Franko y Violette -

Se detuvo para girarse y mirarle, allí estaba, con ese arete en la ceja, uno más en su lengua, dos en sus pezones, uno en su ombligo, otro en su pene, un tatuaje en su espalda, varios en la mano. Sus puños se apretaron.-Tienes mucha experiencia Franko, porque no intentas adivinarlo.-Se volteó de nuevo y continuó caminando, Violette no tenía los ojos violeta/rojizos, no era pandora pero sin duda, estaba tan enojada como ella.

Abrió los ojos de más ante ese comentario y se quedo ahí de pie, mirándola alejarse poco a poco. Ya entendía. Sonrió encantador ¡Dios! su hermosa novia estaba celosa y estaba mal entendiendo todas las cosas. Camino, suspiro y se apresuro un poco para ir a su lado.- Mi primer beso fue con una bonita chica de cabello albino. Joder, desee mucho besarla por años, pero apenas nos dimos un roce, la primera vez porque después...- Suspiro con una sonrisa.- Con decirte que aun sigo frecuentando a esa chica. Con ella tuve mi primera vez. Si, lamentablemente, todo fue un mal entendido pero para mi, ella y yo, en esos baños, tuvimos nuestra más espectacular primera vez y seguimos disfrutando de nuestra intimidad con intensidad sin ninguna inhibición. Me perfore la lengua y el pene porque lo quería pero también porque escuche en algunos lugares que esto podría hacerla sentir aun más placer y yo me muero de ganas de volverla loca... Ahora creo que ha mal entendido algo y... me preocupa que lo haga, yo la amo ¿Qué crees que deba hacer?- Le cuestiono poniéndose delante de ella, esperando aun respuesta, rascándose un poco la cabeza, alborotando su ya alborotado cabello. Le sonreía, porque aunque ella no lo creyer, él tuvo sus primeras veces con ella ¿Besos? Ninguno contaba, sólo los de ella.

-...-Apretó sus puños, no quería escucharlo. Él tenía cientos de amigas, él no entendía... ella... ella jamás había sentido eso que sentía por Franko, ni siquiera por Fena. Franko era de ella... ¡oh! quería que Franko fuera invisible, que nadie pudiera verlo ni tocarlo, ni tenerlo más que ella... se asustaba de sí misma, lo que sentía no era normal, pero él parecía tan feliz mientras ella no estaba con él. Y aun así, a pesar de ser una chica que no se arrepentía de sus decisiones y que no daba marcha atrás cuando estaba enojada... empezó a caminar cada vez más y más lento.-...-Apretó los labios, desvió la mirada. Era horrible, eso que le pasaba, esos celos tan enfermos, jamás los había sentido.

-No sé.-Dijo mientras bajaba ligeramente su mirada, no sabía que pensar, sentía un nudo en la garganta, quería matar a todas las mujeres que él había mirado y que irremediablemente se habían enamorado.

¡Dios! ¡Joder! Era tan hermosa, era divina, encantadora. Sonrió y la tomo con ambas manos las mejillas y levanto su mirada para acercarse y darle un beso tremendo. Uno intenso y dominante con el que pretendía mostrarle dos cosas, lo de siempre, Él sólo era de ella y ella de él. Simple. Corto el beso y la abrazó.- Amo que actúes de esa forma y de todas cuantas lo tengas que hacer pero eres la única mujer a la que amo y seguiré amando hasta que me muera. Si, tengo la facilidad de hacer amigos y amigas pero no por eso ellos son más importantes para mi. Tu eres mi sol, eres mi luna, eres mi mundo y mi universo ¿Me crees verdad?- Cuestiono y se aparto para mirarle a los ojos.- Ninguna de ellas me gusta, las quiero pero no puedo amarlas como te amo a ti.-

Se sorprendió cuando él le besó de esa manera, su cuerpo se aflojó como por arte de magia, pasando sus manos por su cuello, tomandolo con la misma intensidad, flexionando una pierna y cerrando los ojos. Él sabía tan bien, le daba tanta calma, la exitaba tanto... le hacia sentirse única.

-Te creo.-Susurró abriendo sus orbes azules, abrazandolo de nuevo.-¿Podras soportar a una novia tan celosa como yo?

Franko sonrió la abrazo. Le dio un par de vueltas al cargarla y grito emocionado.- ¡Te amo Violette Moncrieft!- Dijo todo feliz.- De ti, podría soportar esto y más... Eres mi nena hermosa, mi preciosa y encantadora y también celosa novia y yo, no cambiaría nada de ti ¡Absolutamente nada!- Y la bajo para verla directamente.- ¿Tu podrás soportar a este novio tan social y alocado?

-Oh espera!-Rió mientras se aferraba a él y su cabello giraba libre en medio del aire nocturno.-Franko...-Tomó sus mejillas y suspiró-Será muy dificil... pero no hay nada que una Moncrieft no pueda hacer.-Sonrió.-Oh...-Frunció su ceño.-pero habrá reglas Franko, no más tatuajes de amigas lindas, c-con los que tienes... es suficiente.-Bajo la mirada, si por ella fuera, se los arrancaría.

