L&R - Primer encuentro.

No habían pasado más de 24 horas cuando su motocicleta ya se estacionaba frente a la casa del brujo al que más apreciaba y a la vez el que más le desagradaba. Italia era una hermosa tierra, repleta de historia y seres mágicos, de problemas y por su puesto, de retos y justo ahora iría a por uno. Seria divertido, supuso pero no podía tomárselo tan a la ligera. Se trataba de una orden de los Yasikov, lo que significaba que un error le costaría la vida, en manos de ellos o los enemigos.

Se quitó el casco y meneo la cabeza para que su cabello no se viera tan desordenado. Miro a su al rededor. Myer gustaba de la soledad, no había mucho, sólo árboles y más y más vegetación, era un brujo extraño, perverso pero fiel a los suyos, de eso no había ninguna jodida duda. Él siempre lo demostraba, en especial con esa mujer a la que tanto veneraba, una tal Letizia Copobianco.

—Ahora o nunca.—Se dijo a ella misma y bajo de la moto. No necesito llamar, las puertas se abrían a su paso. Era preciosa, la casa de ese Benedetto era inmensa, era incluso pura -Por fuera- y envidiable. Miraba los cuadros de la familia que alguna vez tuvo el hombre. Una madre y un padre poderosos y una hermana a la que deseo pero jamás pudo obtener. Un auténtico depravado sexual. Suspiro. Se detuvo frente a la puerta de su despacho, esta no se había abierto. Supuso que tenía que tocar y presentarse, pero apenas levanto la mano, el muy cabrón ya le acorralaba por detrás, sujetando sus manos sobre su cabeza.

—Me parece que he atrapado a una linda gatita.— Myer Benedetto. Un hombre de altura, de un rostro hermoso, de figura envidiable y envidiable, de grandes poderes y ante todo, un gran y avaricioso tramposo. Chel no lo había sentido venir, suspiro y giró los ojos mientras el brujo la mantenía en esa presión humana.— ¿Donde te habías metido? Me hiciste falta, muñequita...—Decía burlón mientras que se liberaba de sus manos, pero dejaba aun a la Vandercraft contra la pared, ese hombre amaba la magia. Sus manos sujetaron las caderas de la morena y acariciaron, suave, con deseos de bajar y subir aún más pero conteniéndose, Myer sabia hasta donde llegar.

—Déjate de cosas Myer, necesito tu ayuda. Ya es momento de hacer lo que planeamos.

—¿Tan pronto?— el hombre la libero y la puerta se abrió para que ambos entraran, Myer actuaba como si no hubiera hecho nada sobre la mujer. Rachel algún día iba a golpearlo, lo juraba por sus padres que, según ella, habían muerto en aquel atentado. — Dime ¿A qué se debe tanta prisa por entrar a la Orden?

—Son asuntos que no te conciernen Benedetto. Necesito entrar ahí y...

—Así que quieres recuperar a la prometida de ese Yasikov... Ah~ ¿en serio?

Chel frunció el ceño. Odiaba que el hijo de puta entrara a su cabeza y buscará lo que tanto le quería ocultar. Era un asunto familiar y no debía salir de ellos, aunque sabía que Myer no diría absolutamente nada.

—Es de vida o muerte Myer, necesito los papeles ahora mismo y no perder más tiempo.

El brujo tan solo suspiro, se sirvió un poco de vino tinto tomo asiento mientras bebía de la copa. Disfruto el sabor del vino que bebía y se le quedo viendo de pies a cabeza. Rachel era una mujer deliciosa, seguro era bastante apasionada. La había conocido desde cría, sabia perfectamente su historia pero era una fémina más, una que cumplía todas las características de las chicas que jugarían con él.

—Bien, te ayudare, pero tendrás que darme algo a cambio.— Dejo su copa sobre una mesita cerca de él y palmeo sus piernas. La quería en ese momento sobre su regazo. La miro arquear una ceja y después sonreír. Esa niña era traviesa y eso le gustaba.

Para sus adentros, Chel se molesto por lo que él insinuaba, pero no importaba, haría lo que fuera por ayudar a los Yasikov, su familia. Camino, los tacones de sus botas se escucharon, la sonrisa, su silueta, cada paso, todo destilaba lo hermosa y femenina que era. Se sentó sobre Myer a horcajadas y tomo con ambas manos sus mejillas, se inclinó sensual y por poco rozaba sus labios.

—Entiendes rá...

—No Myer, escúchame muy bien. Podré ser muy zorra, quizá te parezco una mujer fácil pero...—Aparto su rostro del de él, pero no por eso bajo de su regazo.—... Pero tu no eres ni serás la clase de hombre que pueda complacer mis deseos. Lo siento cariño.-Dijo agarrándole la nariz y meneándosela de un lado a otro. Una risa masculina se escucho mientras que la morena baja del hombre y se quedaba de pie frente a él.

—Eres encantadora Vandercraft.

—Aprendí del mejor.

—Bien, te ayudare, pero tendrás que hacer algo por mi.— Cruzo los dedos, y sobre la barra del mini bar una pequeña caja apareció. Ella. Se acercó para ver en el interior, encontró lo que necesitaba, documentos que le hacían legalmente una Benedetto. Bufó una risa.— Revisa ese sobre rojo. Quiero lo que hay dentro y tu lo traerás.

Chel obedeció y saco de aquel sobre la imagen de un anillo precioso, uno muy parecido a los aretes y el collar que siempre cargaba con él. Lo miro y el varón asintió con la cabeza.

—¿Alguna ubicación especifica?

—Esta en la Orden. Confórmate con ello. Aprovecha cada momento Vandercraft, porque si vuelves sin ese anillo, arruinare tu existencia.

La Vandercraft tomo la caja y bufo una risa por la amenaza que su protector le lanzaba. Comenzó a avanzar, era hora de irse.

