Oleg y Svetlana: La primera vez que te vi

Existían muchas personas en la tierra, de eso ella estaba segura. Había hombres de todos tipos y familias de todos tipos y mujeres y niños y niñas. Pero a pesar de eso ella sabía que era la única en su tipo o por lo menos la única que conocía podía tener esos"flashes" que la hacían trabajar para quienes trabajaba.

Era una época algo fría. Estaba en Noruega, hacia sus revisiones mensuales, visitaba las sucursales y hacia un inventario. Claro, tenía que aparentar tener un trabajo "normal" para encubrir lo que realmente era.

-El museo glacial de Noruega, es uno de los edificios y obras arquitectónicas más importantes del siglo XXI, como pueden ver..-Svetlana pasó a un lado de la hermosa guía turística. Sonrió por dentro y lo evidencio en una mueca irreverente en su boca al notar como los turistas llevaban kilos y kilos de ropa para cubrir sus cuerpos. Era verdad, Noruega era uno de los países más fríos del mundo, sin embargo a ella no le molestaba el clima, por el contrario le gustaba en demasía. El frió en su cara no le afectaba, podía darse el lujo de usar una chamarra sin ciento de sudaderas debajo de ellas.

-Turistas...-Susurró con la sonrisa en su boca, con su bolsa colgando de un hombro y una tabla de cotizaciones y hojas de inventarios, las piezas del museo necesitaban mantenimiento y había muchos pedidos en fila para mostrarse en las galerías de aquel museo hermoso a mitad de las montañas de Noruega.

-Señorita Lana.-La pelinegra se giró, odiaba que le dijeran así, pero ese era su nombre para todo el mundo.

-Bodolf, iba justo a buscarte.-Sonrió con seguridad, flexionando una pierna mientras se acomodaba la bufanda.-¿Ocurre algo malo?

-Si, no, es... no dejes de caminar.-El hombre se colocó a un lado de la morena y con suavidad la guió con su mano en su espalda. Svetlana apretó los dientes disimuladamente, recordándose que no debía apuntarle con el arma que llevaba en su bolsa Prada por tocarla sin su permiso.

-¿Puedes contarme ya?-Le dijo sin dejar de caminar. Sus botas de tacón picaban en el suelo del museo blanco.

-Tenemos al parecer la visita de alguien importante, me lo han filtrado, necesito que me ayudes a monitorear este lugar, porfavor Lena, sabes lo mucho que te aprecio y se cuan bien se te dan las relaciones publicas.

-Eh... espera no me gusta interactuar...-Rodó los ojos, odiaba que le dieran ordenes de un momento a otro, ese no era su asunto, se salía del protocolo y ella jamas.

-¡Por favor! Dejame compensarte luego, con lo que tu quieras.-Eso sonaba bastente bien, sus vacaciones estaban cerca y ella... bueno ella era una mujer soltera de casi 34 años, sexy, con trabajo -en cubierto- y con mucho tiempo libre. No tenía familia, todo lo había perdido en un accidente hacia más de 15 años, no recordaba nada, solo que un médico la había ayudado, le había dado techo y una nueva vida en un agencia secreta, una organización que manejaba cosas que muchas personas pensarían eran de cuentos de fantasía o ciencia ficción.

Y ahora, a 15 años de aquel accidente, Svetlana tenía una nueva vida como Lana, antropologa e historiadora, encargada de la supervisión de museos y de manera encubierta, inspectora de casos sobrenaturales en los cuales recababa información y se apoderaba de objetos de seres magicos, lobos, dioses, dragones... hadas. Por supuesto, que a pesar de esa vida en cubierto también tenía ratos libres, sus "vacaciones" al año... Si, adoraba las vacaciones.

-¿De que estamos hablando?-Dijo mirandolo con suspicacia, Svetlana nunca dejaba un cabo suelto y él había dado justo al clavo.-¿Como lo compensarias?

-¡Sabía que aceptarias!-El hombre beso sus nudillos emocionado porque realmente él no podía con las relaciones publicas.-Te daré.. ¡lo que quieras! ¿SPA en las Bahamas?-Ella sonrió, incomoda por aquel beso, odiaba que la tocaran.

-Claro, ahora..-Suspiró.-¿quien es la visita?

15 años de una pérdida insuperable. Así era, pese al tiempo transcurrido, al apoyo de sus hijos y de su joven, hermosa y carismática pareja, Oleg Yasikov jamás había ni olvidaría al amor de su vida.

Recordar aquellos momentos de su juventud eran gloria. Imágenes que resguardaba con egoísmo en su memoria y que con estricta "Educación", se había obligado a no olvidar y por supuesto, intentar no recordar, pero era casi imposible. Aquella semana había sido citado por uno de sus socios en Noruega. Un lugar precioso y que a su actual pareja, Danya Romanov, disfrutaba visitar junto a él. Ya se había cumplido tres años de aquella interesante relación, así como 7 meses de la procreación del futuro heredero de ambas familias, Yasikov-Romanov. (e_e no me odies, pero ese niño va a ser importante, será el pacto entre Yasikov y Romanov, dándole a Oleg y sus hijos todo el control sobre Rusia, recuerda que los Romanov eran los más poderosos).

