Devianey/Kellen

Estaba retrasada exactamente por 2 horas con 24 minutos. Tardaría 5 hrs, para llegar a la calle Squeart del rico condominio Barnesley al norte de la ciudad, pero ahora ¡solo le quedaban 3 hrs. para hacerlo! Generalmente mandarían un carruaje por ella, no era apropiado que una mujer joven, soltera y de buena cuna anduviera de un lado a otro caminando o subiendo al tren, pero Devaney Jaeger Mccloud no era una mujer que siguiera los convencionalismos. Eso lo sabía ya incluso la mitad de Londres luego de que su padre y madre anunciaran -esta última con lagrimas en los ojos-  que la hermosa heredera iría a estudiar a nada menos y nada mas que Oxford, en lugar de -como cualquier dama decente- una presentación a la sociedad.

Si la mitad de Londres se sorprendió o no, era sin duda lo que menos le interesaba a Cys Jaeger y a su adorada y encantadora esposa Frejya Jaeger. Ellos, figuras importantes para toda la sociedad londinense -por lo menos del lado respetable de la sociedad londinense- deseaban fervientemente que su hija tuviera una vida feliz y plena, por supuesto que deseaban que así como ellos Devaney tuviera una historia de amor hermosa y un cálido matrimonio con algún atractivo caballero de la alta sociedad. Sin embargo para su perplejidad, Devaney mostraba todo excepto un interés genuino por el matrimonio. Eso para ella era meramente... un formalismo. Antes de que pudiera ser presentada, su agudo ingenio y su sagas intelecto le habían hecho tomar una decisión importante, apostar por una vida de erudita en Oxford. Quería estudiar ciencias exactas y finanzas, no dejaría que un hombre manejara sus asuntos y que mucho menos, quisiera quitarle su dote y la enorme fortuna que su padre tenía -ser un Duque no era nada fácil-. Ella jamás se permitiría eso. Por ello, poco tiempo después de cumplir los 16 años -edad casadera- Cys Jaeger había logrado inscribirla en una escuela de élite casi exclusivamente para varones.

-Estaré bien mamá.

-Eso no es lo que me preocupa. Me lamento por todos esos corazones rotos que dejaras en Oxoford.

Le había contestado su madre aquella noche en que se habían despedido, de eso no más de 4 años. Sin duda la sabia y llena de amor Frejya había dado justo en el clavo. El primer año en Oxford había sido fantástico, había aprobado todas sus materias con sobresalientes y 100 en todas sus notas. Tenia un perfecto dominio del conocimiento pero un pésimo control en sus relaciones sociales. Había encontrado claro a una que otra joven que como ella, creían que el amor era algo que ya no ocupaba intensamente la mente de las jóvenes contemporáneas, había conocido a mujeres interesantes de ciencia cuyo principal objetivo era aportar algo a la humanidad. Sin embargo también había conocido a hombres trogloditas que aun creían que debería estar en su cálido hogar en la calle Squart jugando a ser la dama en peligro, tejiendo bordados, chismeando entre telas de ropa y asistiendo a las ultimas fiestas de la alta sociedad. Lo peor de todo era la insistente fiesta de hombres rudos, teniendo sexo y bebiendo como niños en sus habitaciones o casinos. Aun se vivía así, ahora entendía porque era tan difícil que una mujer pudiera colarse dentro de una universidad como esa. Muchos de sus residentes eran hijos de generaciones pasadas, era casi una mafia de hombres ricos que en lugar de estudiar vivían la vida loca, claro que también había aquellos que no solo eran una cara bonita o un cuerpo de dios, también tenían cerebro.

Dev conoció a pocos de ellos, por lo menos había escuchado de uno. Un atractivo universitario de ultimo grado que se destacaba por sus notas perfectas y su casi nula asistencia a clases. Devaney no había tenido la desdicha de conocerlo pero muchas de sus amigas de último grado le habían hablado de él de una manera que hizo que la joven dama olvidara por un instante que ellas eran igual de inteligentes. Cuando hablaban del chico misteriosos -el príncipe obscuro de Oxford- perdían la mitad de su CI y de paso, la mitad de sus bragas.

El segundo y tercer año habían sido más fáciles, al parecer el príncipe obscuro de Oxford ya había terminado su estancia -afortunadamente el mismo año en el que ella había entrado-  y ella podía dominar a un hombre con tan solo hablarte, lo devoraba con su lengua afilada y -que dios la perdonara- tan viperina como no sabía podía tener. El ultimo año sin embargo era el año de las sorpresas. Para su desgracia Devaney Jeger había descubierto que tal vez el amor y el placer no le era tan indiferente y que había ciertas reacciones fisiológicas que una joven dama no podía evitar. Todo había empezado la primera vez que pudo salir del campus para ir de compras con una de sus compañeras. Ese día se les había hecho un poco tarde y justo cuando regresaban, ella se había resegado un poco en una tienda de adornos, como era su ultimo año quería llevarle algo lindo a su madre y su hermano menor Dimitri, sin embargo había tropezado en un casino de caballeros. La curiosidad había podido más que el honor, sabía que una dama no tenía permitido visitar uno pero las ganas le picaban y querido señor, Devaney nunca se quedaba con las ganas. Fue así como luego de un excelente infiltrado, logro entrar a un cuarto, esconderse y ver de cola a rabo un acto sexual.

Cuando había salido del lugar, sentía su sexo hecho agua y sus pezones contra el corsé más duros que una roca. Luego de ello no había podido dormir hasta que sus dos curiosos y temblorosos deditos, lograron penetrar su camisón de noche y adentrarse a su centro empapado, entrando y saliendo hasta que logro -lo supo al día siguiente cuando investigo- un maravilloso primer orgasmo.

Y bien, luego de 4 años ella ya no era la intelectual ratoncita que había entrado a Oxford, ahora era sin duda una señorita inteligente, fuerte y valiente que se enfrentaría -después de todo- a la dura realidad de la socialite de Inglaterra. No había aprendido muchos formalismos ante la sociedad, no estaba actualizada de los chismes ni cotillas de primera instancia, se había perdido 4 años de su hermano Dimitri y también, 4 años de nuevos vecinos.

-Que pesar- Susurró para sin más y sin evitar poder sentirse intimidada, tomar el primer tren que la dejaría cerca de la estación y luego caminar hasta rentar un carruaje y llegar a la calle Squeart. Deseaba tanto ver  su madre y dioses ¡extrañaba a su papá! extrañaba el aroma a tabaco que se colaba de su estudio y tambien las torpes y burdas discusiones que siempre terminaban en un beso de sus padres. Y Dim... oh Dim... él tenía tan solo 12 años cuando se había marchado, seguramente ya era un atractivo jovencito, a punto de tomar la decisión de estudiar en el extranjero o quedarse en casa. Lo más oportuno era estudiar en el extranjero, era una regla en su familia, por lo menos en los varones, ellos debían ser hombres inteligentes y actualizados, Dim lo sabía, además era sin duda la mejor opción, quedarse en el 355 de la calle Squeart no era lo más sano para sus corazones libres.

-Disculpe, ¿este es el periódico actual?

-Así es señorita, ¿Lo ha oído? La realeza nos visita.

Devaney asintió, conocía los nombres de la realeza o por lo menos había escuchado de ellos, sus padres asistían a ese tipo de fiestas; Dev por el contrario no había tenido tiempo de asistir. Bueno, así que la realeza se hospedaba en el condominio vecino al suyo, era interesante, seguro su hogar era un palacio. Branko y Letizia Orendain Copobianco. Dos apellidos importantes, los reyes actuales de Inglaterra, bueno, no era como si ella supiera mucho de la farandula. Lo único que sabía era que los reyes eran únicos, Letizia era hija de los actuales reyes Italianos y Branko de los ex reyes Franko y Clarisse, al parecer habían unido alianzas.

-Me gustaría saber, ¿porque tanto alboroto?

-¿Esta bromeando?-El hombre que conducía el carruaje le habló aun por sobre su ventanilla-Nombraran a uno de nuestros duques caballero real, eso es... bueno es un honor, podría ser el próximo Rey de Inglaterra si su señoría lo desea. Se por fuentes muy cercanas, que la Reina Letizia tiene en gran afecto al Duque.- Devaney tragó.

-¿Sabe como se llama el Duque?-Preguntó con un escalofrió recorriéndole la espalda. El hombre asintió.

-Cys Jaeger Ritter, ¿sucede algo señorita?

-Si, podría darse prisa.-Lady Devaney tenía los nudillos apretando de su enorme faldón café poco atractivo y sus rizos café obscuro -casi negro- se habían pegado debajo del gorrito debido al nerviosismo y sudor. Eso era lo malo de pasar 4 años viviendo en Oxford ¡Siempre era la última en enterarse de todo!




(Así la casa de Cys y Frejy )

Kellen miraba a sus padres conversar mientras el carruaje los llevaba a su nuevo y momentáneo hogar. Suspiraba un tanto aburrido, aquel viaje no era del todo su interés porque un paseo planeado por semanas con alguno de sus amigos había sido interrumpido. No estaba molesto, era un caballero, un hombre de gran educación y sobre todo, hijo de los reyes actuales de la hermosa Inglaterra. Sabía que el evento por el cual viajaban era muy importante y su presencia era más que necesaria. Lo único que le hacía feliz era la sonrisa de su hermana menor. Ella parecía emocionada y claro, era entendible, era la primera vez que ella salía de esa enorme ciudad y aun no era presentada a la sociedad como era debido, faltaban algunos días para que ella cumpliera la edad debida, apenas tenía 15 años.

Intentaría ver por la ventana pero entonces sintió una suave mano sobre la suya. Sonrió y la miro nuevamente. Clarisse estaba bastante emocionada y él… quería emocionarse como ella pero no era el caso. <<Piénsalo Kellen, las chicas seguro que son hermosas. >> Se dijo como todo buen Don Juan. No por nada tenía un muy interesante apodo en su ciudad.

-Descansa Clarisse, llegaremos en un par de horas.- Le susurro mientras cerraba los ojos y fingía dormir un rato. No quería ser cuestionado con su madre y mucho menos por su padre. Tenían más de dos años insistiendo en que eligiera a una mujer que fuera su leal esposa. Tenía un sinfín de prospectos pero ninguno era de su agrado, fue tanto la presión por todo que tomo cartas en el asunto ¿Quién querría comprometer a su hija con un don juan de primera? Sonrió para sus adentros. Fueron los dos mejores años después de sus estudios. Se había ganado la reputación que deseaba y un titulo bastante interesante.

Cerró sus ojos y un poco de esos cuatro años en la escuela vinieron a él. Todos querían ser cercanos, todas querían ser cercanas. Fue muy aburrido intentar conquistar chicas, nada fue como su madre se lo había dicho, todas decían “si” apenas él lo ordenara, cualquier cosa, aun fuera lo más ridículo ellas y ellos lo hacían. Muchas veces se pregunto y seguía preguntándose si tendría amigos de verdad, si alguna chica estaba enamorada de él y no de su titulo y apellidos. Todo a su alrededor era una mentira o bueno, casi todo. Sabía que podía contar con sólo un buen amigo, uno que desde el primer instante en que lo vio, le dijo todas sus verdades.

-Leone hubiera sido una gran compañía.- Murmuro para él mismo, porque era su compañero de apuestas, de copas e incluso de chicas, oh si, ambos eran los más mencionados en Oxford, pero era lo de menos o eso era lo que creía ¿Qué haría cuando encontrara a su verdadero amor? La verdad es que ya lo había encontrado o bueno, al menos existía una chica a la cual llamo su total atención en un momento no muy adecuado, un enorme casino, un cuarto privado y una muy fogosa compañía ¿Cómo abría terminado esa chica en aquel lugar “prohibido”?