—No olvides una cosa Myer. De mi depende el que puedas vengar a tu familia. A tu queridísima y perversa hermanita.— Sabía que esa broma no le iba a gustar a él, pero él se estaba metiendo con su familia. No hubo más palabras, Chel sabia lo que tenía que hacer. Ocultarse del Vaticano, los demás apóstoles la buscarían. Por ahora, ni el mismísimo Papa la encontraría.

Salió de la propiedad del Benedetto y se monto sobre su motocicleta. Estaba lista , protegida por la magia del brujo porque para ellos no seria más que una bruja que estaba dispuesta a proteger el mundo que seria gobernado por su diosa.

-(-)-

Encontrar la Orden era una gran odisea. No cualquiera podía verla y de no ser por Myer, ella no hubiera logrado, jamás, encontrar ese espectacular lugar ¿Qué le esperaría estando en ese lugar? No tenía más que un par de día, a lo mucho una semana, mejor que fuera menos, pero lo lograría, esperaba hacerlo al menos en tres días. Si, tres días eran perfectos porque los Yasikov podrían sospechar así como en el Vaticano. Pedro no podía perderse por mucho tiempo.

Estaciono su moto después de que le permitieran entrar, con el apellido de ese brujo perverso le eran mucho más fácil las cosas, tenía que admitir que era poderoso en muchos aspectos. Entro y espero, miro a su alrededor. Necesitaba asegurarse de todo lo que protegía y mantenía seguro el lugar. Todo era mágico. Que novedad, eran brujos después de todo. Suspiro y se acercó a una hermosa joven, estaba tan bien vestida, a decir verdad, miedo una vez más a su alrededor y se percató que todos iban con pintas muy elegantes, seguro que ella no encajaba para nada, para empezar, su cabello era largo y oscuro, llevaba puesto unos jeans ajustados a sus suculentas piernas, tan oscuro como su cabello. Unos tacones que resaltaban aún más su figura, una chaqueta oscura que la protegía del viento y bajo esta una delgada y muy cómoda blusa blanca. Sus labios se teñían de un carmín, tan jugosos como una manzana.

—Buongiorno. II mio name è Rachel Benedetto. [Buenos días, mi nombre es Rachel Benedetto]

Entregó sus documentos. La sonrisa de la joven lo dijo todo, sabían a que familia pertenecía -supuestamente- y comenzó a revisar los documentos, aunque la verdad apenas les hecho un ojo.

—Boungiorno signorina Benedetto. In un momennto verrà data risposta. E 'un grande enore quello che la tua famiglia é oartedel nostro progetto. [Buenos días señorita Benedetto. en un momento sera atendida. Es un gran honor qu su familia sea parte de nuestro proyecto. ]

—L'onire è nostro. La mia famiglia, Benedetto sono per servire il nostro Dea. [El honor es nuestro. Mi familia, los Benedetto estamos para servir a nuestra Diosa.]

Su italiano no era del todo perfecto, si ponías atención, se podría tomar un claro asentó ingles en la Vandercraft, pero al parecer la joven sólo escucho el apellido y nada más importaba. Se sintieron una vez más y Rachel tendría que esperar, pues la joven entregaba sus documentos a alguien más que seguramente la juzgaría para ponerle a prueba,

-Tenemos una nueva.-Dijo una voz femenina muy suave, entregando un folder negro con una insignia dorada que escribia "Benedetto"

-¿Y que se supone que quieren hacer con ella?

-Bueno, se esperaba que el general Orendain lo atendiera, necesita el visto bueno y también de reconocimiento, puesto que él viene del futuro podría otorgarnos información valiosa. Además es la familia Benedetto, son importantes.

-Linea directa de la diosa Artemisa. Lo sé, pero el general Orendain no esta disponible,... no para ver a este tipo de...-La mujer de lentes abrió el documento, miró las fotos y no le gustó. Era mujer, pelinegra, inteligente y sexy, ese tipo de atributos no deberían estar en la misma habitación que la de Leone Orendain. -Yo la atenderé.

-Esa orden tal vez deberían darla el gene..

-Soy la inmediata antes de llegar con el general.-La pelinegra con lentes y peinado recatado fulminó a la menor.-Es una orden Cabo.-La otra chica de semblante más ameno asintió y dio la orden general. En cualquier momento llegaría la Capitana Margot, ella sería quien la evaluaría, por lo menos hasta que Leone se enterara.

++

Por otra parte, Leone seguía encerrado, Sebastian estaba sentado a un lado de su escritorio, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Odiaba tener que esperara ese hijo de puta.

-No tienes porque estar aquí.

-¡lo sé! pero nadie del maldito cuartel lo entiende. Ser tu mano derecha no es agradable, joder, mi cargo debería estar en otro sector, se que puedo ser mejor general que tu y aun así, ¿que es lo que me dicen?

-Nunca pedí que me cuidaras.-Leone se giró y lo miró, levantando una ceja mientras abria y cerraba su puño, bombeando sangre a la sonda de plastico esterilizado que giraba por su brazo y se conectaba a una bomba de aire para mantenerla purificada y oxigenada.


-Nunca lo pediste, pero los superiores quieren que te cuide, no les gusta tus experimentos con tu cuerpo, ¡Mierda! esa maldita porquería me pone nervioso, ¿que estas haciendo ahora?

-Purificación, la sangre negra no tolera el oxígeno.

-Es como matar tu propio cuerpo, estas demente.-Contesto el moreno, levantandose y mirando la computadora.-Hay una nueva cabo.

-Deja que Margot arregle eso.

-Si pero....-El demonio miro con atención.-No sabía que los Benedetto tuvieran en su linea familiar a magos obscuros.

-Todos los Benedetto son rubios. Magia blanca Sebastian, no lo olvides.-Dijo el ojiazul, levantando la vista a su camarada. Sebastian era un mal hablado, un hijo de puta sadico, tenía control sobre los elementos internos, hacia explotar a las personas de dentro hacia afuera, también era un suicida y tenía una increible capacidad de no dejar ningun rastro. Aunque era desesperado y aveces un poco despistado, era inteligente y sin duda, como decía él, podría haber sido un buen general. Pero Leone lo necesitaba más como mano derecha que como general de otra división. Era más funcional para la ORDEN.