Tenían ya una semana en aquel lugar. Danya se lo había pedido, unos días sólo para los tres, no más. Quería que Oleg olvidara sus responsabilidades, que dejara por un momento todo aquello en manos de sus hijos y le diera a ella y su futuro hijo un poco más de atención. El Yasikov no pudo negarse a la petición de su quizá, futura esposa.

Esa mañana no despertaban como era la costumbre. Oleg la había dejado sola en la cama. No era la primera vez, al menos no en los últimos seis meses. Siempre que ella habría los ojos lo miraba en el balcón bebiendo un fresco y fuerte vodka, independientemente del lugar en el que se encontraba, ya sea casa, hotel, cabaña, crucero, etc. Ella poso su mano sobre su barriga y miro con cierto pesar al hombre ¿Qué estaba pasando con su hombre?

Oleg estaba impaciente, se sentía extraño. Era inexplicable y todo aquello le estaba causando grandes conflictos internos. Apretaba ligeramente la copa de la que bebía porque desde que su Svetlana había muerto, no se había sentido de aquella manera. Oleg Yasikov sentía lo que muchos creían jamás experimentaba un lobo: Miedo.

Cerro los ojos unos momentos y pensó en ella, como últimamente lo hacia. Recuerdos que intentaba reprimir venían a él. Su sonrisa, su cabello, su fuerza, sus habilidades... Todo ¡joder! Todo de su Svetlana. La necesitaba, porque pese a no tenerla, sentía que estaba medio muerto.

—¿Oleg?— Escucho una suave voz y sintió como dos delicados brazos le rodeaban desde atrás.— ¿Sucede algo, cariño?

—No, Danya. No sucede nada.

—¿Estas...

—Tengo una sorpresa para ti. Alístate, hoy saldremos.— Dicho eso, interrumpiendo a la joven Danya, el hombre de las de 40 años se giró para verla de frente y darle un corto beso en los labios.— Buenos días y...— Se inclinó para estar cerca de su hijo y con un beso darle los buenos días. Sin más, se apartó de la albina, debía alistarse, le tenía una sorpresa a ella. No imaginaba que él sería el sorprendido.

Él plan era hacer negocios, independientemente de los deseos de su pareja, no podía perder grandes oportunidades como la que ahora se presentaba. Noruega, tenía que llegar el momento y un interesante y actual museo los esperaba. Su nuevo socio era novato, no se había escuchado de él nunca y hacer lo que hizo lo convertía en un potencial. Detener el elevador del hotel en el que se hospedaban mientras pretendía reunirse con otro importante socio. Fue valiente el chico para ser un humano frágil y torpe.

Después de darse un baño, desayunar y dar un breve paseo, la pareja ya iba sobre un auto de lujo conducido por uno de los hombres del Yasikov. Oleg no hablaba, sólo escuchaba y observaba a Danya mirar con maravilla la hermosa ciudad. Era su primera vez en ese lugar ¿por que ya no era tan emocionante como cuando recién iniciaron su relación? ¿Por qué ahora pensaba de nuevo en Svetlana? Cerro los ojos un segundo y cuando menos lo espero, ella ya estaba casi sobre él.

—Tenemos que ir en busca de ropa para él (Aun no se como se va a llamar el crío e_e) ¿si?

Oleg parpadeo un par de veces y justo en ese momento el se dio cuenta que el auto se detenía. —Por supuesto, Danya.—Dijo sin más. Se sentía extraño y ella lo estaba percibiendo, pero no dijo nada, prefería sólo dejarlo de lado y conversarlo en otro momento. Les abrieron la puerta y Oleg sonrío, porque no necesito verificar nada más, aquel enorme e interesante museo estaba rodeado por sus hombres, listos para cualquier incidente, sin embargo, al poner un pie sobre aquella hermosa tierra, sus sentidos tuvieron una reacción un tanto extraña. Afilo la mirada y tan solo miro hacia el interior de aquel moderno edificio. Ambos caminaban y ella le tomaba la mano al hombre. Si, ella haría cualquier cosa para que ese hombre no se alejara de ella.

(jajaja no me enojo ewé yo fui a una sexshop XD -ok no- XD jajaja owww ya veremos como lo tomará Svetlana o-o -bueno ahorita no lo sabe- :3 supongo que se sentira un poco celosina, aunque Narkissa estará encantada o-o )

-Es por aquí, por aquí por aquí...-Bodolf practicamente la jalaba, habían caminado hacia su oficina y le había contado practicamente lo más general del hombre y la esposa de este. Al parecer una pareja maravillosa, poderosa y a la espera de un hijo.

Svetlana caminaba, había dejado sus hojas y su bolsa, cuidando de ocultar su arma entre su ropa, no se distinguía en absoluto, se confundía con sus curvas. Era lo mejor, ella nunca sabía cuando debía actuar.

-No les hagas parecer inseguro Bodolf.-Ella ladeo su cabeza de un lado a otro mientras miraba al frente, detrás de ella iban otros empleados del museo que estaban dispuestos a recibir al tal Oleg Yasikov. Que curioso nombre, ella sentía haberlo escuchado en algún otro lugar pero aun no identificaba en cual.

-Es importante, él podría ser una fuente de ingresos muy poderosa, hay rumores de que su hijo mayor esta comprometido con una mujer que ama la historia. Si eso es así...