Bufó y miro a su alrededor. El y su padre se miraban el uno al otro. Ambos fruncieron el ceño ¿Desde cuándo comenzaron a llevarse tan mal? Ah, lo recordó, desde aquel día que fue descubierto de mano larga con una de las chicas de la escuela. Lo recordaba, deshonor para la familia real, su hijo, jugando con la hija de un poderoso hombre, no tanto como sus padres, pero poderoso a fin de cuentas. Desvió la mirada y golpeó el carruaje provocando que este se detuviera.

-Llegare caminando a la casa de Sr. Jaeger, no se preocupen por mí.

-Kellen, no bajes del carruaje.- Ordeno el Rey con una voz sebera. Kellen lo notaba, sabía que ese hombre se arrepentía de tener un hijo tan deshonroso como él y en su intento de tener uno valioso, termino por tener a la más hermosa princesa.

-No te lo pregunte.- Y sin más abrió la puerta de carruaje para toparse con una gran multitud de personas comenzando a rodear el auto. Sonrió con encanto y ordeno al conductor que continuara. Kellen se encargaría de de llegar a esa casa a tiempo, más de uno querría llevarlo sin problema, lo sabía.

Devaney miraba el exterior y suspiró, ¿Su padre caballero real? Era un honor sin duda, pero... negó, no estaba del todo segura que su padre aceptaría aquel titulo, aunque bueno, la reina Letizia era amiga de su padre, ¿como se habrían conocido? Dev no lo sabía, algunas cosas no se atrevía a preguntar.

-¿Falta mucho para llegar a Barnesley?-Preguntó, había tomado ese carruaje luego de bajar del tren, esperaba llegar pronto pero al parecer todo había cambiado desde la última vez que había ido a Londres.

-Si, es solo que los reyes estan aquí, hay muchos otros carruajes mi señora.-Le contestó el chofer luego de pasar por una esquina.-¿Tiene familia en Bernesley?-Preguntó el chofer del carruaje rentado, generalmente las niñas de buena cuna tenían carruajes particulares, pero Devaney no había querido que la recogieran, de hecho... había llegado un día antes de lo esperado, sabía que si su padre se enteraba que ella tomaría un carruaje rentado, la reñiría.

-Er si... t-tengo familia.

-Lo sabe, en ese lugar casi siempre viven duques y vizcondez. Es un condominio muy bonito. Hay rumores que el castillo donde se hospedaran los reyes será a unos kilometros de Bernesley.

-Oh, no lo sabía.-Susurró la castaña para volverse de nuevo a la calle, eran los suburbios bajos, donde la gente de clase media-baja vivía, era lindo, no tan represivo como la aristocracia. Continuaron unos kilometros más hasta que el carruaje empezó a temblar.-Que pasa.-Preguntó alarmada, sosteniendose el gorito negro que tapaba sus cabellos rizados, sus ojos azules fruncieron el ceño y luego pegó un gritito.-¡Por dios!-Devaney cayó de lado mientras el caballo relinchaba, el carruaje se había volcado.

-¡My lady, mi lady!-Gritó el hombre abriendo la puerta no atascada para ayudarla a salir y saltar del carruaje.-¿Se encuentra usted bien? ¿Se ha hecho daño?

-No...-tosió-estoy bien, mi equipaje... espere mi maletín

-No ¡que hace!-El hombre no pudo detenerla, Devaney entró al carruaje de nuevo y cogió su maletín, levantando el trasero en el acto, haciendo que el carrosero se volviera hacia otro lado.

-Listo.-Dev sacudió su falta y suspiró.-Cree que tardará mucho en llegar otro carruaje.-El hombre asintió con pesar.

-En lo que regreso a la ciudad para hablarle y ellos regresan. Disculpeme, quedese aquí, intentaré acomodar la rueda, se ha salido pero tengo experiencia. -El hombre empezó a sacar su equipaje.-No, mi señora ¿que hace? yo puedo, una mujer, es una dama, no es correcto que...

-Espere.-Ella lo detuvo.-No son demaciadas cosas y la mayoría son libros, por favor, dejeme ayudar.-La Jaeger empezaba a enfadarse ¡perfecto! ¡llegaría tarde! su madre siempre ponía la cena a una hora establecida, era una costumbre, un habito comer todos juntos y ella había querido llegar a la hora de la cena... cena que se iba a perder por una rueda salida.

-Si se va con el caballo será más rápido ¿no?-Dijo con los brazos en jarras mirando al caballo café, ella sabía montar pues su padre se lo había enseñado, aunque había perdido practica.

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Branko..-La mano de Letizia se posó sobre la de su esposo y sus ojos verdes le expresaron que entendía pero, que no podía hacer mucho por él. Kellen sabía de sus responsabilidades, pero era tan testarudo, había apenas podido converserlo de vivir en el mismo castillo, su hijo era independiente pese a lo que los demás podían admitir. Le gustaba tener sus propios logros aunque últimamente se había encargado de arruinarlo.

-Padre...-Clarisse mordió su boquita y sintió un nudo en su estomago, su amado Kellen se había ido, tal vez ella debería haberse quedado callada cuando supo que viajarían a los suburbios ricos de Londres, Clarisse casi nunca salía, era la princesa, ella era una dama, una señorita que debía ser cuidada.

La emoción en la casa de los Jaeger McColud era expresada sólo por aquel chico de apenas 16 años. Si, era emocionante porque dos cosas emocionantes ocurrirían, la primera, su hermana regresaría después de cuatro largos años ¿Cómo sería ella? ¿Será más alta? ¿Más bonita? ¡Ya quería verla! y la segunda, su tía Letizia y su tío Branko venían. Si, sabía que no era correcto pensarlo de esa forma pero, aunque fueron pocas las veces que vio a la reina y al rey, les había tomado mucho cariño. Nadie lo sabía pero su familia era cercana a la realeza y no por conveniencia, más bien porque su padre y la reina eran buenos amigos, desde muy jóvenes al parecer. Aun no sabía la historia real pero lo poco que había escuchado le hacía pensar que si, definitivamente eran buenisimos amigos.

-Dimitri, contrólate.- Dijo Cys, no en orden, más bien en un pedido suave, era un padre bastante afectivo, pese al orden social y las reglas sociales, no era el tipo de hombre que siguiera del todo aquello, aunque claro, tenía sus propios valores muy arraigados, tanto que dejar ir a su hija había sido muy difíciles.- Mañana sera el día.- Si, incluso él anhelaba ver a su pequeña Devaney.

Dim sonrió y asintió con la cabeza.- Lo siento papá, es sólo que la he extrañado tanto.

-Ven, sera mejor que esperemos en la entrada, La reina y el rey no tardan en llegar, además de el príncipe y la princesa vienen con ellos.

-Si papá ¿No estas nervioso?

-¿Por qué lo estaría, Dimitri?

-Pues por lo que hará la reina y el rey.

Cys suspiro y negó con la cabeza. No era algo que deseara en realidad. Ciertamente era un gran honor pero no quería que creyeran que esa era su intensión al estar cerca de su buena amiga Letizia Copobianco.

-Adelantate, iré a buscar a tu madre.- Ahora si ordeno y avanzó para buscar a su hermosa mujer.

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Branko miro a su reina cuando le llamo y apoyo su mano sobre la de él. Era complicado ¿Cuando fue que perdió la confianza en su hijo? Ni siquiera el lo recordaba. Miro a Letizia y le sonrió. Iba a decirle algo pero escucho a su hija.

-Esta bien, no pasa nada. Ya es todo un hombre y sabe lo que hace....-Fue lo único que pudo decir aunque no confiaba en las decisiones de su hijo, no desde que era mejor conocido como el príncipe obscuro de Oxford.

-(-)-

Los pasos del príncipe eran calmos. No tenía mucha prisa, aunque la noche se acercaba más y más. Sonrió, era parte de él a fin de cuentas, no por nada lo llamaban de aquella forma. No procuraba hacer caso a quienes le miraban con tanta admiración. Saludaba, claro, no tenía que ser descortés, al contrario, era un caballero, uno atrevido y de mundo, pero caballero a fin de cuentas.

Miraba al rededor, le gustaba el pueblo, era tan distinto a lo que acostumbraba. Eran gente muy amable y agradable. Se intereso por un par de cosas las cuales deseo comprar pero no llevaba con él dinero ¡Magnifico! Tendría que viajar de nuevo a ese lugar pero no era problema, tenía su propio carruaje o bueno, era de sus padres. Lo mejor era apresurase ya, se hacía más tarde y si llegaba más tarde tendría un enfrentamiento con su padre. Miraba a su alrededor ¿Donde podría rentar o solicitar un carruaje?

-Perfecto...-Menciono al ver la mala suerte de aquel carruaje que se había volcado, podría preguntarle al hombre y quizá solicitar un poco de ayuda si le brindaba apoyo para cambiar esa llanta. Oh si, era momento de una buena acción por algún hombre o mujer educada que tuvo un pequeño accidente. Se acerco al hombre.- Disculpe ¿Necesita ayuda? aya, que mala suerte ¿Esta bien? ¿Están bien sus pasajeros?-Cuestiono acercándose más, terminado por ver a una dulce dama. Que mala suerte la de esa chica que... La miro de pies a cabeza. Que guapa o al menos, que cuerpo.

-¿Se encuentra bien, Señorita?- Dijo sin ser del todo atrevido, pues respeto el espacio de aquella chica el cual no quería respetar pero ¿Que si era casada? No quería causar problemas a sus padres, a su madre en especial.

Frejya por su parte curioseaba en la cocina. Probaba los alimentos con los cocineros, reía por algun chascarrillo y movía a la sopa. Sus sirvientes estaban ya acostumbrados a la intromisión activa de la Duquesa Jaeger, al principio había sido dificil aceptarla pero poco a poco no tuvieron remedio, la joven mujer era terca cuando se lo proponía y no aceptaba un no cuando se trataba de ayudar.

-Yo también quiero cocinar para mi esposo, es una orden y no quiero que la contradigan.-Había dicho un día en que un cocinero se había atrevido a decirle que ese no era su lugar, que era una mujer de buena cuna y que ellos debían hacer cosas como cocinar. Después de eso todos se habían quedado callados, la duquesa también tenía garras pese a sus suaves manos con olor a petalos.

-¿Quiere hacer algo especial para la niña Devaney?-Frejya sintió un picor en sus ojos, se limpió la lagrimita. ¡Su bebé volvería! estaba tan feliz que se pondría a cantar.

-Si, quiero un pastel, postres por todas partes y bueno, también hoy es un día especial ¿esta ya el ternero?

-Si mi señora, esta ya en el horno.

-Perfecto.-Se detuvo al sentir un picor en su espalda, eso ocurría cuando sentía la mirada de Cys tras de ella. Se giró y parpadeó encantadoramente para sonreír a su esposo. Estiró sus manos para tomar las de él.-¿Estas nervioso? -Preguntó Frejya. Usaba en ese momento un vestido azul marino con mangas de tres cuartos largas en las puntas, su corset resaltaba discretamente un pecho cremoso y sensual cubierto por un ligero encaje. Tenía un ligero labial rosado y usaba poco colorete, nada en realidad.-¿Donde esta Dimitri?-Se volteó a la entrada y su cola de caballo larga se meció, tenía algunas partes trenzadas y sus lacios cabellos rubios acomodados estrategicamente para enmarcar su rostro.

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Clarisse asintió y luego, se levantó para sentarse en el regazo de su padre.