-Pues esta chica no. Es más, es sexy y no parece... ¡hey, oye! Joder...-Leone le había quitado la portatil y habia abierto una ventana que se proyectaba a lo largo de la habitación.

-No.-Leone sonrió mirando a la chica que entraba a la ORDEN como nueva recluta. Ella no era ni por asomo un ser con magia Benedetto, pero bueno, solo ojos expertos como los de Leone y Sebastian podían descubrirlo.-Cambia mis horarios.

-¿Que?

-Esto esta listo por hoy-Se quitó la sonda con cuidado y luego cauterizó la herida del catete.

-No deberías quitarte eso así de fácil, eres un hijo de...

-Cuidado.-Leone le miró con los ojos más frios que el hielo.

-Nunca insultaría a tu madre.

-Lo sé.-Sonrió de lado y luego se giró para abrochar su camisa.-Pero vas a poner tu mano en la aguja, mi sangre podría matarte.-Fue entonces que Sebastian miró los papeles donde se había apoyado.

-No dejes tus porquerías donde quieras, me das asco.-Susurró para abrir su mano y desaparecer la aguja infectada, el bortice que podía hacer emerger a su voluntad, le había convertido en un perfecto asesino sin rastro.-¿Entonces irá con mmm Rachel Benedetto?

-Margot necesita un poco de desafió.-El Orendain miró la pantalla holografica nuevamente y rió un poco.-Será divertido.

-Eres un sadico.-Rió Sebastian.-Iré por las golosinas.-El moreno salió de la habitación, dejandolo solo unos instantes, instantes en las que Leone aprovecho para apretar su mano con fuerza. La sangre negra era cada vez más y el proceso de purificación ya no era suficiente.

-Hazme olvidar el dolor, Benedetto.-Se concentro en la pantalla que cambio al encuentro de Margot con Rachel. Seria divertido, claro, antes de que él tomara las riendas.


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-¿Rachel Benedetto?-Margot entró a la oficina donde laa pelinegra estaba. Margot con sus tacones de punto fino, altos y su falda hasta la rodilla, ajustada y recatada, con su saco y sus emblemas de capitana y oficial al mando. Era una mujer de formalidades pero también era una mujer de guerra, celosa y también algo desquiciada por su trabajo.-Soy la capitana Margot Moore. Capitana Moore para ti.-Sonrió.

Apenas la chica desapareció, la Vandercraft tomo asiento. Podía parecer una chica bastante "dócil" o bueno, muy amable y todo lo que quieras pero no. Ya había detectado todas las cámaras, los puntos claves y memorizaba nombres y rostros, cuantos podía escuchar y ver.

HAsta entonces la orden aun era algo nuevo para ella. Sabía lo básico, sólo lo que el cascarón le permitía ver. Sonrió, era hora de descubrirlo en su interior e ir hasta lo más profundo era su objetivo.

<<Are lo que tenga que hacer>> Se dijo a ella misma mientras mantenía la frente en alto, la espalda recta, sensual, encantadora, atrevida. Ciertamente, no tenía mucho de recatada, al menos no con la pinta en la que iba. Espero poco y una mujer bastante guapa se acercaba a ella. Se uso de pie en el instante en que la llamo. <<Benedetto... tendré que acostumbrarme.>> Se dijo y sonrió. Myer le explico que a los magos blancos se les caracterizaba por ser amables y obedientes pero... Ah~ Le iría mal en ese aspecto, ellos eran demasiado puros ¡¿Qué diablos tenía ese brujo de puro?! era de lo peor pero... sabía que cuando se trataba de magia... era completamente diferente... No, ese Myer era todo menos un mago blanco. Tenía que tener oscuridad en su corazón, después de todo lo que le había pasado.

Arqueó una ceja ¿Capitana Moore? Algo no iría bien, ya lo veía venir. <<Relájate Chel, ella no es tu enemiga... al menos no aún>> Sonrió y asintió, inclinándose un poco, a modo de respeto y saludo.

-Un placer Capitana Moore, Rachel V... Benedetto- Y le extendió la mano. No debía olvidar el acento italiano ¡Jamás!

La capitana no dudo en examinarla de arriba abajo. Llevaba una tabla con puntajes y varias reglas que ella, una Benedetto debía seguir.

-Buenas tardes.-Sonrió, Margot no sería una villana, solo extricta o al menos eso esperaba.-Lo sé, se quien eres y es un placer conocerla señorita.-Bajo sus jafas ligeramente y luego las subio.-Antes de empezar debo decirle que este lugar tiene sus... normas, espero que no le moleste en absoluto, se de buena mano que los Benedetto aman seguir reglas, son muy escrupulosos.-Margot comenzó a caminar, esperando por obviedad que ella la siguiera, Margot no era una niñera.

Leone por su parte miraba todo con cuidado, Rachel Bendetto no era quien decia ser, pese a lo sexy y buena actriz que fuera.

-¿Que ha pasado?-Preguntó curioso Sebastian con un bowl de golosinas.

-Margot la va a llevar a los vestidores.

-Vaya, oh! no, mira, mira lo vez, lleva los tacones.

-Los plateados.

-¡Joder los plateados! No se quien diablos sea Rachel, pero debe tener cuidado y por su bien, una boca sencilla y una actitud noble.-Leone rió, Rachel no parecía una mujer que siguiera normas. ¿Cuantas mujeres había cnocido así? Ah... una... y había muerto por su culpa.-Siento que... tiene algo parecido a E...

-No digas estupideces.-Susurró el lycan levantandose de su asiento.-Tengo que prepararme, Margot no aguantara mucho tiempo, a los novatos siempre se les pone a prueba.