-Silencio.-Dijo colcoando sus dedos en la boca del hombre que se deshizo por completo. Svetlana bufó por dentro, que horror, ¿no podía guardar silencio? Sonrió.-Haremos lo que este en nuestras manos.-Dijo ladeando su sonrisa, acomodando su gabardina beige y caminando a la salida con ese porte de dueña y señora, algo que nadie había podido arrebatarle jamás. Esa pericia y rudeza Rusa que la caracterizaba.Levantó la vista hacia la entrada para encontrarselo de frente.

-¡Señor Yasiko!-Bodolf se apresuró para extender su mano y saludarlo.-Buenos días señor, es un gusto tenerlo aquí señor.-Sonrió algo nervioso, para luego mirar a su esposa.-Señora Yasikov, es un gusto tenerlos con nosotros, permitanme presentarme, soy Bodolf Hans y ella mi socia, la señorita Lana Moldoveanu.-Ella extendió su mano y sonrió con seguridad.

-Es un gusto conocerlos.-Le dijo sonriendo, dirigiendo su vista a la mujer.-Soy historiadora y me permitiré ser su guía en esta ocasión. Estábamos esperando su visita con ansias.

(jajaja no me enojo ewé yo fui a una sexshop XD -ok no- XD jajaja owww ya veremos como lo tomará Svetlana o-o -bueno ahorita no lo sabe- :3 supongo que se sentira un poco celosina, aunque Narkissa estará encantada o-o )

-Es por aquí, por aquí por aquí...-Bodolf practicamente la jalaba, habían caminado hacia su oficina y le había contado practicamente lo más general del hombre y la esposa de este. Al parecer una pareja maravillosa, poderosa y a la espera de un hijo.

Svetlana caminaba, había dejado sus hojas y su bolsa, cuidando de ocultar su arma entre su ropa, no se distinguía en absoluto, se confundía con sus curvas. Era lo mejor, ella nunca sabía cuando debía actuar.

-No les hagas parecer inseguro Bodolf.-Ella ladeo su cabeza de un lado a otro mientras miraba al frente, detrás de ella iban otros empleados del museo que estaban dispuestos a recibir al tal Oleg Yasikov. Que curioso nombre, ella sentía haberlo escuchado en algún otro lugar pero aun no identificaba en cual.

-Es importante, él podría ser una fuente de ingresos muy poderosa, hay rumores de que su hijo mayor esta comprometido con una mujer que ama la historia. Si eso es así...

-Silencio.-Dijo colcoando sus dedos en la boca del hombre que se deshizo por completo. Svetlana bufó por dentro, que horror, ¿no podía guardar silencio? Sonrió.-Haremos lo que este en nuestras manos.-Dijo ladeando su sonrisa, acomodando su gabardina beige y caminando a la salida con ese porte de dueña y señora, algo que nadie había podido arrebatarle jamás. Esa pericia y rudeza Rusa que la caracterizaba.Levantó la vista hacia la entrada para encontrarselo de frente.

-¡Señor Yasiko!-Bodolf se apresuró para extender su mano y saludarlo.-Buenos días señor, es un gusto tenerlo aquí señor.-Sonrió algo nervioso, para luego mirar a su esposa.-Señora Yasikov, es un gusto tenerlos con nosotros, permitanme presentarme, soy Bodolf Hans y ella mi socia, la señorita Lana Moldoveanu.-Ella extendió su mano y sonrió con seguridad.

-Es un gusto conocerlos.-Le dijo sonriendo, dirigiendo su vista a la mujer.-Soy historiadora y me permitiré ser su guía en esta ocasión. Estábamos esperando su visita con ansias.






(Imagina el cabello negro XD con una sonrisa parecida)

El andar de la pareja era lento y muy, muy tranquilo. Oleg estaba al pendiente de la albina y ante todo de aquel hijo que su intento de relación daba como producto o bueno, más bien, como muestra de un amor que...
-Oleg ¿Un museo?... ¿Por qué un museo?- Cuestiono ella que si, estaba confundida por aquel lugar. Ciertamente prefería otras cosas. Era joven, era bella y aunque muy tranquila, disfrutaba de otro tipo de ambiente.
-Porque son interesantes y porque sera un regalo para la futura esposa de mi hijo.- Si, eso era un muy buen pretexto de aquella asistencia, pero en realidad, los negocios bajo aquella bonita capa serían inmensos y darían ganancias inmensas al dueño de aquel museo así como a él. Si, Oleg lo hacía por su pueblo, porque no era un hombre material, al contrario, era simplemente todo menos eso.

después de esa muy breve comunicación, Oleg fijo su mirada a la entrada de aquel edificio y frunció ligeramente el ceño ¿Por qué? Ese olor... ¡Ese olor! Era imposible ¡Era simplemente imposible!, porque ella había desaparecido. Ella había muerto en manos de aquel traidor al que aun su hijo buscaba. Y sin darse cuenta apretaba la mano de la bonita rusa que caminaba a su lado.

-O-Oleg... m-me haces daño.- Dijo ella intentando zafarse de aquel agarre aunque sin ser agresiva. Su hombre actuaba extraño, desde hacía un par de meses lo hacía y... ¿Por qué?