-Papi.-Le dijo pues pese a tener 15 años, Clarisse no tenía ninguna malicia.- No te enojes con Kellen-Se recargó en su pecho y cerró sus ojos.-Él solo no sabe que hacer, pero es bueno yo lo sé. Yo me he empeñado en que él tenía que venir, no era su obligación, lo he obligado yo.

Letizia suavizó su mirada. Eran reyes, sabía lo dificil que era eso incluso para sus pequeños. Siempre crecieron teniendo que ser un ejemplo, sin embargo no por ello los dejaron de lado. Branko y Letizia era diferentes, por eso Inglaterra estaba cambiando, los nuevos Reyes hacian cosas como pasar la noche en la casa de un duque, sin escolta.


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Dev llevaba su maletin en su mano. Usaba en ese momento un vestido café, con el tipico corse, no tenía escote y usaba manga larga, café obscuro con claro. Era toda una señorita cubierta, sin embargo no por ello se podía dejar de notar su figura, su estrecha cintura, su torso largo. Si, era guapa, aunque el sobrerito tampoco dejaba apreciar su fino rostro. Ella carraspeó al girarse y verlo.

Dios.

-Oh, joven, gracias por la ayuda esto esta un poco pesado. Fue una mala suerte haber terminado aquí.-El carrosero no había reconocido a Kellen. Devaney tampoco lo había reconocido como principe, se había pasado la mayor parte de su vida leyendo libros de ciencia o de vez en cuando una novela romántica para criticarla -pero muy en el fondo, se ilusionaba-

-Si... er...-Carraspeó de nuevo y cerró la boca para recuperar su postura recta, firme y con el mentó levantadito.-Gracias. Es, fue un imprevisto.-Se giró de nuevo al carruaje, llegaría tarde a casa. Levantó la mirada, empezaría a obscurecer pronto y eso no era buena señal.-¿Tardará mucho?-Dev miró de reojo el caballo, estaba pensando en una idea descabellada ¿y que sí ella montaba el caballo? Bueno, el chofer creía que ella era una sirvienta o una mujer de clase baja y seguro que el atractivo dios obscuro creía lo mismo, ¿que sería él? usaba ropa exclusiva, eso si que podía distinguirlo. Fuera como fuera, poco importaría si una mujer, aparentemente de clase baja, montaba a caballo en vestido hasta Bernesley.

Cys miraba detenidamente su mujer. Era tan... diferente a las demás. Sin duda la mejor, una mujer poco tradicional, tan repleta de ideas, de ganas de vivir y crecer y hacer un cambio en el mundo, su perfecta, su preciosa esposa. Se apoyo en el marco de la puerta mientras algunos de los cocineros y de más lo miraban, tensándose un poco ¿Por qué se preocupaban tanto por su presencia en la cocina? Ah si, la cocina no es lugar ni para el duque, ni para la duquesa. Le sonrió a Frejya cuando sus miradas se encontraron y tomo sus manos. Se miraba tan hermosa con ese encantador vestido. Sin duda elegante, sensual y... ella lo tentaba en cada momento, en espacial con esos vestidos y corsés. Negó con la cabeza.- En realidad, estoy más nervioso por mi equeña, deseo verla.- Si, quería ver como su pequeña ya no era una niña, ya era toda una dama, una mujer de 20 años... ¡20 años!.- Él nos espera en la entrada, Branko y Letizia no tardan en llegar o eso espero.- Y le acerco a él un poco. Deseaba besar tanto sus labios y no se lo prohibió, a la mierda las reglas sociales. Le dio un suave beso en los labios y después llevo una mano a su vientre. Como deseaba que ella estuviera de nuevo embarazada, ambos habían planeado tener tres hijos desde un principio y él creía que ya era tiempo de él tercero ¿Qué pensaría ella? Bueno, sólo esperaba que ella le diera la gran noticia. -Vamos con Dimitri, nos esta esperando.- Y le dio un beso más para ir junto con ella hasta donde su hijo menor.

-(-)-

Branko odiaba eso más que nada. Ser un maldito ejemplo. Era Rey, era cierto, sus padres fueron reyes maravillosos y... él en un principio no quería serlo, quería hacer su vida fuera del castillo, quería ser libre y conocer el mundo pero, su mundo se redujo a una hermosa joven de cabello castaño y ojos verdes en el momento en que la vio... y ahí estaba, junto a ella compartiendo su vida, concibiendo de su amor, hasta el momento dos hijos.

Miro a su pequeña que ya se sentaba sobre su regazo y se inclino a besar la coronilla de su cabeza- No Clarisse, no es tu culpa. Tu hermano tiene responsabilidades y como...- Gruño molesto por esas palabras, no le gustaban ¿Por qué obligarlo a tal? Sabía porque, sabía que su hijo sería un mejor rey que él y su mujer, sería mejor que su esposa, pese a lo poco que confiaba en su hijo hasta el momento, tenía esperanzas en que, así como le ocurrió a él, le ocurriría a su hijo.- Futuro rey, tiene que entenderlo.

-(-)-

Kellen negó sin problemas, no era tan pesado o bueno, si lo era pero era un chico joven y bastante fuerte.- Esta bien, de surte que caminaba por aquí- Dijo terminando de bajar aquellas maletas. Asintió a la joven que no dejaba ver del todo su rostro, que misteriosa. Eso le llamaba bastante pero no era momento, tenía que llegar a tiempo a donde su destino. Miro de nuevo a la chica, no parecía cualquier chica... algo, ella no era de clase media, claro que no pero no podía diferenciar mucho en realidad.

-Se hace tarde y es peligroso que una joven como usted este en un lugar como este. No se a donde se dirigía, yo necesito llegar a Barnesley y podría acompañarla a su destino si me lo permite antes de ir al mio.- Dio media cuenta y se dirigió al hombre del carruaje.- Le ofrezco esto..-Dijo mientras se quitaba un pendiente de su oreja, oro punto, grabado especialmente para el príncipe, era único pero le importaba más llegar a tiempo y saber don de vivía esa encantadora jovencita- Por uno de sus caballos, quizá sea poco pero si me da su dirección, le dare el resto mañana por la tarde, es una promesa.- Y Kellen le extendía la mano con la pieza de oro. Miro de reojo a la chica.- Mi nombre es Kellen, es un placer.- Si, coqueto, encantador, guapo, un principe de ensueño o algo parecido.

Los ojos de ella se llenaron de amor y más cuando él tocaba su vientre, ella no se lo diría aun, no aun. Esperaría el día de mañana que tuviera a Devaney con ella.-Lo sé mi amor.-Le dio un beso más pero en la mejilla a la vez que acariciaba su mandibula.-Yo también quiero verla.-Tomó su mano y caminó hacia la entrada.

-Lord Jaeger, estan aquí.-Dijo uno de los mayordomos, cruzando velozmente el umbral que daba a la estancia principal.-Sus majestades están aquí.

-Gracias Ludwick. ¿Dimitri?-Llamó por su pequeño buscandolo con la mirada, tendrían que presentarse formalmente.-¿Como me veo?-Dijo Frejya alisandose la falda y acomodando su corset.

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Estamos aquí.-Susurró Letizia y luego Clarisse enderezó su espalda.

-¡Es hermosa!-Dijo la jovencita mientras se giraba a su papá.-Será divertido, conocer a chicos de mi edad ¿verdad papi?-Los cabellos ondulados de Clarisse se mecieron de un lado a otro, sus ojos verdes idénticos a los de su madre parpadeaban coquetos por la emoción. Se aliso las enaguas y un brillo aventurero apareció en sus ojos. Clarisse era una ternura pero... también era muy intrepida y algo presumida.

-Yo bajo primero.-Dijo mientras le abrian la puerta y ponía su mano para que la ayudaran a bajar.-Gracias-Sonrió encantadora, mirando la fila de mayordomos que inclinaban sus cabezas y los esperaban.

Letizia por su parte bufó.

-Odio el protocolo.-Besó a su marido con algo de fuerza antes de bajar.-Sonrie un poco mi amor, estoy segura que será un verano interesante.-Le dijo con cariño y luego se dispuso a bajar. Eran los reyes despue de todo. Ella debía confiar en su hijo, era su Kellen... su hermoso y pequeño Kellen "Demuestrale a todos quien eres mi amor, no te rindas" pensó para sí e instintivamente tocó su vientre. Tenía una semana de embarazo, dentro de poco se lo diría a su esposo. Un nuevo principe o princesa nacería.

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Barnesley, Devaney se giró ligeramente a verlo.

-Es curioso, la señorita también va hacia allá.-El señor sonrió sin mirar que detrás de él, Dev había frucido su ceño, ¿como se atrevía ese hombre a darle su destino a un desconocido?-Por dios.-El hombre habló enseguida al reconocer la pieza del joven.-¡Es una pieza real!-Lo sabía, lo reconocía por el sello-¿s-sera que acaso usted es un...?-El hombre no terminó de decir nada porque la chica ya estaba tomando una de sus maletas.

Se detuvo al escuchar el nombre de aquel caballero obscuro, su cuerpo se estremeció cuando lo miró, más cuando dijo su nombre. Reconocería a ese tipo de personas tan solo las mirara. Un vividor.

-Dev...-Se detuvo, no quería decirle su nombre verdadero.-Devora, gracias por el ofrecimiento pero prefiero ir yo sola.-Tomó su maleta y empezó a caminar.-Como ya le he pagado y no puedo esperar más tiempo, llevé mis cosas a la dirección que le he dado.-Le avisó al carrosero y luego se inclinó ligeramente a Kellen, dejando ver por primera vez con claridad, sus ojos azules.-Un placer igualmente conversar con usted.-Comenzó a caminar, odiaba a los vividores, porque recordaba la escena del casino y por dios, que esa escena no podía borrarla de su cabeza.

-Calmante, Frejya. Te vez hermosa y créeme, es lo que menos le importa a Letizia. Le encantara verte.- Dijo apretando el agarre que los unía mientras iban juntos donde la entrada para recibirles y en ese momento su hijo se unía a ellos. Dimitri entonces actuaba como el chico encantador y lindo que era porque por mucho que quisieran hacerle todo un caballero, era imposible simplemente mostrarse serio. Era un chico encantador, risueño, nada parecido a lo usual, quizá un tanto contrario a su padre pero muy parecido a su madre.

-Lo siento, estoy aquí.- Dijo a su madre.- Te vez hermosa, madre.- Se puso correctamente de pie y esperaría, era hora no sólo de conocer por fin a sus primos o bien, los hijos de los reyes, también de volver a verlos.}

-(-)-

Y ahí iba su encantadora hija. Así era Clarisse, una niña encantadora, atrevida y sobre todo, llamativa. Muy llamativa. Branko arqueó una ceja y sonrió un poco, él mejor que nadie sabía cuanto odiaban ese jodido protocolo. Respondió al beso de su mujer. Asintió y sonrió como el falso que podia ser cuando se lo propusiera.- Sabes con quien hablas, cariño.- Le guiño el ojo y la vio bajar. Era su jodido turno. Se puso se pie, acomodo un poco su ropa y deseo con todo su jodido ser que su hijo no tardará, tenia que tener esperanzas en él, las mismas que su reina tenía e incluso su hija.

Al bajar noto la elegancia con la que el Jaeger les había recibido. Sonrió para sus adentros, se estaba luciendo... Puto protocolo.

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Estuvo apunto de hacer callar al hombre. Oh no, no quería un escándalo porque él estuviera rondando por las noches con una linda dama en las calles de aquel interesante lugar. Le guiño el ojo al hombre y con una ademan con las manos le pidió que guardara el secreto. Se apresuro para alcanzar a la chica y ponerse frente a ella, tenia unos hermosos ojos azules, quería verlos de nuevo.