-Espero que no muera.-Dijo el pelinegro comiendo sus gusanitos de goma.

-No será tan fácil, nadie entra aquí si no sabe de antemano a que se atiene.

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Margot se dirigió a los vestidores, pasando por un pasillo obscuro y pulcro, bien iluminao pero con el vinil negro y las paredes grises.

-Tienes que usar un uniforme, seras cabo y estaras a cargo del general Orendain y el subgeneral Sebastian. Ellos son tus superiores, siempre deberas llamarlos por su prefijo. Es parte del reglamento cabo.-Abrió una puerta y la dejo entrar.-Aquí esta tu ropa, lo que no ocupes dejalo en la canastilla del lado, se de te indicara donde te quedaras.

Rachel sonreía, como la niña dulce que no era del todo. No le gusto que le mirara de esa forma. Hizo puño sus manos detrás de su espalda. Chel nunca se quedaba callada pero necesitaba hacerlo en ese momento <<¿Quieres que de una vuelta, nena? Joder...>> Se dijo a ella misma, intentando mantener la falsa sonrisa de niña buena.-...-Abrió la boca pero no era conveniente decir cosas de más.- Por supuesto.- Respondió y camino detrás de la capitán. Esto sería bastante difícil ¿Cuanto tiempo duraría con la boca cerrada?

Suspiro por lo bajo y miraba a su al rededor ¡Joder! no sería siempre una niña mimada ¿Enserio los Benedetto eran conocidos por esas características? No, estaba segura que se llevarían muchas sorpresas de ella pero, a fin de cuentas, ella era una Vandercraft, no una Benedetto y se alegraba.

El lugar a sus alrededores era bastante pulcro, no era para nada su estilo, si, seguro que con su pinta ni de broma encajaba en ese lugar pero ya se las arreglaría para sentirse cómoda con lo que vestiría. Coninuo adelante pero, se detuvo por un segundo y giro para ver directo a una cámara. Sentía que la observaban. Sonrió con cierta malicia, quien sea que la mirara, se iba a llevar una gran sorpresa. Continuo adelante después de eso, hasta que llego a una habitación junto con la capitan. Vaya, sólo había uniformes y... no eran para anda su estilo. Lo importante era que no utilizaría falda y no era como que no le gustara usarlas pero, para el combate, no había como sus pantalones.

-Entiendo, Capitán Moore.- Fue su única respuesta, la vería cuando estuviera lista y bueno, tan sólo cambiaría sus pantalones y su blusa. Se vería bastante bien a fin de cuentas cuando terminara. Comenzaba a desvestirse, primero se quito lo de la parte superior, hasta quedar sólo en sosten, después la parte inferior. Tomo en primer lugar los pantalones. Los miro detenidamente y se las ingenió para que estos le quedaran un tanto ajustados, quería verse bien a fin de cuentas, Chel siempre cuidaba su imagen, le gustaba verse sexy, encantadora y provocativa. Era fácil y más divertido. Se puso sus botas porque para ella eran indispensables ¿Vanidosa? Quizá un poco pero no del todo, no era como que tuviera que ser perfecta, eso era irritante. Continuaría, estaba segura que su chaqueta oscura iría perfecta con el uniforme. Comenzó a cuestionarse ¿Una Benedetto actuaría así?... ¡Joder! Lo haría a su modo.

Margot esperó a que ella estuviera lista. Usaría los pantalones y la camisa oficial de la Orden, también tendría que cambiar su peinado pero claro ese sería con el tiempo, despues de que fuera sometida a las pruebas y también que la llevara a los dormitorios. Compartiría habitación con alguna otra cabo novata.

-Disciplina... 8.-Empezó a puntar.-Respeto... 8.

-Son puntuaciones muy bajas.-Margot se sobresaltó y luego dio media vuelta, mirando a Leone a su lado, atando su corbata y ajustandose las muñecas.

-S-Señor.-La chica carraspeó.-Ella debe cumplir el requerimiento al pie de la letra además... usted, bueno señor, usted no debería estar aquí.

-¿Porque no?-Levantó una ceja un tanto divertido, Margot era una mujer hermanosa, sey sin tanta ropa pero no le interesaba lo más minimo, ni siquiera para jugar con ella, además él no arruinaría su carrera, Margot quería ser oficial, quería dirigir su propia compañía, era muy admirable.-Esta bajo mi cargo.-Tomó las puntuaciones y las revisó.-Subele un punto.-Sonrió.-Y lee bien, capitana Moore, la señorita Rachel, será lider de su propio pelotón, no un cabo cualquiera.-Leone comenzó a caminar, pasando por la puerta de los vestidores.-Cuando este lista llevala a la camara de entrenamiento.

-Si señor.-Margot agachó la mirada y luego tocó la puerta de los vestidores.-¿Señorita Rachel? -Su tonó de voz había cambiado por completo.-¿Estas lista? Tenemos que seguir avanzado.

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-¡Seras hijo de puta!-Sebastian pegó la carcajada mientras salía de la oficina, se había acabado todas las gomilonas y ahora tenía una bolsa de papitas. Necesitaba buscara a Leone, la cámara de entrenamiento solo estaba funcionando manualmente, lo que significaba que tendría que buscar un rival para la pelinegra, ¿quien sería? A Leone le había picado la curiosidad a tal grado que él mismo se encargaría de entrenarla ¿que le pasaba? ¿Desde cuando entrenaba a alguien? Realmente era un suceso especial, algo que él... no esperaba ver.

Rachel estaba tardando un poco ¿Por qué? Bueno, había dejando algunos de sus trucos en lugares claves para tener la información necesarios. Aprovecharía lo poco que Myer le había brindado, magia que no sabía utilizar en realidad, ya vería como le haría en el entrenamiento, lo suyo era el combate cuerpo a cuerpo y las armas, lo que no sabía era lo que había heredado de su madre y lo que una bondadosa Diosa le había dado como Don ¿Lo conservaría aun siendo lo que era? Una simple semi-humana.