Oleg reacciono ante aquello. Detuvo sus pasos justo a la entrada, escuchaba tacones, acercarse.- Lo lamento ¿Estas bien?- Cuestiono, pero aquellos paso... eran inconfundibles. <<Es imposible, ella no puede... estar viva...>> y apenas levanto la mirada la miro. Mantuvo la expresión de su rostro tan sería como acostumbraba, era un líder pero su mirada no podía mentirle a nadie y mucho menos a Danya quien creía que conocía como a nadie a ese hombre tan apuesto. Miro a esa mujer. Era hermosa, madura, curvilínea y con una mirada intensa. Se sintió amenazada. La loba por poco gruñía contra aquella hermosa dama.

Oleg dejo que el chico se acercara a él, porque mientras le tomaba la mano con tanta euforia, con la otra enviaba una señal. nadie le haría daño aquel chico que sin darse cuenta rompía un código entre seres mágicos. Nadie se acercaba así a un lobo y mucho menos a uno como él, un Yasikov. Asintió con la cabeza a modo de respuesta al chico y después, era ella, quien se dirigía a Danya.

-Bodolf.- Lo llamo con autoridad, dominante ante todo y sonrió ligeramente.- Señorita Moldoveanu.- La llamo enseguida ¿Señora Yasikov? No, ella se equivocaba y le daba su propio titulo a otra ¿Es qué Danya no se daba cuenta a quien tenía frente a ella?.- ¿Podemos hacer de esta reunión algo más cálido dentro del edificio?, la señorita Romanov necesita un lugar menos frío.- Si, porque no, no se trataba de su esposa y Danya lo sabía, porque aunque le molesto aquel comentario, no tenía derecho a renegar de nada. No era la esposa de ese hombre poderoso a fin de cuentas.

El andar de la pareja era lento y muy, muy tranquilo. Oleg estaba al pendiente de la albina y ante todo de aquel hijo que su intento de relación daba como producto o bueno, más bien, como muestra de un amor que...
-Oleg ¿Un museo?... ¿Por qué un museo?- Cuestiono ella que si, estaba confundida por aquel lugar. Ciertamente prefería otras cosas. Era joven, era bella y aunque muy tranquila, disfrutaba de otro tipo de ambiente.
-Porque son interesantes y porque sera un regalo para la futura esposa de mi hijo.- Si, eso era un muy buen pretexto de aquella asistencia, pero en realidad, los negocios bajo aquella bonita capa serían inmensos y darían ganancias inmensas al dueño de aquel museo así como a él. Si, Oleg lo hacía por su pueblo, porque no era un hombre material, al contrario, era simplemente todo menos eso.

después de esa muy breve comunicación, Oleg fijo su mirada a la entrada de aquel edificio y frunció ligeramente el ceño ¿Por qué? Ese olor... ¡Ese olor! Era imposible ¡Era simplemente imposible!, porque ella había desaparecido. Ella había muerto en manos de aquel traidor al que aun su hijo buscaba. Y sin darse cuenta apretaba la mano de la bonita rusa que caminaba a su lado.

-O-Oleg... m-me haces daño.- Dijo ella intentando zafarse de aquel agarre aunque sin ser agresiva. Su hombre actuaba extraño, desde hacía un par de meses lo hacía y... ¿Por qué?

Oleg reacciono ante aquello. Detuvo sus pasos justo a la entrada, escuchaba tacones, acercarse.- Lo lamento ¿Estas bien?- Cuestiono, pero aquellos paso... eran inconfundibles. <<Es imposible, ella no puede... estar viva...>> y apenas levanto la mirada la miro. Mantuvo la expresión de su rostro tan sería como acostumbraba, era un líder pero su mirada no podía mentirle a nadie y mucho menos a Danya quien creía que conocía como a nadie a ese hombre tan apuesto. Miro a esa mujer. Era hermosa, madura, curvilínea y con una mirada intensa. Se sintió amenazada. La loba por poco gruñía contra aquella hermosa dama.

Oleg dejo que el chico se acercara a él, porque mientras le tomaba la mano con tanta euforia, con la otra enviaba una señal. nadie le haría daño aquel chico que sin darse cuenta rompía un código entre seres mágicos. Nadie se acercaba así a un lobo y mucho menos a uno como él, un Yasikov. Asintió con la cabeza a modo de respuesta al chico y después, era ella, quien se dirigía a Danya.

-Bodolf.- Lo llamo con autoridad, dominante ante todo y sonrió ligeramente.- Señorita Moldoveanu.- La llamo enseguida ¿Señora Yasikov? No, ella se equivocaba y le daba su propio titulo a otra ¿Es qué Danya no se daba cuenta a quien tenía frente a ella?.- ¿Podemos hacer de esta reunión algo más cálido dentro del edificio?, la señorita Romanov necesita un lugar menos frío.- Si, porque no, no se trataba de su esposa y Danya lo sabía, porque aunque le molesto aquel comentario, no tenía derecho a renegar de nada. No era la esposa de ese hombre poderoso a fin de cuentas.

Svetlana miró de reojo a Bodolf y sonrió. Una sonrisa que cualquiera podía notar como cortez, aceptación para su socio pero no era así, Bodolf no había investigado con anticipación el honorifico de la mujer que lo acompañaba. No era su esposa. No le gustaba cometer errores tan simples como esos.