- Insisto, no podre dormir tranquilo esta noche si no me aseguro que una educada dama como usted este segura en su hogar. Permitame.- Y entonces tomo la maleta, queriéndosela de las mano, rozando sus dedos, mirándole fijamente, sonriendo... Intento acercarse otro poco más pero no quería ser tan obvio, no era como en la ciudad, seguro era una mujer mucho más reservada que lo que podía encontrar en Oxford.

Los hombres y mujeres se inclinaron y Clarisse se encogió de hombros para ahogar una risa, miró a Cys y Frejya al final y aunque quiso ir corriendo a saludar, debía esperar a sus papás.

-Duque Jaeger.-Letizia inclinó la cabeza y colocó su mano en el brazo de su marido, empezando a avanzar, una vez estuvieran dentro todo sería más fácil. Suspiró.-En verdad odio el protocolo.-Le susurró a su esposo.- Nadie me dijo que ser reina supondría tener muchas reglas.-Rió por lo bajo.-Debimos haber escapado cuando me lo propusiste.

-Tio¡Cys! ¡Tia Frejya!-Clarisse corrió esta vez, sin poder evitarlo todo.-¡He llegado! ¿Donde esta Dim?-Rió encantada y abrazó a Cys con fuerza para levantar su rotro a él y luego a Frejya, abranzandola también.

-Que hermosa estas Clarisse.-Le dijo la rubia mayor.

-Lo sé, mi presentación será en poco tiempo ¿estarás allí verdad? ¿Tu también tio? Incluso te dejare bailar conmigo Dim-Sonrió de lado y soltó a Frejya para avanzar a su primo, abrazandolo con fuerza.

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Devaney frunció su ceño ligeramente.
-Estoy segura que existen cosas mucho más importantes que interrumpan sus sueños que el que una simple dama como yo, ande sola por voluntad propia. Además este país es muy seguro...

-Pff...-El carrosero rió por lo de "pais seguro" No era seguro ni mucho menos respetable que una mujer caminara sola. Devaney carraspeó, fulminando con la mirada a aquel hombre. Se volvió a Kellen nuevamente.

-... créame, dormirá como un bebé.-Intentó tomar su maleta. Se sentía rara con ese hombre, un sentimiento de que él era peligroso. Se la quitó y volvió a caminar, más rápido un, sin mirarlo, no montaría a caballo con él, no dejaría que él la tocara, no dejaría que un hombre tan sexy y obscuro estuviera pegado a ella, recordandole la escena que había visto.

Cys se inclino ante la presencia de todos. Sonrió a Clarisse, la linda princesa y después a Letizia, con Branko fue un tanto diferente pero ante todo educado.- Su majestad.- Respondió a ella mientras los invitaban a pasar, sabía que dentro todo sería mucho más tranquilo y natural.

Branko aguanto las ganas de reír por las palabras de su mujer, era tan ocurrente pero era cierto, de haber escapado no estarían ahí pero... era agradable estar en la casa de un buen amigo y no en aquel enorme castillo donde siempre les vigilaban.- Ya no tiene caso recordarlo.-Dijo muy sincero porque las cosas no serían como eran en ese momento y pese al jodido protocolo, le gustaba la vida que llevaba con su esposa, su reina.

Estaban a solas y todo ya era diferente. Cys respondió al abrazó de su linda sobrina, encantadora niña, rió un poco y la soltó.- Él...

-¡Clarisse!- Dijo el azabache y corrió hacia ella para abrazarla. Habían pasado muchos años ¡Por fin se miraban de nuevo! era como conocerse una vez más.- Por supuesto que estaremos en tu presentación.- Declaro el menor de los Jaeger mientras tomaba de la mano a su prima, era tiempo de actualizarse ¿Qué tanto habían hecho?

-¿En donde esta Kellen?- Cuestiono mientras saludaba a Letizia como era debido, con un fuerte abrazo.

-Frejya.- Dijo Branko acercándose a la joven esposa de el Jaeger para saludarle con la educación que no, no lo caracterizaba.

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Y esta vez no se puso delante de ella, la tomo del brazo con delicadeza y la hizo girar hacía él. Era una chica bastante interesante y por lo que decía, poco usual. Eso llamaba su total atención. Más de lo que cualquier otra chica llamo su atención.

-Creo que no lo esta entendiendo, Devora. No pienso dejarle sola y si tengo que seguirla por toda la noche lo haré, soy un caballero- "Y un perfecto libertino, por supuesto"- y por eso mismo, no es adecuado que ande por su cuenta por este lugar, permitame llevarla, no pasara nada - "Aunque no puedo asegurar que no intente hacer algo interesante " Y de nuevo le arrebato la maleta con una educación que según él era correcta y le ofreció su brazo.- O ¿Es qué tengo que hacer algo en especial para tener su confianza? - Sonrió de nuevo, esa chica... seguro que la había visto antes.

Letizia no dudo en abrazar a Cys, era su hermano despues de todo, habían vivido cosas juntos, cosas buenas y malas. Ahora despues de tanto tiempo le alegraba ver que tenía hijos y a una mujer hermosa a su lado, una que lo amaba como era debido.

-Oh él...-Letizia sonrió.-tenía que hacer algo, vendrá en un momento a otro. Y ¿Dev? ¿Aun no ha regresado? La última vez que la miré tenía menos de 5 años.-Frunció su ceño, no había podido ver a Devaney como había visto a Dimitri, sobretodo porque la primogenita siempre estaba en una escuela u otra, estudiando o haciendo algo que según las normas sociales, no era siempre lo mejor para una señorita. Pamplinas, al diablo con las normas sociales, Let se estaba cansando de eso.

-Ella vendrá mañana.-Frejya le dijo mientras sonreía a Branko y al final, lo abrazaba también. A Frejya le agradaba Branko. Branko no era el tirano que muchos de Inglaterra querían hacer creer.  Ella lo sabía por la manera en como cuidaba de Clarisse, como miraba a Kellen o como resolvía los asuntos del congreso en el país, como se relacionaba con las personas pues aunque era frio y algo distante, siempre estaba al tanto de lo que ocuparan, era justo y... sobretodo, Frejya podía decir que era una buena persona por la manera en como miraba a Letizia, por como le hablaba o la tocaba, así como Cys  con ella, como si fuese el ser más valioso que tuviera entre sus manos.

Letizia le había contado un poco de como se habían conocido Branko y ella. Sin duda, Branko no era un tirano y si lo era... era el mejor tirano que Inglaterra había podido tener.

-Me da gusto que puedan pasar tiempo con nosotros.-Frejya lo soltó y sonrió con calidez para volver al lado de su esposo y tomar su mano.-Espero que Kellen regrese ponto, la cena estara lista. ¿Estan cansados?

Letizia se acomodó el cabello hacia atrás y asintió un poco. Ella si estaba algo agotada, pero no le diría a Branko aun porque.-Me gustaría cambiarme en mi habitación, estoy un poco acalorada.-Rió un tanto nerviosa, fijando sus ojos verdes en Branko y Cys.-Pero ustedes pueden adelantarse, ya lo saben... tiempo de chicas.-Frejya le siguió el juego y tomó la mano de Letizia.

-Entonces volveremos en un momento.-Frejya besó a Cys en la mejilla y luego llevó a Letizia a su habitación.-Tendrán que platicar solos en algún momento-Letizia pegó una carcajada.

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Se sostuvo el gorrito antes de que se le cayera, tenía el ceño fruncido. Nadie tomaba de esa manera a una Jaeger, no sin su permiso.

-Tal vez respetando la decisión de una dama, devolviendole su maleta y dejándola sola.-Se logró soltar, tomando su maleta y de nuevo comenzó a caminar. Seguiría el camino a Bernelsey, es más, iría rápido, un caballero se molestaría al ser la tercera vez que lo rechazaban. Le había dejado el caballo, podría marcharse en cualquier momento y ella... ella ya no deseaba llegar a la hora de la cena, por el contrario deseaba llegar antes de que obscureciera. Incluso ella misma sabía que podría ser peligroso, mierda, ¿porque era tan testaruda? Podría haber aceptado la propuesta de Kellen pero había algo en él... algo que la irritaba. Tal vez su mirada rojiza y afilada, tal vez su mandibula dura o su cabello negro y su piel clara, era sexy y alto y el traje que llevaba dejaba ver lo poderoso que eran sus piernas y sus brazos y manos y... era un hombre. Y Devaney conocía los libros pero no conocía los hombres, no hombres que la intimidaran de esa manera. Ni siquiera lo conocía del todo y sentía que debía usar todas esas armas que había aprendido en Oxford para defenderse de los chicos. Era una Jaeger, su padre era un duque pero ella jamás había sido presentada a la sociedad, por supuesto que no sabía como tratar a otros caballeros.-Volveras para presentarte, serás una mujer de mundo y te olvidaras del casino.-Murmuró para sí, caminando rápidamente y mirando al suelo algo distraida, seguiría la vereda, entraba a los condominios y todo era pasto por allí... era hermoso pero aun faltaba mucho por caminar.

Cys asintió a las palabras de Letizia. Supuso que Kellen querría conocer un poco antes de llegar a su casa. Era un chico inteligente y al cual respetaba y admiraba pues había hecho lo que pocos jóvenes hacían: ser simplemente él mismo o eso creía- Devaney llegará mañana por la tarde si no me equivoco, así que hasta mañana podremos verla- Si, a él le hubiera encantado tenerla antes en casa pero era casi imposible, su hija era demasiado estricta y eso le encantaba, ella era ordenada, era una dama de buena cuna y lo mejor era que jamás le habían obligado, ella había elegido ese estil de vida, si era feliz, él lo seria con ella.

Branko abrazo a Frejya, no era como que nunca lo hiciera, sabia que la mujer de Jaeger era toda dulzura, al menos frente a todo el mundo, si embargo, no tenía porque estar pensando en como seria entre cuatro paredes con su familia, seguro era bastante parecida a Letizia, una mujer repleta de ideas las cuales no iba a callar.- El placer es nuestro, Frejya, en verdad. Ya deseaba salir de ese maldito castillo- Si, las responsabilidades dentro de esas majestuosas paredes eran agotadora. Branko regreso junto a su mujer y le miro con cierta preocupación.- ¿Esta todo bien, mi reina?- cariñosos a su estilo.

Cys también había regresado con su mujer después de ese cálido saludo con la reina. Ambos hombres se miraban. Era su forma de comunicarse, al menos con miradas y quizá uno que otro ademán con la mano, pero no por eso se llevaban mal, al contrario, Letizia se había encargado de hacerlos un tanto amigos

- Bien, nosotros estaremos en la sala de juegos.- Dijo Cys invitando al rey a pasar por lo mientras un buen tiempo de chicos o mas bien de caballeros. Branko asintio pero termino dandole un beso en la frente a Lerizia, si algo andaba mal, ella debía llamarlo, iría a por ella sin lugar a duda. Cys por su parte también beso a su mujer y la vio partir con la reina.

-Tienen algo en mente.- Dijo Branko quedandose a un lado del duque.

-Pienso lo mismo que tü.- Dijo al rey y sin más caminaron, beberían un poco mientras esperaban a las damas.

Por otro lado, Dimitri había llevado a Clarisse a una habitación especial, una donde sólo él y Dev entraban cuando eran niños,mejora por lo genral estaban sola, ya no eran tan pequeños y Dev se había ido hace cuatro años.

