Kellen y Clarisse
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Kellen y Clarisse
AU
¿Como había pasado?
No lo recor... si, si que lo recordaba. Era tan claro en su mente, tan claro como el agua.
>>Tenía 16 años, los había cumplido recién y ¡oh! como deseaba en ese momento no haberlos cumplido nunca.
Ese día ella se había levantado temprano, necesitaba estar lista, la presentarían como Clarisse Orendain Copobianco, hija de la diosa Artemisa, princesa de la raza Orendain, princesa a la corona de la legión obscura de brujas. Era un gran día y ella estaba nerviosa, por eso había ido a aquel enorme salón de baile, su salón de baile, claro, no había otro lugar mejor.
Pero fue el desviarse para ver si su hermano dormía lo que causo todo. Clarisse camino con cuidado, lenta y sigilosa mientras su cabello rubio arrastraba por el piso de madera fina hasta llegar a la alcoba del mayor. Se acercó, no escuchó su respiración y fue cuando supo que él no estaba allí, ¿Por qué Kellen no estaba? algo dentro de ella se movió, ¿en donde estaba? abrió la puerta y comprobó lo que pensaba, la habitación vacía. Sus ojos verdes exploraron el lugar, era ordenado, perfecto, pulcro, con la clara esencia de que un chico era el que dormía allí. Y sin embargo el aroma la embriagó, su corazón latió demasiado deprisa y eso la asustó, ¿porque no se iba? ¿Porque se quedaba allí? Sus pies continuaron avanzando hasta llegar a la cama, ¿Kellen dormía allí? ¿Qué era lo que soñaba? ¿Con quien soñaba? Los dedos de la chica comenzaron a tocar el colchón a la vez que su corazón volvía a acelerarse, tocaron con suavidad para no arrugar nada, tocaron hasta que encontró una carta en la mesa de noche, ¿de quien era? ¿Porque no se iba? Kellen la iba a odiar por ser una entrometida pero... pero esa carta era de una chica ¡Una chica! Clarisse sintió fuego, sintió algo dentro de su estómago, como si la apretaran con fuerza y como si de pronto algo en ella despertara al compás de su respiración acelerada y de su corazón lacerado por la duda y... los celos.
-Kellen...-Mordió sus labios hasta sangrar, hasta que dio un paso atrás y el aroma de su hermano la envolvió de nuevo. ¿Porque le pasaba eso? ¿Porque en ese momento? El sonido de una respiración la hizo reaccionar, Clarisse caminó al otro extremo de la alcoba y abrió la puerta café del estudio de su hermano con cuidado, ¿porque no lo había pensado? Sus ojos de inmediato lo encontraron, estaba allí, acostado en un sofá, tan perfecto como siempre, tan hermoso, tan varonil y atractivo, con su cabello negro enmarcando sus facciones y sus ojos cerrados, haciéndola desear que los abriera y se encontrara con ella. Que la mirara, que le sonriera...-....-Tragó despacio y entonces se fue, Clarisse se fue a su habitación cerrando con suavidad, entrando al baño y abriendo el agua para sentir que era ella misma de nuevo.-Por que...-Susurró mientras su mano la desnudaba y el aroma de él volvía a su cabeza.-K-Kellen...-Jadeó al sentir como se rozaba su suave pezón y como su otra mano bajaba a su intimidad, era la primera vez que se tocaba, la primera vez que descubría lo que era el placer, lo que era el orgasmo... y lo había hecho pensando en su hermano mayor.<<
-.Oh...-Clarisse había salido de sus recuerdos al pincharse el dedo con una rosa. Habían pasado ya 3 años de eso, ahora tenía 19, era ya una mujer, era una chica que sabía lo que quería, que le gustaba ser lo que era, que disfrutaba siéndolo. Ella amaba a sus papás, amaba a sus primos, a sus tios... y también amaba a su hermano, no había porque negarlo, no iba a negarlo. Amaba a Kellen, lo deseaba como no había deseado a nada en el mundo, aunque supiera que estaba prohibido, aunque no pudieran estar juntos jamás ella lo amaba, soñaba con él, era con el único que podía sentir esas cosquillas, esas ganas de besarlo cuando lo veía sonreir, esas ganas de matar cuando lo veía con otra mujer. No iba a negar que era complicado, que cuando se arreglaba siempre pensaba en que él la mirara, en que él se descontrolara y la tomara de una vez... Pero al parecer eso no sería posible y ella tendría que resignarse a eso, solo soñar en las noches. Porque su hermano era de ella solo en eso... en sueños, en su mundo nocturno, cuando nadie la veía.
Patético...
tal vez tendría que cambiar, ¿podría encontrar el amor en alguien más?
-Duele..-Susurró, mirando su dedo sangrar. Tenía que intentarlo o se volvería loca.