-Tiene toda la razón.-Se giró ligeremente sin darle la espalda e inclinó la cabeza para que la siguieran.-Por favor- Los otros empleados se inclinaron ligeramente al verlos pasar y Bodolf caminó más nervioso que antes.

-¿Es la primera vez que visita Noruega s-señor Yasikov?-Lana continuó caminando, su jefe estaba a la par del hombre Ruso. Podía percibirlo, había algo diferente en él pero no sabía que, sus manos le picaban curiosamente y su cuerpo reaccionaba, no de manera sexual más bien en estado de alerta.-Por aquí.-Llegaron a una hermosa sala de juntas, el museo estaba ambientado, los cuadros y las obras de arte tenían que estar en las mejores condiciones.-¿Que le parece nuestro museo?-Lana guardaba silencio, todos habían entrado, les habían invitado a tomar asiento y los otros empleados iban a por bebidas. Badolf estaba algo nerviosa, si no estuviera Lana allí se habría desamayado. Como era de esperar Lana se sentó al lado de su Badolf, cruzo sus piernas en un movimiento elegante y miró a la peliblanca... ellos no eran humanos.

Oleg miro de reojo a Svetlana, porque por mucho que ella tuviera otro nombre, no era más que su esposa. Tenía que admitir que una gran alegría le albergaba pero no se´ria insolente, no como cuando joven. Que bonitos recuerdos.
-No.- Respondió al chico.- Vine muchas veces, pero nunca visite este edificio, así que termino siendo nuevo en esto, por decirlo así.- Dijo mientras se instalaba junto con Danya donde la gran sala de juntas. Era calida, interesante y muy moderna. Supuso que le encantaría a su hija o bueno ¿Le gustaría a Hana? Si, pensaba que sería un bonito regalo de... de lo que sea pero sería un bonito regalo.- No puedo decir mucho de el en realidad. Necesito ver cada uno de sus detalles y dar una respuesta objetiva. Tranquilízate, Bodolf.- Ordeno, porque ese chico estaba demasiado nervioso y eso lo irritaba.

-A mi me parece interesante, aunque me encantaría un recorrido en cada una de las exposiciones.-Agrego la Romanov que intentaba estar cerca del Yasikov. Si, esa mujer... esa mujer

Lana colocó su mano en la de su jefe.

-¿Tiene idea de que es lo que exponemos en este lugar, señor Yasikov?-Le dijo sin rodeos, Bodolf le había comentado los planes que se esperaba pudieran ser conseguidos con Oleg Yasikov pero era demasiado cobarde para tratarlo de "Tu a tu" y con tanta seguridad. Era por eso que Svetlana tendría que llevar la delantera, ella no se hacia "chiquita" solo porque ese hombre fuera más poderoso de lo que a simple vista parecia, que ya era mucho. Había notado el gesto casi imperseptible de su mano cuando Bodolf lo saludo, no venía solo, había seres que estaría dispustos a protegerlo a costa de su vida.- Nuestro museo es un patrimonio nacional, tengo entendido señor Yasikov que su tierra natal es la hermosa Rusia, ¿Que gana usted al tener en consideración un museo como este?

-Lana...-Bodolf se alarmó, se estiró el cuello de la camisa y Lana se levantó, paso por una botellita de agua y se la dio a su jefe. De inmediato entro el servicio y atendieron con café y panecitos.

-Estamos dispuestos a escuchar su oferta y también a ofrecer la nuestra, corrijame si me equivoco.-La mujer miró a la peliblanca y luego al moreno. señorita Romanov, señor Yasikov, es así como se tratan los negocios.

-....-Arqueó una ceja con aquella pregunta. Oleg no sabía con exactitud que presentaban en el museo. No era algo que le interesara, al menos no después de ella y ahora, ese museo le interesaba aun más por otras razones o más bien, una sóla razón. Sonrió un poco.- Lana ¿Verdad?.-No, ese nombre no era, pero ¿Podría divertirse? ¿Ella lo recordaría? ¿Intentaría algo? Si, la respuesta a todo era un simple y encantador: SI. Extendió su mano hacía el chico para hacerlo callar, después hacía Danya que estuvo apunto de quizá reclamar.
-Interesante pregunta, señorita Lana pero no necesito dar una oferta. Daré lo que ustedes quieran. Este lugar ya es mío. Y No se preocupen. Entiendo que tengan aprecio a este patrimonio nacional y quien se encargue de él, amara la historia tanto como usted y todo el que trabaje aquí.- Si, Hana seguro que estaría contenta de tener ese patrimonio a su nombre.

¿Este lugar ya es mio? Svetlana sintió una punzada de algo diferente. ¿La estaba retando? Peor aun, parecía tan seguro de lo que decía que le asqueo por un momento pero a la vez, le llamo la atención demasiado.

-Parece muy seguro. Oleg ¿verdad?-Ladeo su cabeza para apreciarlo por primera vez con atención. Era alto, grande, poderoso, con unos ojos profundos y una nariz griega atractiva, un mentón capaz de hacerle agua a la boca de cualquiera y unos exquisitos labios. Lastima que estuviera esperando un hijo.-Nuestro interes no es quien quiera encargarse de él o no. Nos interesan sus trabajadores, la gente que a través de este patrimonio, mejora sus vidas.-Si había algo que jodía más a Svetlana, era el maltrato a la gente, a las personas en general que no tenían nada y que eran vulnerables.-¿Que me va asegurar que entiende de lo que hablo cuando no conoce que producto quiere adquirir?