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Kellen giro los ojos y negó con la cabeza ¡que mujer más testaruda! Pero, tenía que admitir que incluso esa actitud la hacia encantadora. Divina criatura, tenía que hacerla suya. Era única en su especie, seguro seria acechada por más de mil lobos pero se aseguraría de ser el único que la tomara, era un hecho. Suspiro y camino hacia la chica, mantenía una distancia considerada, donde pudiera mantenerla a la vista.

Podría utilizar su título para hacerla detenerse y aceptar su ayuda, pero no era ese tipo de chico, era tramposo y gozaba de ganar en justa posición pero con gran ventaja, era un libertino pero no un vividor hijo de puta. Miraba a su alrededor mientras caminaban por el césped, había olvidado aquel hermoso pendiente que su madre y padre había hecho especialmente para él... Esa chica valía eso y mucho más.

-Y así es como la sociedad pierde una encantadora y bella dama.- Verbalizo mientras aún la seguía, admirando de pies a cabeza el cuerpo de esa chica, cubierto por ese encantador y y muy regalado vestido. Un escote no le haría ningún mal. Seguro escondía dos bellas joyas bajo esa fina y cara tela.

Subieron las escaleras cada vez más lento, Letizia estaba realmente agotada.

-¿Hay algun baño dentro?-Preguntó la castaña al llegar a la puerta, riendo un poco y recargandose a la pared.

-Jesus, Letizia ¿enserio estas bien? Tal vez debería llamar a Branko y...

-No.-La reina la tomó de la mano antes de que se marchara, no quería escandalos, no ese día.-Estoy bien, solo estoy algo mareada, el carruaje me canso mucho y bueno tal vez el cambio de latitud...-Frejya abrió la puerta y la ayudo a entrar.

-En un momento te traeran tus maletas, ¿porque no te sientas? -Letizia asintió y Frejya cogió una jarra de agua, llenando un vaso de vidrio para darsela, afortunadamente estaba frio.-¿Desde cuando?

-¿Perdón?

-Letizia, desde cuando lo sabes...

-No se a que te refieres, no te entien...

-Por favor, reconozco una cara iluminada y los primeros signos del estado, ¿quien crees que soy Let? Ambas tenemos dos hijos.-La rubia se sentó a su lado y la miro, miró como sus ojos se ponían acuosos, como si quisiera llorar, estaba llorando.

-Es que no se llevan bien.-Hipó, dioses, Frejya suspiró, el embarazo siempre era una mezcla de emociones, la dejo hablar y tan solo acaricio su mano.-Kellen y Branko pelean todo el tiempo y no se pueden tolerar y-yo... yo sé que se quieren pero es tan dificil y...-Se limpió los mocos con su mano, nada apropiado para una reina.-Y ahora esto, estaba segura que me cuidaba, ambos... pe-pero no me ha venido y tu sabes como son estas cosas.... depronto las nauses y ha sido tan dificil ocultarlo de Branko.-Se llevó las manos a los ojos y empezó a llorar como una niña chiquita.-Y el cabildo ha anunciado algunos problemas, Inglaterra esta pasando por una recesión importante, Branko va a juntas muy seguido, esta casi todo el tiempo fuera y lo extraño y Kellen huye y ha hecho tantas cosas que... ¡y Clarisse!

Frejya no sabía como reaccionar, era verdad que Inglaterra pasaba por periodos duros pero estaban sin duda en su mejor momento. Se habían logrado reducir los impuestos y la gente estaba recibiendo servicios médicos incluso en los barrios más alejados, existía también nuevas leyes sobre las mujeres y bien, todo eso en el reinado de Branko y Letizia. Era sin duda un gran logro. Rió por dentro, abrazando a su amiga.

-Esta bien, yo te ayudaré con la presentación de Clarisse.

-¿lo haras?-La castaña levantó la mirada, tenía algunos mechones pegados a sus ojos y las lagrimas se embarraban en sus labios.-¿De verdad lo harás, por mi?-La reina hipó como una cría y dejo que Frejya le quitara algunos mechones de pelo.

-Por todos ustedes.-Sonrió finalmente y besó la mejilla de su amiga. Letizia lloró de nuevo, esta vez quejandose de que quería estar más tiempo con Branko, que odiaba las coles de bruselas y que su cocinera personal le había reducido sus porciones de azucar.

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-¿Que este lugar Dim?-La preciosa princesa levantaba ligeramente su falda para caminar al lado de Dimitri, sus ojos miraban curioso todos-¿Dime algo Dimitri? ¿Como es tu hermana Dev? ¿Crees que le agrade? ¿Es más bonita que yo?

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Apretó las manos al agarre de su maleta o por lo menos una de ella, mientras la otra sostenía su gorrito, acomodandoselo para que no dejara suelto ni un solo cabellito castaño.

-No será la primera vez que la sociedad londinese pierda una y en todo caso no creo que sea asunto suyo, señor.-Devaney le miró de reojo. Abrió la boca y luego la cerro, debía controlar su boca. La abrió de nuevo y la cerró de golpe otra vez hasta que no pudo más, ¿porque la seguía?-¿Porque esta siguiéndome? -Comenzó a caminar más rápido, algo había hecho clic en su interior- Si es un pervertido le advierto de una vez que se defenderme y le prometo que si intenta tocarme varias de sus costillas necesitaran ayuda urgente.

Ambos caballeros ya estaban donde el despacho del Jaeger. Cys servia un par de bebidas, algo de vodka, el vino no era lo que necesitaban en ese momento, ya lo tomarían en la cena. Se acercó a su buen amigo y le entregó su bebida.

-No pareces estar tranquilo Branko. En realidad te noto cansado y muy molesto.

Vaya, ese Jaeger lo hacia de nuevo ¿qué mierda tenía en los ojos? Bufo molesto y bebió de golpe todo su vodka, sintió arder su garganta y se quejó un poco pero camino hasta donde la bebida para servirse más... Se llevo la botella con él para sentarse frente a él Jaeger en una pequeña saluda, bastante elegante.

-Ser rey es una mierda. Estoy arto de todo esto.- Suspiro de nuevo y tomo asiento con cierta agresividad.- Me case con Letizia para pasar tiempo con ella, no con toda esa bola de bastardos. Son tan estúpidos.- Gruño y dejo la botella sobre una mesita central mientras que le daba un sorbo a su bebida.- Es casi una puta odisea hacerles entender que sus putas tradiciones me importan un carajo.

Y ahí estaba el verdadero Branko. Él no era ese rey que parecía más que perfecto, era un hombre que gozaba de las aventuras, que disfrutaba retos y hacer lo prohibido. Sabia que su mujer disfrutaba lo mismo que él pero...-Mis planes, los de Letizia, los de ambos están revolucionando todo en este lugar ¿Y que obtenemos?...- Negó con la cabeza. Branko se estaba quejando, pero prefería hacerlo con Cys y no con su reina, no quería abrumarla, no quería preocuparla.

-Muy buenos resultados aunque los más ancianos aún están en contra de todo cuanto desean hacer tu y Letizia. Pero no es eso lo que te preocupa en realidad ¿por qué Kellen no ha llegado con ustedes?

Y ahí estaba de nuevo el Jaeger viendo la realidad. Frunció el ceño y desvío la mirada. Negó con la cabeza y no quería decir más de su hijo.- Las cosas no van del todo bien con él. En realidad, nada bien.

Cys ya escuchaba la situación. Padre e hijo distanciados, algo a lo cual temía. No quería a su pequeña lejos por lo mismo y temía en algunas ocasiones que Dim terminará por rebelarse de tal manera.

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-Esta habitación era de Dev, después fue de ambos y ahora... Supongo que será para algún futuro hermano o hermana si es que lo tenemos. Es un cuarto de juego.- Le explico a la rubia mientras buscaba unos cojines para que tomarán asiento en el piso. Era más divertido. Río un poco. Se sentía inseguro ante esas preguntas ¿cómo era Dev? Ya habían pasado cuatro años, seguro que era diferente ¡muy diferente! Pero de algo estaba muy seguro.- Ella es hermosa, Clarisse y me atrevo a decir que es más hermosa que tú y seguro que se alegrará de verte y le agradaras en un 100%. ¿Qué me dices tú de Kellen? Alguna vez lo vi pero... No pude interactuar con él en realidad.

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Una sonrisa lo dijo todo sobre lo que pensaba de esa chica. Era tan insolente, atrevida... Era excitante, en verdad, la forma en la que caminaba y la forma en la que dejaba que su boca hablase lo hacían sentir caliente. Chicas como ella ¿donde más podía encontrar? Era toda una fierecilla. No respondió a la primer pregunta, continuaba detrás de ella. Iba a tomarla, definitivamente iba hacerlo. Bufo una risa.- Me ha dado interesantes ideas, señorita ¿un pervertido? Podría ser peor que eso, sólo un simple caballero.- Y dio pasos más largos para alcanzarle.- Dígame una cosa señorita ¿Es que desea que yo la toque?- Cuestionó justo en el momento que tomó su mano y la jalo hacia él. Cuidaría sus costillas. Sabia defenderse y como no, en especial de una mujer.- Caca palabra que usted dice, la forma en la que actúa ¿por qué la necesidad?- Kellen estaba de coñá, quería ver con claridad el rostro de esa dulce damisela, pero la oscuridad no le dejaría ver del todo... No importaba. Iba a conseguir algo de ella, aunque fuese su dirección al llevarla a casa.

Letizia se mojó la cara un poco y luego se miró al espejo. No quería que Branko supiera que había estado llorando, pero sabía que se daría cuenta apenas la mirara. Es lo que más odiaba de Branko, la facilidad con que podía leerla, como un libro abierto, como un maldito libro abierto con letras enormes que decían "Estoy loca por Branko y he estado llorando" Suspiró y por el espejo observo a Frejya. Ella estaba allí, acomodando unas cosas y haciendo una especie de pasta, si, ella y sus cosas naturales.

-¿Que haces?-Se giró para verla directamente y sonrió.-¿Es para el vomito? Justo ahora tengo ganas de vomitar.-Frejya rió y asintió.

-Es justo p-para eso, te ayudará y también te relajara un poco. Yo también lo he estado tomando.

-¿También? ¿Qué? espera... ¿tu también?-Letizia abrió los ojos y luego pegó de nuevo otra dulce carcajada.-Estamos sincronizadas, es magnifico bueno, ¿Cys lo sabe?

-No.-Frejya sonrió y acarició su vientre.-es una sorpresa, mañana cuando Devaney llegué les daré la noticia.

-¡Oh Frejya! Esto es tan bonito.-Tomó sus manos.-Han esperado mucho tiempo, él siempre quiso 3 ¿no es así?

-Ambos, aveces m-me cuesta trabajo no decirlo, s-se pondrá tan feliz.

-Se que se pondrá feliz. Me gusta ¿como le pondras? Espera olvidalo.-Letizia se giró y colocó sus brazos en jarras.-Tu no le pondras nombre a ese bebé.

-Eso ha sido muy cruel

-Eso ha sido lo correcto.-La reina se quitó se soltó un poco el vestido, aflojandose el corsé, empezando a desvertirse.-Necesito un poco de aire.-Dijo de pronto, caminando hasta la ventana.

-¿mareos?-Frejya se levantó y le dio la especie de jarabe.-Bebelo lentamente, iré por flores de aroma, aquí dormiran tu y Branko, será dificil si no quieres que se de cuenta.-Letizia bebio el jarabe y por un momento estuvo a punto de vomitar.-¿Porque no se lo dices?

-Porque Franko aun no esta listo.

-¿Franko?-Frejya sonrió y la miró extrañada, Letizia aveces le causaba mucha intriga. Se rumoreaba que sus antepasados eran brujos pero eso solo era un mito.