Se percato de la presencia de un hombre, no le tomo mucha importancia. Terminaba de vestirse y justo cuando Moore toco la puerta, Chel ya colgaba su chaqueta.

-Salgo enseguida, Capitan.- Respondió notando el nuevo timbre de voz que utilizaba. Rió para sus adentros y termino por ponerse su chaqueta. Estaba lista. El pantalón y la camisa, sus preciadas botas oscuras y su cabello libre como el viento. Inhalo y exhalo, era ahora o nunca. Avanzó y abrió la puerta para salir al encuentro de la capitana.- Estoy lista.- Sonrió encantadora, preparada para lo que sea que viniera, supuso que enfrentaría a alguien por la forma en la que le vistieron y hasta el final a su habitación. Sabía lo que le esperaba o eso creía.

(Me la imagino así, aunque con los colores que exige la ORDEN, Bien a su estilo, nada disciplinado ¿Verdad? xDDD Pero así es ella Sexy, con más busto y cuerpo de escandalo ¡OMG! xDD)

Margot abrió los ojos ligeramente y luego se quito las gafas.

-Señorita Bendetto, me alegra saber que tiene un excelente sentido de la moda. Pero estamos en una base militar, necesito que use el uniforme correctamente, el pantalón no es tan ajustado, no le servirá para las peleas cuerpo a cuerpo que se llevan aquí.-Carraspeó.-También le deje unas botas que facilitarían su movimiento de pies, esos tacones no estan permitidos ni mucho menos esa er...-Tosió.-cazadora negra. -Caminó alrededor de ella.-Su cabello también debe estar atado a menos que quiera perderlo en batalla por algun decuido o que se enrede con alguna de nuestras armas.

La capitana se irguió lo más recta que pudo y luego abrió la puerta.

-Por favor, necesito que cumpla los requerimientos de la vestimenta, se que es algo nuevo y que tal vez nunca ha trabajado para una asociación como esta, pero la familia Benedetto tiene un excelente historial aquí, no deseará que ese historial se vea manchado ¿verdad?

Rachel giro los ojos cuando pretendía regresarla al vestidor ¿Hablaba enserio? Se quejo para sus adentros <<Joder, esto es... ¡AH!>> Lo que más odiaba era el hecho de que le chantajeara con su apellido. Era lo peor, seguro que la hermana de Myer se sentía frustrada y atrapada por ese jodido apellido, porque Myer, él en verdad hacía tanto como él quería. Los Benedetto ya no eran si serían los mismos, no con ese líder tan perverso y codicioso.

-Es lo de menos Capitán.- Dijo girando para enfrentarla, con la frente en alto. Chel no era de las que bajaba la mirada ni mucho menos seguía reglas, incluso rompió una que otra vez la de los Yasikov y aunque se llevo un gran regaño, había conseguido lo que quería.- Mi familia podrá tener el mejor historial de todos y lo seguirá teniendo. Mi estilo no tiene que arruinarlo porque sin importar mi vestimenta, lograre el objetivo de esta organización. Pruebeme. Lograre una victoría aun con esta vestimenta.

Dijo como puntos a su favor, sabía que no sería tan fácil o quizá si, pero no iba a regresar a ese cuarto, claro que no.

La capitana no sabía que decir, había abierto los ojos sorprendida por el desafió ¿porque no simplemente hacía lo que le pedía?

-Tenemos reglas. ¿Entiendes cadete? Las cosas aquí funcionan por algo, si no existieran normas, este lugar sería.

-Deja que lo use Margot.-La voz viril de Leone se escuchó por los altavoces.

-General Orendain, señor es... aun tengo que llevarla a los dormitorios y...

-Llevala directo a la sala de entrenamiento.-Dijo aquella voz.-La cabo quiere su victoria. Esperemos que la consiga.-El alto parlante se apagó y ante la furia de la capitana, no pudo más que aceptar.

-Cuide su cabello señorita Benedetto.-Comenzó a caminar.-lo dio de chica a chica.-Margot sabía que los entrenamientos no eran faciles, más aun cuando era en modo manual, ¿quien sería el rival de la chica? Pobresilla, cualquiera en ese lugar le daría una lección. "Calmate Margot, Leone lo ha ordenado" Si, como toda capitana estaba secretamente enamorada del lycan rubio. ¿Quien no lo estaría? era casi perfecto, a pesar de tener poco tiempo en esa linea temporal, él se había ganado el respeto y la admiración de muchos.

Chel ya iba a responder una vez más cuando aquella voz masculina se dejo escuchar a través de los altavoces. <<Así que no era una ilusión>> Se dijo y sonrió, si la estaban observando. Claro, estaba a prueba después de todo. Asintió y espero a que la capitana comenzara a guiarla donde la sala de entrenamiento.

Cuando menciono lo de su cabello la miro y le sonrió.- Sólo un cobarde tomaría a una mujer por su cabello, por no decir un completo incompetente, Capitana Moore. Además, Llevar una coleta me deja aun más en desventaja ¿Ha escuchado usted, que las mujeres con coleta son las mejores victimas para cualquier tipo de abuso?... Confié en mi ¿Vale?- Y puso su mano sobre el hombro de la capitana con total confianza, porque así era Chel, una chica ruda, poderosa, imponente y amable.

Continuo avanzando hasta que llegaron a una puerta que se abrió al instante. Espero indicaciones por parte de la capitana.

-Cuidado con su confianza señorita Bendetto.-Le quitó la mano de su hombro y la detuvo.-La deje vestir así por una sola razón.-La miró seria, sin un apice de agrado.-Fue una orden directa de mi general pero eso no quiere decir que sea definitivo. Las reglas sirven por algo, no son normas arbitrarias sin sentido ni finalidad. A diferencia de nosotros, los enemigos no tienen normas ni reglas, a ellos no les interesa si usted es una mujer o no.

