y colocandolas alrededor de su cintura. Su miembro estaba acostado sobre su centro, empezó a frotar, era delicioso el contraste, la dulce y tersa piel del sexo de Adaira contra la hinchada y morena longitud del pelinegro. Era salvaje y lascivo, prohibido. Empezó a mover, frotando lento, empapándose más y empapandola más a ella.

Adaira era algo escandalosa, siempre lo fue, incluso en su forma original gritaba mucho y no porque le hicieran el amor o tuviera sexo tan salvaje con alguien, simplemente estaba acostumbrada a divertirse, a alzar la voz y vivir con alegría. No temía expresar sus emociones, ni tampoco se reservaba sus opiniones, sin embargo, jamás se había enfrentado a un dragón tan poderosos como él que la tocaba diestra y siniestra.

Su cuerpo respondía, no había duda de ello, se entregaba a las extremas caricias de sus manos, al delicioso olor que desprendía por todo su cuerpo, a dominación que ejercía al acomodarle como él quisiera, al guiarla de tal manera, explicándole cada paso, advirtiendo los posibles dolores y de más.

Jadeo sobresaltada cuando la acomodo entre su piernas. Lo busco con la mirada y su voz la hizo estremecer de nuevo. Ya no era la misma, su cuerpo era como espagueti a merced de ese increíble Dios masculino. Sintió sobre su sexo algo duro, pesa incluso y enorme. Se abrazo a la cintura del macho que frotaba aquello sobre su cuerpo, sobre aquella zona en la que jamás imaginó que podía ser tocada a tal magnitud.

Busco con su mirada el objeto con el que estimulaba su sexo y fue una enorme sorpresa encontrarse con el pene del dragón hinchado. Loco por entrar... Por entrar...

"voy a entrar dentro de ti, Adaira"

Eso se lo había dicho él ¿él pretendía? ¡¿Eso?! Se alarmó sintiendo su sexo contraerse una y otra vez ¡una y otra vez! Sin saber que así lo invitaba a profanar su más secreto rincón. Cerró sus ojos con fuerza y motivada por el placer llevó sus manos sobre su cabeza sujetando las sabanas, arqueando un poco su escultural cuerpo y comenzó a mover sus a caderas al compás del movimiento del moreno... Por mucho miedo que le causó el placer era mucho más intenso. Movías sus caderas acomodándose para que frotara en el punto exacto, jadeo, se movió más y lo miro. Mostrando para él una expresión intensamente sensual, demostrando lo mucho que, aunque temía, disfrutaba.

Su falo estaba duro, hinchado y listo para ella, pero sería duro, no podía ser suave.-Solo dolera una vez pequeña-Se inclinó a susurrar en su oido y entonces tomo su verga entre sus manos, colocandolo en su llorosa entrada húmeda. Empujó un poco, abriendo, sintiendo... joder, Adras sintió por un momento que se quedaba sin respiración,frunció un poco el ceño mientras la penetraba. Eso no había pasado jamás, ninguna mujer humana o no humana había hecho que él se estremeciera de esa manera, que quisiera someterla de verdad, someterla como su pareja.-....-Su pene era grande, entró solo un poco menos que la mitad y lo saco para volver a meterlo, para acostumbrarla. La tomó de ambas piernas para apoyarse y seguir, dentro y afuera, adentrando más su miembro por cada estocada que daba.