-Sip.-Rió un poco.-será niño y se llamará Franko, lo siento yo... solo... llevo una semana así y... puede parecer tonto, pero Franko es muy timido. Franko mi pequeño bebé no quiere interferir en alguna decisión de Kellen. -Sus ojos verdes miraron a Frejya con suavidad y en ese momento la duquesa se sintió desnuda, como si Letizia lo supiera todo de ella.-Mi bebé no quiere ser el centro de atención, no mientras no se resuelvan las cosas entre su hermano mayor y su padre. Así que estoy de acuerdo con él-Frejya rió un poco y se inclinó para tocar el vientre de la reina.

-Bueno, entonces déjame decirte esto antes que todos los demás. Bienvenido a la familia Franko.

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-¿Más hermosa que yo?-Clarisse levantó una ceja y negó.-Eso querido es porque tu eres su hermano.-Por supuesto, no había mujer más hermosa que ella, ojos verdes, cabello rubio, voz hermosa, familia encantadora ¡princesa! No. No había nadie como ella.-¿Kellen?- Se detuvo a pensarlo.-Bueno es un caballero Dimitri, es atractivo y es el mejor hermano de todos.-Sonrió, porque quería Kellen demaciado, jamás dejaría que le hicieran daño, ni siquiera su familia.-Ahora esta un poco mmmm molesto con papá.

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-¿Perdón? -Parpadeó deteniendose al instante en que tomó su mano. Afortunadamente usaba guantes también, guantes, manga larga, botones, sin escote, vestido largo y gorrito ¡perfecto Devaney! era el ejemplo mismo del recato, como una institutriz, como una joven versada e inteligente, no como una fácil veinteañera sin sexo y con un picor allí donde él le había tocado, allí donde el hombre rubio y la mujer pelinegra se frotaban como animales en un casino.

Por dios.

Devaney odiaba esa imagen, porque ella deseaba sentirlo también, frotarse y todo lo que había venido después.-¿Pero es que usted esta ebrio? -La Jaeger frunció su ceño olvidándose de aquellos pensamientos, había logrado soltarse al fin.-Se lo advierto Kellen, no se quien sea ni me importa saberlo, pero usted tiene de caballero lo mismo que yo de tonta. Deje de seguirme e intentar... lo que sea que este intentando, no lo logrará.-Se giró de nuevo y comenzó a caminar ¿cuanto faltaba para Bernesley? ¡cielos! un momento ¿Él no había dicho que iba para Bernesley? ¿Como le haría para despistarlo? ¿como sería capaz de despistarlo? Carraspeó, miró algunas casas, había faroles por doquier y una hilera de casas azules y blancas y rosadas, eran todas hermosas aunque para llegar a casa de sus padres faltaban casi 15 minutos, era de las casas más alejadas y también de las más grandes. Estaba ya agotada, no sentía ni frio, es más, sentía mucho, mucho calor... y Kellen aun iba tras de ella.

Cys río de su amigo y bebió de su vodka, bebía lento porque no gustaba de aquellos hombres que terminaban he ríos y hacían locuras, sabia que la tolerancia de Branko era mucha y por ende, no se metía en su bebida, no hasta que comenzará a propasar lo que alguna vez lo vio tomar. Era una noche para sus invitados y no iba a dejar que uno de sus invitados arruinara todo.

-Kellen no entiende la responsabilidad que ahora... No, la responsabilidad que caerá sobre sus manos.

-La entiende Branko, la entiende muy bien.

-¿Cómo puedes saber eso? No siquiera hasta estado el tiempo suficiente con él como para entenderlo.

Cys suspiro y negó con la cabez mientras se ponía de pie para servirte otro poco de vodka mientras escuchaba aun así buen amigo el Rey. Parecía desesperado ¿en verdad deseaba llevarse bien con su hijo o sólo deseaba ver sonreír a Letizia porque no tenía problemas con su primogénito? Seguro que era la segunda, él ama a Letizia y sabia que haría hasta lo imposible para hacerla feliz.

-Lo entiendo porque es tu hijo y piensa lo mismo que tu y su madre. Piénsalo Branko ¿quién era como él?- Así era, Kellen sólo estaba actuando como su padre o bueno, como alguna vez Branko lo hizo, aunque su hijo fue un tanto más atrevido, hizo cosas que él jamás hizo, porque Branko Orendain sólo era y seria de Letizia Copobianco y su hijo... Bueno, él disfrutaba de la vida loca, de una vida que era prohibida para un buen caballero, incluso para el hijo del rey, pero eso no le importaba al joven príncipe.

-Eres un hijo de puta, Duquesito de mierda....- Dijo el rey furioso por las palabras que Cys le dijo. Bufo una risa y río junto con en Jaeger porque tenía razón, era un gran hombre. Letizia se lo había presentado hace muchos años y tenía que admitir que no le agradaba, ninguna persona que se acercara a su protegida le agradaba, era bastante posesivo, como un perro, como un elegante y poderoso Lobo.

-Por nuestras Familias, su majestad y porque nuestros hijos mayores entiendan que aunque quieren ser libres, aun necesitamos de sus responsabilidades.- Porque Cys se temía que su hija haría su propias reglas, estaba en edad de casarse y esperaba que su hija en verdad encontrara un partido digno de su belleza e inteligencia... Deseaba que su hija se interesara aunque sea un poco en ello.

-Gesundheit- Respondió el rey en un casi perfecto alemán. Sabia que Cys era de ese gran lugar y había renunciado a muchas cosas por su "Hada" porque si, alguna vez escucho que la describía como una preciosa ninfa.

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Dimitri rió a carcajadas cuando ella dijo aquellas palabras. Tenía la razón, para él no habría mujer más hermosa que su hermana o eso era lo que él creía. No sabia lo que le esperaba al salir de esa enorme mansión a conocer la ciudad, además, conocer a la chica que seria la dueña de su joven corazoncito. - Tu la juzgaras cuando llegue a casa mañana ¿vale?... Por fin regresará a casa.- Si, Dimitri añoraba ese día con todo su corazón. Asintio mientras escuchaba sobre Kellen. Sabia que era un chico apuesto pero... ¿Qué tanto?, eso ultimo le sorprendió.- ¿están peleados?...

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Que mala suerte la de este joven que, aunque detuvo a la dulce Devora, no pudo hacerlo sobre uno de los faroles ¿cómo carajos vería su rostro con claridad en ese momento? Ah~ esto se volvía más interesante, divertido. Un caballero castaño, enormes ojos, sabia que eran azules pero ¿que había de su sonrisa? ¿Y su ceño? Seguro ahora mism estaba fruncido. Era lo de menos, Kellen no sabia donde estaba exactamente, sabia que podía perderse y esa joven señorita sólo se dirigía a su casa, no importaba,encontraría la forma de buscar aquella dirección, aunque llegar a la mañana siguiente causara otra discusión con su padre. Negó con la cabeza, no era hora de pensar en los reyes.

-Si estuviera hebrio, querida mía, usted y yo no estaríamos caminando de esta manera ahora mismo.- Fue su respuesta porque hebrio era todo menos un caballero, lo sabia, se lo habían dicho muchas veces, era un... ¿Cómo llamarlo? No estaba seguro pero, era muchísimo más atento con las damas y conseguía sin problemas lo que más deseaba.- Eso dices ahora...- Suponía la reacción de ella al saber quien era, siempre era así, pedían disculpas, suplicaban perdón y de más... Era muy desagradable, como si el fuera de oro y la deidad más poderosa del mundo. Claro, le gustaba, pero no siempre.- ¿qué estoy intentando?- bufo una risa.- Sólo quiero asegurarme de que llegue con bien a su casa, porque usted, preciosa dama, es demasiado tonta.- Si, él era un gran caballero y ella, una tonta.

Había ayudado a Letizia quitase el corset y se le había ayudado a colocarse un bonito vestido lila, menos apretado pero igual de hermoso.

-Lo haran bien.-Le contestó Frejya pasado sus dedos por los cabellos largos de la castaña. Letizia era hermosa, entendía porque Branko estaba tan enamorado.

-Eres hermosa Frejya.-Letizia le sonrió y Frejya se sonrojó por ello, no se había percatado que la reina la mirada a traves del espejo.-Seguro Devaney también lo es-Frejya rió.

-Se parece mucho a Cys, pero es hermosa, es como él. Es en ocasiones algo impulsiva y muy justa... aveces me preocupa que no exista nadie quien pueda enfrentarla.

-Ya encontrará a alguien. Alguien que le haga sentir valiosa, que le haga sentir una mujer completa.-La rubia sonrió y asintió también.-Ese jarabe me ha ayudado, gracias. Creo que es momento de bajar.

-¿Estas segura? Puedes descansar si quieres puedo decirle a Branko o Cys que...

-No.-La reina se levanto.-Si no bajo Branko se preocupara, me hará preguntas... me leera. Franko y yo aun no estamos listos.-Le contestó para avanzar y abrir la puerta.-¿T-Tienes caramelos Frejya?

La duquesa rió.

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Podía ver su casa, estaba a solo algunos metros, sabía que tendría que entrar por la parte trasera y escabullirse, ahora sentía nerviosa, ¿Que pasaba si su padre la regañaba? ¿Que pasaba si... "Demaciado tonta"

Algo en ella se rompió; tal vez su paciencia o tal vez su pulcra actitud, Devaney no supo que estaba debajo de un farol ni que su gorrito se había caido al girar tan rápido. Solo supo que su mano enguantada se había estampado en la mejilla de Kellen antes de que él pudiera siquiera frenarla.

-Mentiroso.-Levantó su mentón que temblaba y sus ojos azules furiosos le miraron fijamente.-No juegue conmigo porque no seré su próxima conquista, ni su entretén ni la mujer que será suya.-Dev cogió su gorrito y lo apretó contra sí.-Deje de fingir porque usted, odia demaciado ser un caballero.

-¿Señorita?-Devaney se giró inmediatamente.-¿Señorita Deva...

-Consuelo.-Tomó su brazo rapidamente y se giró de reojo a verlo. Sonrió de lado en un impulso meramente egocentrico y rezo por dentro para no haber provocado la ira de un desconocido.-Gracias por la compañía.-Se inclinó y luego jaló literamente a la mucama, sin escuchar que balbuceaba algo. Su corazón golpeaba fuertemente su pecho. ¡Le había abofeteado! a un hombre, ¡A un hombre endemoniadamente atractivo! -Dios mio, dios mio, dios mio...

-Señorita Devaney, iba por dulces, su madr... ¡Señorita! ¿Ha caminado usted sola con un desconocido? ¿Quien era? ¿Lo conoce? Sabe que su padre estara muy molesto con usted, la esperabamos para mañana y....

-Consuelo si, lo siento yo... mmm bueno mi tren ha salido antes, no quería molestarlo y bien eh...podria entrar por detrás? -Consuelo asintió y miró de reojo al hombre que estaba algo lejos al parecer.

-Su rostro me parece familiar.-La mucama abrió la puertita de llave y entró rapidamente, metiendo a la señorita por la cocina.-Es como... ¡Dios santo!-Devaney saltó ¿que? ¿la habían descubierto? -Y-Ya se quien era ese hombre señorita... Su alteza....

Devaney se congeló.

Devaney quería morir, quería morir no solo porque había abofeteado a un miembro de la realiza si no, porque escuchaba la voz de Dimitri cerca. ¿Era la voz de Dimitri en verdad? Sus ojos lagrimearon. Era su voz, no había duda que era su voz, no había duda porque aun reconocía ese encantador timbre, el sonido de su hermanito pequeño. De Dimitri.