Bodolf sudaba, miraba a Lana y Oleg y luego a Danya y luego de nuevo a Lana. No sabia que rumbo tomarían las cosas

Lo noto. Amaba esa mirada. Svetlana jamas daba su brazo a torcer o al menos, tenías que esforzarte mucho para que lo hiciera y darle buenos, MUY buenos argumentos. Era una mujer esquicia. Se puso de pie repentinamente e invito a su acompañante, la albina a que le siguiera.
-Es el momento, señorita Lana de que nos den ese recorrido. Estoy interesado en conocer lo que me pertenece además de mis empleado.- Porque Oleg jamas le hacía daño al pueblo, él siempre veía por su gente y por ser Ruso, no afectaría a los noruegos, no era un mal líder, ella lo sabía y lo sabría de nuevo. Lo descubriría.

-Oleg...-Lo llamo la hermosa albina y este sólo negó con la cabeza. No quería ningún comentario, nadie le decía como hacer sus negocios. Esa era una regla muy importante.

(No hasta Svetlana fuck nigga You´re a bitch o algo asi como vaya la canción... bitch bitch XD -sobre que nadie le decía como hacer sus negocios-)

¿Le pertenecían? No sabía si contener la risa o mostrar su cara de indignación total. Bodolf parecía entusiasmado pero Svetlana más bien desconfiaba.-Aun no he...-Bedolf se interpuso antes de que ella terminara, seguro diría algo como "Aun no he terminado Señor Oleg" o peor aun "Aun no hemos firmado el contraro" la conocía, sabía que Lana haría eso.

-Claro, Lana les guiará.-El hombre miró a Lana y ella armandose de toda la paciencia, se relajo.

-Por supuesto.-Caminó al frente.-Por aquí, esta el ala del museo más nueva, estan todas nuestras obras renacentistas.-Se detuvo frente a un cuadro.-¿Conoce este cuadro Señorira Romanov?-Pregunto intentando ser cortes con la dama. Había estado muy callada y eso le cabreaba un poco, ella iba a por la participación de la mujer, ¿porque no la integraba a sus asuntos? ¿eran pareja no?

(xDDDD)

Oleg sonrió. Tan imprudente. Tenía que calmarse porque si, era como cuando apenas le había conocido. Tan directa y tan mal perdedora. Esto iba a ser algo muy, muy interesante. Si, quería vivir una vez más aquel proceso, conquistarla, enamorarla una vez pero... ¿Podría recordarlo? ¿Le recordaría algun día? ¿Qué dirían sus hijos al verla?... eran muchas preguntas.

No hablo más, tan sólo asintió con la cbeza y camino detrás de ella junto a Danya que se aferraba al brazo de su hombre, del padre de su hijo. Aquella pregunta no la espero.- ¿Eh?- Expreso y miro a la mujer y después la obra de arte.-...- Negó con la cabeza.- No soy... muy buena con esto del arte y la historia.

Svetlana la miró con ternura pero ese gesto duró apenas un breve instante.-Amor sacro e amor profano-Habló en un encantador italiano.-Es una pintura pintada en oleo de Tiziano, tiene alrededor de 500 años y recoge la escena de dos mujeres con un niño...-Sonrió.- Explica la castidad y pureza de la novia.-Señaló a la doncella de blanco-Y la sensualidad de la diosa Venus, una muestra de tentación celestial.-Se giró a verlos, a ella y luego a él.-No tiene mucho exhibiéndose en esta galería, es una de nuestras más resientes adquisiciones.-¿Que les parece?-Svetlana se dirigió a la peliblanca y luego se fijo en Oleg. Si por ella fuera, no le daría ese ni ningún otro museo a ese hombre... pero también le intrigaba la manera en que actuaba. Quería quitarle esa capa de hombre perfecto, tenía tantas ganas de hacerlo, pero se contendría.

Por el momento.

Oleg dejo por unos segundos a las damas conversar. Se se acercaba a otras obras de arte. Cuadros muy antiguas y seguramente, con valores increíblemente enormes. Sonrió mientras extendía la mano y fingía tocar uno de los cuadros. No sabía su nombre ni la técnica con la que lo habían pintado. Ese tipo de arte no era el suyo y nunca lo sería o al menos, no quería darle tanta importancia a ello, tenía otras prioridades porque la voz de Svetlana entraba a sus oídos y era muy bien procesada en su interior.

-Parece una pieza muy bonita.- Dijo la albina.- Y debe ser una gran responsabilidad tenerla en este lugar.

Oleg por su parte se digno a girar y ver a la azabache con esa seguridad, con esa perfección que realmente no tenía. Tan sólo asintió ligeramente con la cabeza y se acerco a otra de las obras. Si, era un hombre que no, no disfrutaba del todo del arte pero si de adquirir patrimonios que harían enojar a la que fue y seguiría siendo su esposa.

Frunció el ceño.

-Lo es.-Le dijo a ella, con toda la intención de que su esposo, amante, querido o lo que fuera de la Romanov, le escuchara.-Es por eso que nos importa en que manos va a caer este lugar. Hemos tenido muchas ofertas, de personas que saben apreciar el buen arte.