-Suficiente.-Sebastian entró con calma, colocando esta vez él una mano sobre el hombro de la capitana.-Dejemos que la señorita Rachel compruebe por si misma que es necesario y porque ¿no es así? -Sebastian le guiñó un ojo y dio paso al frente, había una enorme sala blanca con pantallas de vidrio masiso.-Soy el subteniente general, pero puedes llamarme solo Sebastian, a mi tampoco me gustan los formalismos.-Le susurró al oído.-Esta es la sala de entrenamiento virtual, es la primera, su nivel no es tan fuerte como las demás pero ya las iras conociendo. Nosotros monitoreamos la actividad desde aquí y allí.-Señaló la otra habitación que había por dentro, separada solo por un enorme vidrio gigante.-es donde tu tendrás a los obstáculos. ¿Tienes alguna duda?-Sebastian sonrió, Rachel ya le caía bien.

Rachel arqueó una ceja. Ya lo veía, esa chica era la clase de mujer que más le desagradaba. Siempre correcta, bajo las normas de todo ¿Qué no quería vivir? No le agradaba para nada que intentara ser perfecta, er aimposible y se lo diría <<Déjate de cosas princesita>> Pensó pero cuado pretendía hablas, un chico apuesto las interrumpía.

Lo miro detenidamente y sonrió. Asintió agradecida porque él fuera más razonable.- Me alegra escuchar a alguien con buen sentido- Se acerco al chico y le agrado al instante, en especial por esa presentción- Un placer Sebastían, llámame Rachel.- Asintió con la cabeza a la explicación y ya entraba a la sala.- No, ninguna. Que esto comience.- Le guiño un ojo al moreno y avanzó, estaba lista.

Sebastian cruzó los brazos mientras la miraba. Tenía un culo espectacular y...

-Jhmn-Margot se posicionó a su lado.-Entonces, ¿con que empezará la novata?

-Eh em... bueno dejame ver si funciona un bot digital. Esto esta funcionando manualmente pero puedo intentarlo.-El subgeneral miró a Rachel otra vez y negó con la cabeza, ¿en que estaba pensando Leone? Abruó la puerta para que Rachel entrara y al instante la cerro.-Muy bien Rachel.-Habló por el microfono.-Lo que pasará aquí es todo controlado, no dejaremos que mueras pero los golpes seran reales y también algunas secuelas que estos tengan. Voy a decirte a continuación todas tus habilidades.-Miró el informe y empezó a enlistar.-Rachel Benedetto tiene buen manejo de magia blanca, invocación y control de elementos, especialmente el aire y la tierra, combate cuerpo a cuerpo-Tronó su cabeza y luego miró sus debilidades.-Debilidades son armas blancas y magia de fuego control.-Margot sonrió al escuchar eso, un Benedetto era muy bueno en magia blanca, esperaba ver la actuación de la señorita.

Leone sonrió al entrar a la habitación. Miró como Margot se tensaba y lo miraba fijamente y como Sebastian se acomodaba para empezar la acción, él por su parte tan solo miraba a traves del vidrio, ella no lo vería en absoluto, la sala estaba diseñada de esa manera.

-Apaga las luces.-Ordenó el lycan, cruzando sus brazos,mirando como un pequeño robot con forma de humano aparecía en el escenario que de ser completamente blanco, se había transformado en una especie de almacen abandonado. Había elementos tierra y para la mala fortuna de la Bendetto, también había algunos barriles con explosivos, utiles en el elemento fuego. Pero Rachel no era una Bendetto, así que Leone estaba interesado en que materiales usaría ella, había armas tiradas y también algunos fierros de metal que podría tomar.

-Empiezas, ahora.-Dijo Sebastian mientras el robot empezaba a moverse primero lento y luego rápido contra ella. Lo que no se esperaba es que hubiera otros robots más allí, uno a uno empezaron a salir, todos con el único objetivo de derrotarla.

Maldijo una y otra vez a Myer por aquello. <<Definitivamente eres una idiota Chel ¡Una verdadera idiota!>> Se dijo a ella misma por no leer ese reporte antes de entrar a ese lugar ¿Manejar magia? Sabía que podría desprenderla un poco para que de verdad creyeran que era una Benedetto pero ¿Las armas blancas una debilidad? <<¡Hijo de puta!>> Dijo en su mente pero en todo momento mantuvo la calma, sonreía como si en verdad pudiera hacer todo eso <<Al menos el cuerpo a cuerpo es cierto>>

Miro a su al rededor. La habitación era completamente blanca, un simulador bastante moderno. Apenas Sebastian le dio la señal se preparo. Miro atentamente a su alrededor y sin darse cuenta, un destello carmín se vio en sus ojos. Sus sentidos estaban listos y apenas aquel robot se acerco hizo un movimiento ágil y lo golpeó destruyéndolo con facilidad. Pensó que se estaban burlando de ella pero en esa disración por poco y dos robot la golpeaban, escapo de sus metálicos puños y sonrió. Ahora lo entendía. Sonrió y se lanzó a la lucha destruyendo los robot que la atacaban, tomando con disimulación un par de pistolas que guardo debajo de su chaqueta, algo le decía que iba a necesitarlas.

Leone miraba todo con atención, estudiaba los movimientos de Rachel y sonreía. Era buena, tenía una flexibilidad increible y sabía enfrentarse a los robots con facilidad. El cuerpo a cuerpo era cierto, dedujo. Pero solo eso... había otras cosas más que no cooncordaban, un Benedetto siempre usaría magia para poder convatir, era su primer recurso, por lo menos de toda bruja... con Rachel eso no parecía ser asÍ

-Aumenta el nivel

-Lo más que puedo es subir a 6, lo demás tiene que ser manual.-Sebastian miró a Leone y luego hecho otro vistazo a Rachel. Era buena, no sería una cadete novata sin duda, tenía practica y habilidades que para cualquier ser normal serían muy dificiles de adquirir; sin embargo había algo mal... la magia aun salía.