Ambos caballeros bebieron y terminaron por dejar a un lado el tema de sus hijos e incluso de sus esposas, se centraron en el país, en responsabilidades de las cuales a veces se quejaban pero en las que tenían un gran interés.

El más importante, el derecho de la mujer. Letizia deseaba una equidad más que una igualdad y después de mucho escucharla entendió su punto y como buen esposo, estaba de su lado, aunque aun todos estaban en su contra. No iban a rendirse tan fácilmente, así eran los Orendain y los Copobianco.

-Dime Cys ¿Que has pensado hacer con Dimitri?- Fue una pregunta un tanto espontanea por parte del rey, le interesaba saber un poco de su ahijado.

-Tendrá la misma oportunidad que su hermana, él decidirá si estudia en casa o se va al extranjero, aunque me preocupa un poco, al parecer, él prefiere irse muy lejos de nosotros.- Si, su hijo quería ir a Japón, había escuchado de un buen amigo suyo que las técnicas de estudio en aquellos lares era mucho más "natural" que las de la hermosa tierra inglesa.

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Supuso que entendía porque Clarisse no quería hablar del tema, era algo bastante intimo y él tan sólo le sonrió y se acerco a ella, inclinándose un poco como un buen caballero.- Pido una disculpa por mi insolencia, su majestad, permitame recompensarle con una deliciosa rebanada de pastel de vainilla y chocolate.- Sabían que era el favorito del Rey. El chico se uso de pie y salió de la habitación, iría por unos aperitivos antes de la cena.

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La mirada de el príncipe quedo hacía un costado después de aquella bofetada. Si, Kellen estaba un poco impactado porque ni si padre se había atrevido a tocarlo de esa manera, sin embargo, lo sorprendió aun más haberla recordado, ella... ¡Ella! Sorprendió un poco, la conocía o al menos ya la había visto en la ciudad, esa escandalosa ciudad.

Giro lentamente para encontrarse con esa sonrisa. Esa chica... era toda suya, era un hecho. Se relamió los labios, algo metálico se distinguió en sus pupilas gustativas. Era sangre ¿Tan fuerte era esa chica? Si, lo era. Se limpió un poco con la yema de sus dedos y después. Sonrió, la buscaría. Aquella mujer se llamaba Consuelo y era nada más que una empleada más de su casa. Espero, vio que la llevaron por una puerta trasera y después desapareció de su vista. Sacudió su ropa, esperaba que la mejilla no se hinchara tanto y avanzó, tendría que pedir que le orientaran porque no sabía donde era la casa exacta en la que se hospedarían ni mucho menos la de el Duque Jaeger.

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Dimitri bajaba las escaleras a toda velocidad. Llamaba una y otra vez a Consuelo ¿Donde se habría metido esa hermosa mujer? Él la quería mucho porque no sólo le había cuidado a él, también a su hermana.

-¡Consuelo, necesito de tu ayuda!- Decía el menor de los Jaeger mientras entraba a la cocina un poco distraído.- La princesa quiere una rebanada de pastel y yo...- Se quedo sin habla al verla, al captar que esa hermosa castaña estaba ahí, junto a su mucama ¿Era ella? ¡¿Era su hermana?!- ¿Dev?... ¡Devaney!- Grito y no dudo en arrojarse a abrazarla ¡Su hermana estaba de regreso! ¡De regreso!

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El mayor de los Orendain caminaba por las muy encantadoras calles del lugar, se acerco a los condominios de aquella dulce señorita <<Devora...<< pensó el príncipe mientras que al acercarse al gran portón, noto que el carruaje de sus padres se encontraba dentro y entonces.

-¿Joven príncipe?

Kellen volteó para ver al hombre que había manejado el carruaje. Se acercaba ¿Cómo era que se llamaba? Intento acordarse pero no logro nada, no cuando el hombre hizo un escándalo por ver la mejilla del chico hinchada, además de un poco de sangre. Hicieron que entrara a prisa y por mucho que intento evitar el innecesario escándalo, seguro que ya anunciaban a sus padres que alguien se había atrevido a golpear a el hijo de los reyes de Inglaterra. Maldijo por lo bajo. No sería nada bueno para él... ni para ella. Sonrió, ya había atado cabos.

Ella abrió los ojos de par en par. ¿Ese era Dimitri? ¿Cuando había crecido tanto? Estaba un tanto más alto que ella y apenas tenía 16 años -casi 17-

-¡Dim!-Lo abrazó con fuerza y sonrió, estaba en casa. Le miró la cara y le besó su mejilla y su nariz y su frente y su mejilla de nuevo.-Por dios, estas tan grande, tan solo...-Lo besó de nuevo.- ya eres todo un hombre.-Bajo su maletita y suspiró.-Dimitri.. y-yo... necesito que me hagas un favor, papá y mamá no saben que estoy aquí y...

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Letizia bajaba junto a Frejya, las dos, -por lo menos Letizia- estaba más tranquila y más sonriente, sin embargo Consuelo, una de las mucamas entraba agitada, roja de sus mejillas infladas y regordetas.

-Mi señora.-Respiró y volvió a respirar.

-¿Que sucede consuelo? -Preguntó Frejya un tanto preocupada cuando la puerta principal se abría de golpe. Letizia pegó un brinquito, uno de los mayordomos llevaba agua y algodones y...

-La señorita... la señorita Devaney esta aquí.-Frejya levantó la mirada y Letizia se dirigió a la entrada principal. Las dos mujeres tomaron caminos diferentes, Frejya avanzó con paso firme a la cocina y entonces la miró. Sus ojos se abrieron de par en par y sintió como su corazón palpitaba, sus ojos se volvían húmedos. ¡Su bebé!-¿D-Dev?

Devaney había intentado decirle a Dimitri que la ocultara pero había sido demaciado tarde. Su madre ya la había visto y no tardaría mucho para que su papá llegara tras ella, su papá siempre estaba donde estaba su madre.

-Hola madre.-La Jaeger se quitó su gorrito y los guantes para dejarlos en la mesa y sonreír.-Estoy en casa.

-Oh cielos ¡cariño!-Frejya corrió a abrazarla, la estrecho contra su pecho y luego le acarició las mejillas, sus lagrimas corrían en sus ojos azules, las de ambas.-Pero cuando, ¿como? -Susurró.-Te esperabamos mañana yo...

-Lo sé.-Devaney rió un poco.-Es solo que quería darles a todos una sorpresa y bueno.. no ha salido como yo esperaba.-La abrazó de nuevo y luego levantó su mirada para ver a su padre. Devaney sintió como su corzón saltaba como una cría al verlo, ella también quería ver a su padre.-Hola padre, estoy en casa.-Sonrió.

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K-Kellen...-Letizia abrió los ojos y corrió a por él.-Dios mio Kellen ¿Que ha pasado? -Sus ojos verdes lo miraban preocupados, era solo un rasguño, algo leveme pero para Letizia todo era muy grave, todo de su pequeño Kellen.-Deme eso...-El mayordomo intentó replicar con "Pero mi reina..."-Soy su madre.-Frunció el ceño-Sientate cariño.-Le dijo a Kellen mientras colocaba algo de alcohol en el algodón y tomaba una toalla humedecida.-¿Quien fue? -Ella mataría a quien quiera que lo hubiese hecho.

Dimitri sonreía mientras ella le daba esos mimos ¿No era él quien debía mimarla porque estaba de regreso? Ah~ era su hermana mayor y sabía que no iba poder detenerla. Simplemente sonrió y la abrazaba.

-Pero ¡Mírate! eres tan hermosa...-Le tomo de las mejillas porque quería verla claramente, gravarla en su memoria, ya no era esa linda jovencita, no, ahora era toda una mujer. Rió y entonces, escuchaba lo que quería pedirle, demasiado tarde, su madre estaba con ellos. Dimitri se aparto de su hermana y dejo a su madre la saludara y de más.

Por otro lado, Los varones seguían conversando sobre los planes de ambos hijos menores. Branko no estaba muy seguro de lo que haría Clarisse, sólo sabía que iba a consentirla como siempre lo hacía y Cys ya había explicado que haría con Dimitri o bueno, lo que Dimitri tenía planeado para él mismo. Aquella "calma" entre variones se vio interrumpida cuando uno de los mayordomos los interumpió.

-Su majestad.- Dijo con cierta agitación.

-¿Qué pasa, Darío?- Cuestiono Cys algo molesto mientras se ponía de pie.

-Es el príncipe, ha regresado pero...- No termino la frase cuando Branko ya se había puesto de pie y salía a toda prisa de aquel lugar, su hijo ¡Maldita sea, su hijo! Si, se había preocupado en demasía ¿Le habían hecho daño?

-¡Branko!- Cys quiso detenerlo para que se calmara pero le fue imposible. Iba a ir detrás de él pero...no, él tenía otra noticia.

-Mi señor, le señorita Devaney a regresado.

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Kellen estaba de pie esperando a que el mayordomo regresara con lo necesario para tratar su herida. Estaba contando en su cabeza. Ya imaginaba a su madre cuando le viera y ¡Ahí estaba! La miro y le sonrió, saludándole con la mano.- Hola mamá.- Dijo para intentar quitarle importancia a la mejilla pero no logro nada. Asintió mientras la obedecía y tomaba asiento. Bufó y la miro a los ojos.- Mamá, tranquila no es nada grave...

-Tu madre te ha hecho una pregunta, Kellen Orendain Copobianco, Responde.-Dijo con dureza, porque estaba preocupado y porque también iba a matar al hijo de puta que le había hecho daño, nadie tocaba a su familia, ni a su hijo ¡Nadie!

Kellen vio a su padre con cierta sorpresa ¿Cómo... Negó con la cabeza y lo miro.-...- Abrió la boca, pero no dijo nada ¿Decir que había sido esa dulce y encantadora mujercita? No, ya se encargaría de castigarle a su manera, tendría mucho tiempo para que así fuera.- Fue sólo una chica demasiado tonta...- Y sonrió de lado, quejándose un poco por él alcohol, pero con cierta burla la cual molestaba a su padre ¿En qué se había metido su primogénito?

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Cys entonces se había apresurado para buscar a su hija ¿Por qué diablos había llegado tan noche? ¿Cómo es que había llegado? Si, eso fue lo primero que pensó, preocupado por su pequeña, su niña... Al llegar ala cocina y verlos a todos juntos sintió que toda la sangre se le iba a los pies. Su niña ya no era una niña. Trago y se puso firme. Amaba a su hija más que a nada... si y por mucho que quisiera, le costaba ser duro con ella pero... no, no era el momento para reñir con ella, no cuando le había extrañado demasiado.

-Mein Mädchen. [Mi niña]- Dijo mientras avanzaba hacía ella y toda su familia, por fin estaban juntos ¡Por fin!

-Vater ... Ich habe nach Hause kommen ! [Padre ¡He vuelto a casa!]-Le dijo con una gran sonrisa para avanzar a él primero lento y luego en un efusivo abrazo. Devaney rió y se lanzó sobre su papá como si fuese 10 años más joven. Ella siempre había sido apegad a su papá, adoraba a su madre y tenía por supuestos esas alianzas de damas, se contaban secretos de chicas y cocinaban juntas pero con su papá, con él era muy diferente. Con él podía jugar mentalmente, era divertido escucharse platicar, retarlo a argumentos, reirse, sentarse en su regazo y pedirle cuentos, incluso en alguna ocasión había llegado a pedirle wesky ¡Una bebida alcoholica! Sin duda Devaney rompía todas las normas de una dama, todas y pese a algunos asombros de su padre y "¡pero cariño!" de su madre, Devaney seguía haciendo de las suyas.-Los he extrañado tanto.-Sus ojos azules se llenaron de lagrimas e intentó secarlas.-Lo siento, quería sorprenderlos pero... algunas cosas no salieron definitivamente como lo esperaba. Solo... solo que mañana era demaciado lejos, quería verlos ya.-Confesó.