-Pero ninguna como el de usted.-Bodolf se apresuró a decir e iba a decir algo más cuando Svetlana caminó hasta colocarse al lado de Oleg, callándolo.-

-Diana cazadora, Il pittore è anche italiano , parlare italiano ? [El pintor también es italiano, Habla Italiano?] -Sus ojos lo escudriñaron, no zorreandolo, más bien, observandolo fijamente. Sentía algo de intriga con el ruso, pero este estaba casado o juntado... o emparejado y también estaba esperando un hijo, ¿porque parecía tan frio con la peliblanca?-Quod si tibi non placet , nolite fake [Si no te gusta deja de fingirlo]-Susurró para ella, hablando muy despacio y en latín. Nadie sabía que ella hablaba latín y si lo sabían jamás descubrirían el acento que ella usaba, lo cual hacia que cambiara su entonación y su significados. Nadie sabía su lenguaje cifrado, por lo menos que ella supiera.

La sonrisa del Yasikov aumentó. Esa era la mujer de u. Yasikov. No había duda de ello. Hablaba italiano y sabia que Svetlana hablaba muchos más, tanto socio su capricho y necesidad se lo había permitido. Miro al chico y asintió. Sabia que nadie podría superar la cantidad que ofrecía, porque Oleg exageraba en realidad les regalaba dinero, millones de millones, ahora regalaría incluso el doble con tal de obtener ese lugar.... La tenía a su lado y la miro fijamente. Tan mona
Asintió con la cabeza y respondió.
-Así es, italiano, francés, alemán, ingles, griego, japonés, chino, coreano, por obviedad ruso y otros cuantos.- Respondió en un elegante y perfecto Italiano (Me da flojera utilizar el Traductor en la iPad, es un rollo xD) se dio media vuelta y justo al cruzarle por un lado le susurro.- Tambien hablo Latín, preciosa.- Dijo en ese mismo acento y misma pronunciación que Svetlana porque si, había entendido claramente lo que había dicho, que lastima, era un lycan.
-Bodolf, dejemos solas a las damas y cerremos nuestro trato, este enorme edificio será regalo de la futura esposa de mi hijo Vladimir.- Y si menciono ese nombre, fue porque quería saber si aquellos causaba un efecto en ella ¿también olvidaría a sus hijos? Seguro que si... Nikolay se volvería loco a, verla.

Apretó los dientes pero mantuvo su seriedad y naturalidad, como si él no le hubiera dicho nada.-...-Se giró y miró a Badolf, Oleg estaba de frente y por lo tanto ella esperaba que no notara su mirada asesina, su deseo de estrangular cabezas. Badolf por el contrario si lo notó y temió por un momento su vida. Lana era una mujer fuerte, no se atrevía a cortejarla por temor a salir herido, era como una viuda negra, si no sabías como seducirla. Te comía.

-Claro señor Oleg, Lana, sigue mostrando la galería a la señorita.-Sonrió y sonrió abiertamente un "gracias" y luego se giró.-Por aquí..-Le dirigió a su oficina mientras la pelinegra sonreía.

-Claro.-Sonrió forzada mente y se suavizó al ver a la mujer del hombre que le había dicho... carraspeó por dentro, cínico. Negó mentalmente, odiaba a los cinicos tanto como la atraían. Joder.-¿Tienen un hijo mayor?-Preguntó, porque ese hecho, que él estuviera tan interesado en darle un regalo a la esposa de su hijo mayor era... enternecedor.-...-Un momento ¿como sabía que era el mayor? Carraspeó de nuevo.-Tiene un nombre muy bonito. Oh! perdón... no es asunto mio.-

Oleg fue a la per del chico, adelante, a firmar contrato y listo, seria simple pero, no se iría de ahí tan fácil, como lo había pensado. Había razones muy , muy importantes por las que quedarse. Sonrío un poco... ¿Qué clase de juego era ese?

Danya lo vio partir. Se sintió irritada ¿ahora se iba sin siquiera darle un beso? Oleg estaba actuando extraño. Apretó los puños en sus manos y después miro a la mujer.-No, no es "nuestro" hijo.- Aclaro pues era la verdad.- Es su hijo y si, es el mayor.- Sonrío un poco, porque se llevaba bien con Vlad, aunque al estar junto a él parecía su hermano y no su hijastro.- Si, así se llamaba su abuelo materno.- Contó Danya sin mucho detalle, según ella.- No te preocupes. Entiendo que lo pregunten, Oleg y yo aun no nos casamos y no todos saben la historia.- Y no dijo más mientras se acercaba a la pintura que el Yasikov había intentado tocar.- ¿Cómo has dicho que se llama?

Diana la cazadora. Es una obra de arte renacentista, tiene casi el mismo tiempo qeu la anterios.-Sonrió.-¿Te gusta el arte?-Dijo mientras intentaba calmar su corazón. Vladimir... por su abuelo materno ¿ella era la segunda esposa? una intriga poderosa la cubrió de la cabeza a los pies, ¿quien había sido la antigua mujer del Ruso? No parecía tan viejo, 30 y tantos ¿casi 40? ¿cuantos años tendría su hijo mayor? Ahora estaba muy curiosa.... era demasiado, necesitaba un descanso, eso era seguro.