-Entraré yo.-Margot se giró a ver a Leone.-Prepara la cámara, sera nivel 8.

-N-Nivel 8 ¿Nivel 8? Señor.-La mujer se acercó.-Le recuerdo que es recien ingresada, un nivel 8 es demasiado elevado para ser su primera vez, el limite es...

-Es una orden directa Margot.-Los ojos azules del lobo se fijaron en ella quitandole el aire, Leone tenía ese poder, el poder de callar con la mirada, lo que él decía siempre era algo definitivo.-No le pasará nada.-se encogió de hombros y dejo su celular en una mesita.-Estaré yo con ella.-Dijo para aflojarse un poco la corbata pero sin quitarse el saco ni las medallas de condecoración de general.

Sebastian metió a otro robot y esperó a que terminara con ellos para avisar que entraría una persona real convatir con ella. Sería interesante, pocas veces Leone se encargaba de combatir con alguien en un entrenamiento.

Atacaba de frente, eso le encantaba aunque fuesen solo robots que jamas la recordarían pero bueno, era una prueba a fin de cuentas. Supuso que lo mejor era divertirse y lo hizo, se dejo llevar. Se movía con fluidez, golpeaba y destruía aunque a otros los hacía chocar con ellos mismos utilizando otro tipo de habilidades que por supuesto en el documento no venían ero bueno, diría que fue magia, seguro que le creerían.

Se percato que los robot subían de nivel ¡Ya era hora! Entonces fue cuando las cosas se complicaron un poco y, aunque se estaba esforzado más, lo estaba disfrutando, esquivaba, atacaba, se defendía y lo que odiaba sucedió. Uno de los robot la jalo del cabello y la hizo caer. Se quejo y este robot estaba sobre ella.

-¡Hijo de puta!- Alardeó furiosa y aunque le sujeto la muñecas aquel robot sonrió y sus ojos destellaron una vez más en rojo y de la nada una de las armas que estaban por algún lado del área para después con una fuerte patada apartarlo de ella por lo menos un par de metros. Se puso de pie, sacudió su ropa, camino con firmeza, con ese toque sensual y de un pizoton destruyo la cabeza del robot. Suspiro y peino de nuevo su cabello hacía atrás y dirigió la mirada donde Sebastian y le sonrió ¿Le esperaba algo más? Supuso que eso no podía ser la prueba, al menos no toda.

-¿ES todo, Sebastian?- Cuestiono con la confianza que podía caracterizarle, aunque no por eso presumida porque no lo era, aunque muchos al verla creían que si que lo era.

Sebastian rió.

-No cariño, esto apenas empieza.-Le guiñó un ojo a Margot quien se aclaró la garganta y subió sus gafas para volver su vista a la cámara que se abría para dejar entrar a Leone.-Esta vez lucharas con alguien real. Se cuidadosa el nivel aumento así que será más dificil.-Sebastian tomó el informe de nuevo.-intenta usar más de tus habilidades preciosa, confió en ti.-De hecho en ese momento Sebastian apostó todo a por Rachel.-Apuesto todo a por ti Rachel.-Le dijo solo para molestar a Leone.

El lobo tan solo rió de lado, entrando cuando la compuerta se abría. El esenario lo cegó un poco por un momento pero despues pudo verla con claridad. Tenía el cabello largo y negro, unos espectaculares tacones y la ropa ceñida a su cuerpo. "Niña mala" pensó tronando su cuello de un lado a otro.

-Empezando en 3, 2, 1. Ahora.-Y entonces Leone desaparecio.-Cretino.-Dijo Sebastian acomodandose en su lugar lo mejor que pudo, el juego comenzaba en ese momento.

-¡Perfecto!- Dijo ella a Sebastias que le prometió con ese guiño algo mucho más divertido pero esas palabras la hicieron suspirar. Lo haría a su manera, de todos modos no era una bruja.- Vale, ME esforzare.- También le guiño el ojo y ya esperaría a su contrincante.

Las compuertas se abrían y, abrió los ojos un poco de más. Era un chico bastante apuesto, alto, rubio y... sonrió de lado y apoyo una de sus manos sobre su cintura. <<No Chel, no te fíes de este adonis>> Se dijo a ella misma y bien, con ese tronido se lo dijo todo, era bastante enserio.

Y el juego comenzaba. Para su sorpresa el chico desaparecía pero no por eso se preocupaba. Chel se mantuvo quieta. Cerro los ojos.- ¿Y mi prueba consiste en encontrarte?.- Bufó una risa dirigiéndose al chico. Algo en el interior de la Vandercraft estaba realmente excitado. Si, la emociono enfrentarse a él de alguna manera pero ¿Sería así de emocionante todo el tiempo? Frunció el ceño, ya no sentía su presencia. Se alarmo un poco ¡No era sólo un lobo!

Leone apareció tras de ella con una de las armas y disparó a quemaropa.

-¿Porque te sorprendes?-Le dijo mientras la miraba y seguía apuntando.-Usa tus habilidades bruja, o acabar contigo será más fácil de lo que pensé.-Ella no era una bruja ¡Maldita sea no lo era! eso lo cabreaba, nadie se burlaba de Leone Orendain y mucho menos en su sector. Allí había algo turbio y él lo descubriría tarde que temprano, entonces cuando eso pasará aquella beldad pelinegra se las iba a pagar muy caro.

-Me gusta la confianza que te acompaña ¿Sabes?- expreso cuando el caños de una de las pistolas apuntaba justo al cráneo del rubio, incluso lo tocaba. ¿Cómo lo había hecho? No necesitaba magia para eso ¿O si? Bueno, la cosa era que lo sabia y había aprendido bastante bien hacerlo.

Después de aquel disparo a quemarropa, el cuerpo de chel se desvaneció, dejando caer solamente su chaqueta con un agujero. Tendría que pagárselo, pero bueno, no era el caso, tenia que superar la prueba.