-Oh cariño.-Frejya sonrió y abrazó a Dimitri.-Tu hermana esta en casa y... por dios.-Frejya miró a Cys.-Dev tesoro, tenemos invitados.-Negó, no quería que eso arruinara su llegada.-Pero no importa, prepararé algo lindo, algo que te gusta ¿te sigue gustando esa comida italiana?-Dev rió.

-Si madre, me sigue gustando.- Beso a su papá en la mejilla y luego levantó su mentón, con esa ceja desafiante, había olvidado al chico engreido.-¿Quien es nuestra visita?

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-Kellen por favor..-Dijo Letizia, pese a todo estaba frente a una dama y era incorrecto decir aquellas frivolidades precisamente frente a una y nada más y nada menos que a la reina.-Si es así como ha sido, supongo que esa dama ha tenido sus razones.-Le dijo la reina presionando con un poco más de fuerza la herida de su hijo con el algodón de alcohol, era por su parte una forma de reprimenda.-...-Letizia guardó silencio, continuó curando a su hijo hasta que sintió detrás de ella, una mirada.

-¿Padre?-Clarisse se asomaba, sus cabellos rubios caían encantadoramente por su espalda, nadie jamás había visto a una señorita como Clarisse Orendain, era toda una princesa, su cara era angelical pero sus ojos en ocasiones eran del mismo diablillo.-¿Que pasada? ¡Oh por...!-Se llevó las manos a la boca, intentando acercarse a su hermano.

Cys recibió a su pequeña en sus brazos, girándola un par de veces con alegría. Era la misma encantadora niña, su adorada hija, esa niña con la que compartía todo cuando pudiera, experiencias, cosas que quizá para una dama estaban fuera de lugar y que pese a su sorpresa, terminaba aprendiendo algo de ella.

-Si, mi niña esta de regreso.- Le beso la cabeza, la frente, las mejillas, sus ojos, todo su rostro, estaba muy feliz y al final termino soltándole a regaña dientes, quería hacerle mil preguntas pero no era el momento, no cuando los invitados les esperaban, recordó lo que había pasado con el príncipe. Sonrio por el beso de su pequeña y la miro para responder su pregunta,

-La familia real nos visita.- Así de simple, porque sabia que Dev había escuchado de sus tíos, Letizia era como su hermana, por eso eran cercanos.- Cariño, algo ha pasado con Kellen, al parecer le han atacado, lo mejor es que esperen en lo que investigó que ha sucedido. Esto puede no terminar bien.- dijo el duque que dejaba a su familia para ir en busca de sus majestades, tenía que ayudar y solucionar todo sin problema alguno.

-Así que Kellen también ha llegado ¡Genial!- Dijo Dim mientras se acercaba. A su hermana de nuevo después del abrazo de su madre.- Hay mucho de lo que tenemos que hablar...- Dimitri estaba emocionado, él quería contarle sus planes y saber que pensaba, porque quería irse con su mejor amigo, Alex Grayson.

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Kellen se. Quejo cuando su madre le presionó la herida de esa forma. Frunció ligeramente el ceño pero miraba a su padre que no le quitaba los ojos de encima. Kellen no entendía que hacia él ahí, no imaginaba que aquel hombre en verdad se había preocupado por él.

-Ella lo dijo madre, lo que yo tenía de caballero, ella lo tenía de tonta. Es por eso que se lo dije, que era demasiado tonta.- No tenía problema en decirle las cosas como era a su madre, habían ofendido a su hijo ¿estaba mal que se defendiera de una lindisima mujercita? Oh pero esa "Devora" se las iba a pagar todas.

Branko suspiro y oculto una sonrisa. Estaba orgulloso de los actos de su hijo porque él hubiera hecho algo parecido pero lo olvido cuando escucho que su princesa lo llamaba.

-Clarisse... Ven aquí.- Dijo mientras le abrazaba al ver su reacción por notar la herida en su hermano.- Él estará bien, no es nada grave.

-Branko,Letizia.- Dijo Cys llegando para ver la escena familiar y notar la mejilla hinchada del príncipe y la sangre que manchaba su boca. Suspiro, no era nada bueno, llamó un mayordomo y ordenó que trajeran agua para que el príncipe pudiera enjuagar su boca.- ¿qué fue lo que sucedió?- Cuestino porque pondría a sus hombres a buscar a quien se atrevió a ofender a la familia real.

-¿Atacado? -Devaney palideceo y sintió como su cuerpo se desmoronaba. Kellen.. era el primogenito de Letizia y Branko Orendain, los reyes de Inglaterra ¡Ella había abofeteado al principe al trono de Inglaterra!

-¿Cariño te encuentras bien?

-S-Si... no.-Devaney sintió las manos de Frejya tomar las suyas.-M-Me siento indispuesta er... justo en este momento.-La duquesa asintió, era una falta de respeto enorme ignorar a sus majestades pero en ese momento estaban en familia así que esperaba que todo fuera solucionado, aunque tendría que bajar para la cena.-Si madre, bajaré para la cena.-Le avisó pues ya conocía los pensamientos de la rubia.

-Bien. Dimitri...-Se giró a ver a su hijo.-¿Podrías acompañar a tu hermana a su habitación? Tal vez quiera prepararse una ducha ¿Consuelo?

-Si mi señora.

-Prepara el baño de mi hija, prepara un vestido limpio y ayudala a desempacar.-La duquesa se giró a su pequeña mujer hermosa y le beso en la mejilla, en la frene, en el mentón y en la nariz.-Te amo y me da gusto que estes en casa... pero.-Devaney se tensó ante ese "pero".-pero eso no impedirá que hablemos de tu llegada y de la manera en como has llegado.-Frunció su ceño.

Devaney suspiró y la miró salir para luego girarse a ver a Dimitri. -¿Cuando han llegado Dimitri? -Dijo ella empezando a caminar al pasillo y luego empezar a subir, afortunadamente la casa era lo suficientemente grande como para no tropezar con Kellen justo en ese momento. Se había metido en un gran lío.

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Letizia suspiró y pese a que fingió un ceño fruncido, no pudo evitar sonreir-Eso fue muy grosero por parte de ella.-Le tomó de las mejillas y sonrió porque al fin había terminado de curarlo.-Es porque no te conoce mi amor.-Beso su frente sin poder evitarlo, Kellen podría tener 24 años, podría tener incuso 48 y ella seguiría mimandolo.

Clarisse frunció su ceño y asintió sin dejar de abrazar a su padre.

-No ha pasado nada grave Cys-Le dijo Letizia levantandose y suspirando.-¿Ha pasado algo? He escuchado ruidos.

-Si mi hija...-Dijo Frejya llegando al lado de su marido para luego ver a Kellen.-Por dios.-Dijo ella con una calida sonrisa.-Kellen, has crecido tanto.-Caminó hacia él para darle un cariñoso abrazo.-Me da tanto gusto que estes aquí con nosotros.

Dimitri asintio con la cabeza a lo que le pedía a su madre y ya iba junto con su hermana a la habitación mientras le ofrecía su brazo para que se apoyará.

-¿Qué pasa, Dev?...- Si, aun cuando pasaron cuatro años, él sabía cuando algo no estaba bien fin su hermana, había hecho algo malo.- Nuestros tíos llegaron desde muy temprano, Clarisse est aquí pero Kellen apenas llego, al parecer se peleo con el tío Branko y decidió llegar por su cuenta. No me creas del todo, no se porque él llegó por su lado...- Si, era lo único que sabía

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Cys iba a responder a la pregunta de Letizia, había sonreído, ni siquiera había saludado a Kellen como era debido ya que se había preocupado pero su esposa, su hermosa duquesa ya respondía a su espalda. Giro para verla y sonreírle.

Kellen se puso de pie para recibir aquel abrazo. Si, a el ta,bien le daba gusto estar con ellos una vez más, era agradable al menos verlos porque jamás había visitado su casa.

-Tu sigues siendo hermosa, tía, puedo decir que aun más.- Dijo como todo conquistador respondiendo al abrazo y esa sonrisa.- Tío Cys.- Dijo extendiéndole la mano para saludar al moreno pero termino todo en un buen abrazo bastante masculino.

-Ha pasado bastante, aun me cuesta creer que tu eres ese pequeño Kellen.- Dijo Cys mientras lo soltaba. Branko se mantuvo en silencio sin soltar a su pequeña, claro, observaba todo detenidamente, hasta que se fijo en su mujer. La miro detenidamente, algo no una del todo bien. Hablaría con ella cuando estuvieran a solas.

-Bueno, es hora de ir al gran comedor, la cena está más que lista o ¿me equivoco, mi amor?- Cuestionó a su duquesa pues de ser así, llamaría a sus hijos. Todos comerían en familia.

-Cansancio.-Dijo porque por más que quisiera contarselo a Dim, lo que había ocurrido entre Kellen y ella, debía solucionarlo sola.-Quería llegar aquí cuanto antes pero parece que no me ha resultado-Sonrió y escuchó al chico. Carraspeó.-Son sus asuntos, supongo que no son de nuestra incunbencia. Aunque entiendo que el rey de inglaterra tenga problemas con un principe como Kellen Orendain.-Apretó los puños sin darse cuenta, abriendo la puerta de su habitación. Consuelo ya había arreglado la ducha.-Bajaré en un momento.-Volvió a abrazar a su hermano.-Te extrañe mucho Dimitri.

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Frejya rió por el comentario de Kellen y negó.-No te equivocas.-Carraspeó.-Mi hija nos ha dado una sorpresa.-Letizia casi brincó de gusto.-Ha llegado hoy pero por el momento se encuntra indispuesta, bajará dentro de unos minutos.

-Oh no te preocupes.-Dijo Letizia caminando y deteniendose de pronto, se había mareado un poco.-Oh...-rió logrando sostenerse del hombro de Kellen.-Bueno, parece que aun no me he recuperado del viaje.-Su mirada se pasó a Cys y luego, a Branko, intentando ser lo menos transparente posible.-¿Y bien?-Letizia volvió a caminar, tranquilizando a su hijo y a Clarisse, que había dado unos pasos hacia su madre.-¿que estamos esperando? -La reina ya no quería ser el centro de atención.

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No duró mucho tiempo dentro del agua. Quería relajarse más pero era dificil despues de lo que había pasado. Cerró los ojos.

-¿Señorita?

-Adelante consuelo.-La mucama entró y la miró en bata. Había llegado para ayudarle.-¿Mamá ha comprado todo esto?

-Lo ha pedid exclusivamente para usted, no conocía sus medidas ahora pero al parecer ha atinado con este precioso vestido.

-Es mmm un poco... revelador.

-Es lo que se esta usando actualmente.-La mucama sonrió y entonces pasó el pelo de la chica tras de su espalda.-Se ve hermosa. Es... usted arrasara contra todo pronostico en esta temporada.

-No me gustaría presentarme en esta temporada, no es para mi.-La mucama negó y solo miró a Devaney levantarse.-Siento que el amarillo no va conmigo.

-El amarillo patito no, ese amarillo obscuro resalta sus facciones, es la hija del Duque Jaeger despues de todo. Usted siempre debe parecer una princesa.

-B-Bajemos. No hagamos esperar a nuestros invitados -"Nuestros odiosos invitados"