-(-)-
-¿Qué diablos estás haciendo, muñeca?- Cuestionó el mayor de los hermanos mientras se permitía entrar a la habitación de su hermana, había percibido el dulce aroma de su sangre por lo que se preocupó, si, siempre fue y sería así, cuidaba de más a su hermana pero no le importaba, porque era, es y seguiría siendo su chica preferida,aún cuando Devaney y él ya estaban comprometidos, había dejado en claro que su hermanita era la consentida, una divertida discusión entre su amada y él los hizo darse cuenta del amor que sentían el uno por el otro... O quizá no, pero Kellen aún no se percataba de ello, de lo equivocado que estaba al forzar sus sentimientos.
Ya habían pasado tres años desde que su hermana había sido presentada al reino. Kellen sabía lo que significaba eso en ese tiempo y lo que significaría el resto de sus vidas: pretendientes, su hermana estaría rodeada de chicos y en ningún momento le había gustado la idea, no quería compartirla, se burlaba de ese pensamiento pero recordaba que desde la primera vez que le vio (cuando tenía cinco años) dijo que ella era de él y no quería compartirla con nadie, cosa de niños.
Se acercó a ella por detrás y apoyo sus manos sobre el meson frente a la gran ventana, acorralándole de alguna manera.
-¿Te hiciste daño? Déjame ver.- Dijo mientras apartaba sus manos para tomar la de ella y así hacerla girar. Miro detenidamente el pequeño pinchazo y no dudó en lamer la herida para sanarla rápidamente, después de todo eran híbridos muy poderosos.- Listo. Dime Clarisse ¿estás lista?- Cuestionó con una sonrisa, por fin saldrían de viaje, después de tanto hablar con su padre logró convencerlo de que le dejara salir con él y Devaney a conocer el mundo, estarían fuera de casa un mes entero o quizá más tiempo, todo dependía de cuánto disfrutarán esa nueva aventura, comenzarían desde Sudamérica e irían al norte hasta llegar a Canadá, un viaje de maravilla.- Tengo malas noticias, Devaney no podrá ir con nosotros, regresa a Alemania, no me dijo del todo el porque, pero creo que tiene que ver con los dos clanes que lidera Cys.- Sí, tenía mucha confianza con su suegro(?)- Ella dijo que no nos preocupemos, que disfrutemos el viaje y que nos alcanzará cuando se halla solucionado todo.- Le sonrió a su querida hermanita y esperaría su respuesta, después de todo, ese viaje lo habían preparado exclusivamente para Clarisse, era algo así como si regalo retrasado por su presentación, Kellen quería darle algo a lo grande ¡y lo había conseguido!
¿Como había pasado?
No lo recor... si, si que lo recordaba. Era tan claro en su mente, tan claro como el agua.
>>Tenía 16 años, los había cumplido recién y ¡oh! como deseaba en ese momento no haberlos cumplido nunca.
Ese día ella se había levantado temprano, necesitaba estar lista, la presentarían como Clarisse Orendain Copobianco, hija de la diosa Artemisa, princesa de la raza Orendain, princesa a la corona de la legión obscura de brujas. Era un gran día y ella estaba nerviosa, por eso había ido a aquel enorme salón de baile, su salón de baile, claro, no había otro lugar mejor.
Pero fue el desviarse para ver si su hermano dormía lo que causo todo. Clarisse camino con cuidado, lenta y sigilosa mientras su cabello rubio arrastraba por el piso de madera fina hasta llegar a la alcoba del mayor. Se acercó, no escuchó su respiración y fue cuando supo que él no estaba allí, ¿Por qué Kellen no estaba? algo dentro de ella se movió, ¿en donde estaba? abrió la puerta y comprobó lo que pensaba, la habitación vacía. Sus ojos verdes exploraron el lugar, era ordenado, perfecto, pulcro, con la clara esencia de que un chico era el que dormía allí. Y sin embargo el aroma la embriagó, su corazón latió demasiado deprisa y eso la asustó, ¿porque no se iba? ¿Porque se quedaba allí? Sus pies continuaron avanzando hasta llegar a la cama, ¿Kellen dormía allí? ¿Qué era lo que soñaba? ¿Con quien soñaba? Los dedos de la chica comenzaron a tocar el colchón a la vez que su corazón volvía a acelerarse, tocaron con suavidad para no arrugar nada, tocaron hasta que encontró una carta en la mesa de noche, ¿de quien era? ¿Porque no se iba? Kellen la iba a odiar por ser una entrometida pero... pero esa carta era de una chica ¡Una chica! Clarisse sintió fuego, sintió algo dentro de su estómago, como si la apretaran con fuerza y como si de pronto algo en ella despertara al compás de su respiración acelerada y de su corazón lacerado por la duda y... los celos.