Bufo una risita y le golpeo ligeramente la cabeza. La pistola estaba cargada.

-Pero te crees bastante chucho. No te lo pondré tan fácil.- y la expresión de la morena cambio. No jalo el gatillo porque jamas daba por la espalda, pero si lo golpeó o al menos lo intento. Le molesto que le dijera bruja.

El lobo levantó una ceja, había logrado esquivar el golpe pero ¿Cucho? Rió por dentro, ladeo su cabeza y dejo que ella fuera quien lo atacara, esquivaba pero no regresaba los golpes, no aun. Era buena usando armas y también era segura de sus movimientos. "Cualidades impresionantes" pensó y luego frunció el ceño, en una pelea cuerpo a cuerpo Rachel sería grandiosa sin embargo al usar magia.

-Arriba.-Leone movió un dedo y elevó a la chica, pegandola contra una pared de hierro. Movió otro dedo y el hierro se dobló sujetándola de pies y manos, formando una cruz. El lobo cruzo los brazos y sonrió.-No desaproveches ninguna oportunidad bombón.-Sonrió de lado y tronó sus dedos quitandole los tacones y dejandola con botas militares, se acercó a ella y ante los ojos sorprendidos de Sebastian y Margot detrás del cristal, el lycan empezó a quitar los seguros del pantalón, dejándolo más ancho y grande, no tan ceñido al cuerpo.-Así esta mucho mejor.-Oh que divertido era eso, mirar como el sexy rostro de la morena se llenaba de furia, ¿que haría cuando la soltará? Saltó hacia atrás y entonces la soltó.

El,a pretendía ir a frente contra él con puño limpió y si, estuvo punto de darle o eso imagino hasta que por alguna extraña razón se elevaba y de esa manera confirmaba su pensamiento ¡El no era sólo un Lycan! No le gustaba eso, que utilizaran la magia de esa forma. Quiso liberarse de algo que no conocía del todo pero fue casi imposible, termino contra una pared de metal, prácticamente crucificada. Bufó un risita.

Escupió hacía aun lado y levanto el mentón.- Rachel. Mi nombre es Rachel perro sarnoso. - Le aclaro, porque nadie la llamaba de otra forma y pocos tenían el privilegió de decirle "Chel". Lo vio acercarse. Esperaba un golpe o dos pero él ¡¿Qué diablos hacía?! Quiso liberarse ¡No, sus zapatos! Se enojo.- ¡¿Que carajo es lo que estas...- Se alarmo.- ¡Cómo te atrevas a...- Y el muy cabrón lo hizo.

Sus ojos destellaron en un hermoso carmín y más de unas de las armas blancas se elevaron <<¡No chel, las armas Blancas no!>> Se dijo a ella misma pero no se escucho, le molesto que se metiera con su atuendo y que sonriera de esa forma tan sensual y descarada. Justo cuando las soltó, todas esas armas blancas se dirigieron hacía el rubio. Cayo de pie y extendió su mano, entre sus dedos, unas preciosas gemas aparecieron. Eran explosivos que se formaban con su propia sangre. Un truco que descubrió mientras practicaba en los campos rusos. Fijo su mirada en ese perro y en un abrir y cerrar de ojos estaba sobre de él, clavando superficialmente las gemas, porque no pretendía matarlo, sólo herirlo... de gravedad.

-Escucha bien, Scemo [Idiota en Italiano]- Se acerco bastante a su rostro.- No vuelvas a meterte con mi ropa.- Y lo empujo con toda su fuerza para alejarle de ella y así las gemas no le hicieran daño.

Margot abrió la boca en un bonito ovalo.

-Esa... mujer! ¿Como se atreve a llamarle de esa manera? -Sebastian la miró de reojo y no pudo evitar reir. Margot era tan divertida y Rachel también.-Es una...

-Es una Benedetto.-Afirmó Sebastian que ya sospechaba algo. La manera en como aquellos ojos se volvían carmón, la forma en como había llegado a ella.

Leone sintió el golpe, el dolor le hizo sonreir más cuando le habló en Italiano.

-Rachel Bendetto.-El Leone del suelo se desvaneció y el Leone real empujo a Rachel con el pie en su espalda, aplastandola en el suelo.-La ropa no siempre es necesaria-Sonrió de lado en un divertido doble sentido. Leone la observó detenidamente, tenía un culo precioso.-Estas muerta Rachel.-Le dijo y luego la soltó. Leone miró su pecho y sonrió al notar sangre, la chica le había fracturado una costilla al aplastarle de esa manera.- Abre la camara Sebastian. -Sebastian miró al lycan ¿era todo? ¿No iban a pelear más¡? Rachel había estado muy bien, ese golpe sorpresa había sido...

-Claro.-Sebastian empezó a abrir la camara, ¿que pretendía el general Orendain?

Abrió los ojos sorprendida cuando el lobo desapareció de sus manos. Rió por aquella pero tenía que apresurarse si no él

-¡Gk!- Se quejo cuando la golpeó por la espalda, aun tenía un arma ahí, escindida bajo su blusa. Era lo de menos ¡e había atrevido a pisarla como si se tratara de una basura! Iba a pagárselas ¡Lo juraba por ella misma! Sus palabras las entendió, sabía el morbo que había en ellas y aunque sonrió, espero apenas unos segundos ¿En verdad creía que ella se iba a dar por vencida? ¡Claro que no! Ya iba a atacarlo cuando la libero ¡¿Qué?! Frunció el ceño y se puso de pie, se giro para enfrentarlo una vez más pero... lo había herido.. sonrió victorioza pero... Ella también estaba herida. Sus muñecas estaban marcadas.

Estaba algo agitada, despeinada y sucia pero no importaba. Comenzó a desvestirse, al menos se quito aquellas botas militares. No eran del todo cómodas y su pantalón... bueno, ya lo arreglaría.

-Regresa mis tacones, Scemo- Dijo sonriendo. Había sido una batalla, que aunque corta, divertida y difícil.