-Es un placer hacer tratos con usted, me gustaría saber si hay necesidad de algo más. Estoy en deuda... estamos en deuda, el que haya dejado a los mismos trabajadores dice mucho de lo humano que es.-Sonrió.-Mi socia estará satisfecha... tal vez no ahora. Es algo testaruda pero es una persona fundamental y muy importante.-Asintió, Badolf sabía mejor que nadie que Lana era excelente en lo que hacia, aunque no fuese un personal de planta en el museo.

-.....No estoy muy segura.- Confesó al albina que miraba con detenimiento la pintura.- Parece tan complicado pero termia siendo algo tan hermoso...- Sonrió un poco y miro a Lana.- ¿Tu lo amas verdad?... el arte y por lo que dijeron, la historia...

-....-Quiso reir por esas palabras ¿Humano? No, él no sabía con la criatura tan peligrosa con la que se encontraba. Si, seguro correría lejos pidiendo ayuda.- Mi objetivo no es arruinar la vida de nadie, es simplemente hacer lo mejor de este lugar y claro dar un interesante regalo.- Si, esos eran sólo pretextos que no necesitaba dar pero, daba igual.- ¿Si? Lana ¿Verdad? Háblame más de ella, por lo que me concierne ella sera mi trabajadora y si tan de confianza es, me gustaría saberlo que sea necesario para tenerle la misma confianza.

-Si-Sonrió.-es algo que me apasiona.-Rió elegante, como ella era, un poco más suelta.-No soy una rata de biblioteca por supuesto.-Bromeó.-Pero pienso que nos ayuda a recordar, a comunicarnos entre generación y generación, para no sentirnos tan solos através del tiempo... de la historia.-Sus ojos se perdieron en el pasado, un pasado que ella no recordaba y que sin embargo, estaba tan cerca.

++


-Lana.-Bodolf rió un poco.-Tien 3 años que comenzó a trabajar junto a nosotros, no es de planta, es una supervisora e inventarista externa pero uf~, es muy buena.-Asintió suspirando un poco.-Se dedica a lo que hace al 100% y es muy perfeccionista, como podrá ver le gusta dar el todo por el todo pero cuando algo no le parece o se le mete entre ceja y ceja, no descansa hasta conseguirlo. Es de toda mi confianza, señor.

-...- Danya se le quedo viendo un poco sorprendida por aquello. Recordar atrevas de la historia ¿Qué querría decir? ¿Ella habría olvidado algo? Bueno, no iba a meterse en la vida de esa mujer.- Eres muy guapa y no das pinta de una "rata de biblioteca" ¿Sabes, no? Lentes, un poco despeinada, me imagino a una adolescente cuando dices eso pero, en ti veo algo más que una hermosa historiadora. Muéstrame más, Lana. Por favor.

-(-)-

-hmmm- Expreso mientras tomaba asiento y no cualquier asineto, tomo el del otro lado del escritorio, tomando y dejando seña territorial.- Ya veo. La quiero.- Expreso en un doble sentido ¡La amaba! pero la quería para ese lugar y quizá otros en Rusia pero no, no era conveniente llevarla a casa.- Bodolf, tu ¿Querras mantener un puesto en este enorme museo?- Cuestiono al hombre curioso- Si es así, quiero que ella sea de planta, no quiero trabaje para nadie más que para mi. Convencela, le daré lo que quieras, aumento de sueldo, vacaciones los días que quiera, que se yo, pero tiene que ser sólo mi empleada, si lo consigues tendrás una recompensa.

Le causo gracia. Esa chica era tan mona.-Gracias Srita. Romanov, usted también es muy atractiva.-Asintió y le indicó otra pieza.-Es otra pintura al oleo, tenemos varias así, son los más recientes. Esta es un duplicado, la original aun no la conseguimos, sigue en el museo de Paris.-Le guiñó un ojo.-Puedo preguntar... ¿cuantos meses tienes? -Por alguna razón Svetlana siempre sentía cariño por los bebés, por los niños pequeños, sobretodo las niñas de 3 años hacia abajo.

++

-¿Lo dice enserio?-Bodolf se había detenido por un momento... solo por uno muy breve, luego rió y se puso serio, nervioso, rio de nuevo y volvió a su seriedad.-Yo lo haré, por supuesto que lo haré pero ella... no quiero ser pesimista pero conozco a Lana desde hace tres años e intentado persuadirla de quedarse y no ha querido, es como ella dice "un ser libre" es por eso que le gusta tanto ser consultora externa.-Bodolf miró a Oleg, realmente... era un hombre imponente. Se aclaró la garganta-Y bueno, ella... como podrá darse cuenta es un poco dificil de disuadirla, es una mujer soltera hasta donde yo sé y eso es algo dificil de creer, bueno, usted sabe Lana es... pues... Lana es el ideal de mujer que cualquier hombre querría...-se detuvo, ¿porque decía eso? era cierto que le atraía Lana pero no era la más guapa ¿oh si? ¿que tal si Oleg se sentía ofendido porque no alagaba a su esposa o novio o amante...?-Claro que la señorita Romanov también lo es, yo, respeto a todas las mujeres.- Se calló, era mejor estar calladito.