-Kellen...-Mordió sus labios hasta sangrar, hasta que dio un paso atrás y el aroma de su hermano la envolvió de nuevo. ¿Porque le pasaba eso? ¿Porque en ese momento? El sonido de una respiración la hizo reaccionar, Clarisse caminó al otro extremo de la alcoba y abrió la puerta café del estudio de su hermano con cuidado, ¿porque no lo había pensado? Sus ojos de inmediato lo encontraron, estaba allí, acostado en un sofá, tan perfecto como siempre, tan hermoso, tan varonil y atractivo, con su cabello negro enmarcando sus facciones y sus ojos cerrados, haciéndola desear que los abriera y se encontrara con ella. Que la mirara, que le sonriera...-....-Tragó despacio y entonces se fue, Clarisse se fue a su habitación cerrando con suavidad, entrando al baño y abriendo el agua para sentir que era ella misma de nuevo.-Por que...-Susurró mientras su mano la desnudaba y el aroma de él volvía a su cabeza.-K-Kellen...-Jadeó al sentir como se rozaba su suave pezón y como su otra mano bajaba a su intimidad, era la primera vez que se tocaba, la primera vez que descubría lo que era el placer, lo que era el orgasmo... y lo había hecho pensando en su hermano mayor.<<
-.Oh...-Clarisse había salido de sus recuerdos al pincharse el dedo con una rosa. Habían pasado ya 3 años de eso, ahora tenía 19, era ya una mujer, era una chica que sabía lo que quería, que le gustaba ser lo que era, que disfrutaba siéndolo. Ella amaba a sus papás, amaba a sus primos, a sus tios... y también amaba a su hermano, no había porque negarlo, no iba a negarlo. Amaba a Kellen, lo deseaba como no había deseado a nada en el mundo, aunque supiera que estaba prohibido, aunque no pudieran estar juntos jamás ella lo amaba, soñaba con él, era con el único que podía sentir esas cosquillas, esas ganas de besarlo cuando lo veía sonreir, esas ganas de matar cuando lo veía con otra mujer. No iba a negar que era complicado, que cuando se arreglaba siempre pensaba en que él la mirara, en que él se descontrolara y la tomara de una vez... Pero al parecer eso no sería posible y ella tendría que resignarse a eso, solo soñar en las noches. Porque su hermano era de ella solo en eso... en sueños, en su mundo nocturno, cuando nadie la veía.
Patético...
tal vez tendría que cambiar, ¿podría encontrar el amor en alguien más?
-Duele..-Susurró, mirando su dedo sangrar. Tenía que intentarlo o se volvería loca.
-(-)-
-¿Qué diablos estás haciendo, muñeca?- Cuestionó el mayor de los hermanos mientras se permitía entrar a la habitación de su hermana, había percibido el dulce aroma de su sangre por lo que se preocupó, si, siempre fue y sería así, cuidaba de más a su hermana pero no le importaba, porque era, es y seguiría siendo su chica preferida,aún cuando Devaney y él ya estaban comprometidos, había dejado en claro que su hermanita era la consentida, una divertida discusión entre su amada y él los hizo darse cuenta del amor que sentían el uno por el otro... O quizá no, pero Kellen aún no se percataba de ello, de lo equivocado que estaba al forzar sus sentimientos.
Ya habían pasado tres años desde que su hermana había sido presentada al reino. Kellen sabía lo que significaba eso en ese tiempo y lo que significaría el resto de sus vidas: pretendientes, su hermana estaría rodeada de chicos y en ningún momento le había gustado la idea, no quería compartirla, se burlaba de ese pensamiento pero recordaba que desde la primera vez que le vio (cuando tenía cinco años) dijo que ella era de él y no quería compartirla con nadie, cosa de niños.
Se acercó a ella por detrás y apoyo sus manos sobre el meson frente a la gran ventana, acorralándole de alguna manera.
-¿Te hiciste daño? Déjame ver.- Dijo mientras apartaba sus manos para tomar la de ella y así hacerla girar. Miro detenidamente el pequeño pinchazo y no dudó en lamer la herida para sanarla rápidamente, después de todo eran híbridos muy poderosos.- Listo. Dime Clarisse ¿estás lista?- Cuestionó con una sonrisa, por fin saldrían de viaje, después de tanto hablar con su padre logró convencerlo de que le dejara salir con él y Devaney a conocer el mundo, estarían fuera de casa un mes entero o quizá más tiempo, todo dependía de cuánto disfrutarán esa nueva aventura, comenzarían desde Sudamérica e irían al norte hasta llegar a Canadá, un viaje de maravilla.- Tengo malas noticias, Devaney no podrá ir con nosotros, regresa a Alemania, no me dijo del todo el porque, pero creo que tiene que ver con los dos clanes que lidera Cys.- Sí, tenía mucha confianza con su suegro(?)- Ella dijo que no nos preocupemos, que disfrutemos el viaje y que nos alcanzará cuando se halla solucionado todo.- Le sonrió a su querida hermanita y esperaría su respuesta, después de todo, ese viaje lo habían preparado exclusivamente para Clarisse, era algo así como si regalo retrasado por su presentación, Kellen quería darle algo a lo grande ¡y lo había conseguido!
MisakiCys- Mensajes : 1824
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Localización : In my House(?)
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