-...-Sonrió encantado. Una Moncrieft, una Rhamel. Sensual mujer ¡Por ella haría hasta lo imposible! y en verdad podía hacerlo.-...- La tomo de las mejillas y la acerco de nuevo a sus labios.- Mi amor, mis tatuajes jamas serán de cualquier persona, pero te lo prometo, sólo Ami y Narkissa. Ya nadie más ¡Sólo el amor de mi vida!- Y le dio un beso más.

Lo besó, le dio otro beso y asintió, levantando su mano y alzando el dedo meñique.-Prometelo.-Le sonrió calidamente, mirandolo a los ojos porque no olvidaría jamás esa promesa.-Ninguna chica más... o tendras graves problemas.-Porque no habría otra mujer más en la vida de Franko, oh, que equivocada estaba, porque en unos años más, serían invadidos por una hermosa chica a la que Violette amaría con todo su ser.

Asintió con la cabeza y unió su meñique con el de su linda novia.- Te lo prometo Violette, por la garrita y por lo mucho que te amo, que no tatuare mi cuerpo por ningún otra mujer, tampoco por un hombre. Mi cuerpo es tuyo y sólo are en él lo que tu me permitas y lo que tu desees, por supuesto.- Y le dio un beso de esquimal.- Ahora... si mi enfermera no me revisa, creo que moriré lentamente....- Le sonrió travieso.


(Ooooow iHDFKJABHSFLIH -w- Franko sufrira con gusto las consecuencias xDDD)

Violette mordió su labio inferior y levantó una ceja.-Tenemos que intervenir de emergencia.-Susurró.-o perderemos al paciente.-Susurró cerca de su oido y luego lo besó.-Entonces...-Carraspeo.-Hotel de luna nueva?-No recordaba exactamente el nombre completo.

-¡Vamos!- Dijo emocionado, excitado, feliz. La tomo de la mano y corrió junto a ella, cuido sus pasos y los de ella para llegar hasta donde el motel. Un par de minutos después pues eran veloces y no eran humanos en lo absoluto. Un hermoso edificio que daba honor a sus nombre los esperaba.- ¡Que emoción!

No estaba nada mal. Era un lugar espacioso, había lo que parecía ser una cascada con luces azules iluminandola, si... era hermoso.-No sabía que había lugares como este.-Sonrió y entonces lo miró.-¿Donde ha quedado mi paciente enfermo?-Preguntó con un toque de inocencia.

-¡Oh, si, espere un poco señorita Moncrieft.- Y entonces se apresuro y fue en busca de la recepción donde pidió una habitación, la más bonita que el motel podía tener. No tardo más de 5 minutos cuando ya regresaba con la tarjeta en mano.- Esta en la habitación- y Le entrego la tarjeta del cuarto número 20. Le tomo la mano.- Demonos prisa!-

La peliblanca sonrió y luego lo detuvo.-No..-Dijo mientras lo atraía hacia ella.-Un paciente no debe correr de prisa. ¿Porque no vas a beber un poco de agua en lo que yo, como tu enfermera preparo la sala de curación?

Se sorprendió cuando ella le detuvo y entonces se giro para verle y escucharla. Sonrió encantado y se acerco más a ella.- Esta bien pero necesito algo para resistir el dolor mientras espero... ¿Me dará esta sensual enfermera lo que necesito?- Cuestiono y cerro sus ojos, quería que le diera un beso.

No puedo medicar nada antes de revisar primero.-Rozó sus labios y luego sonrió, quitandole la tarjeta y alejandose de él. Mordió sus labios de camino a la habitación... todo al lado de Franko era nuevo y exitante, no quería admitirlo aun, pero el querer estaba a punto de pasar al amar... en cuestión de minutos. Violette estaba terrible e irremediable enamorada de su enemigo numero uno.

Un Orendain.

Hizo un mohín cuando ella solo rosa sus labios con. Los de él, pero sonrío. Así tío y la observo alejarse. Joder, era tan hermosa, era la maravilla del mundo, de su mundo. Expresó un poco de dolor, tenía miedo. Franco tenía que sincerarse ¿le perdonaría ser un Orendain? Hizo puños sus manos pero sonrío y miro hacia la dirección donde iba ella. Confiaba en que sería así. Dio media vuelta, iría a beber algo y fumar un cigarrillo, si, mientras esperaba a su sensual y excitante enfermera.

La habitación era grande y hermosa, había una cama al fondo y una enorme ventana también, cubierta por cortinas. Caminó hasta los armarios, no había nada más que toallas limpias. La peliblanca se levantó el cabello, atandolo en un chongo y luego entró al baño, para mojarse la cara y lavarse las manos.-No existirá un mejor tatuaje Franko, que las marcas de mis labios sobre ti.-Sonrió, mientras que con magia cambiaba su atuendo, era la primera vez que hacia eso, sentía un calor tremendo, dioses, Franko la hacia cambiar.

Franco llego donde el mini bar del motel y tomo asiento. Estaba en el área de fumadores pues ya tenía su cigarro en la boca. Pidió una cerveza y y expulso el humo por su boca. Sonrío, de solo imaginarla se ponía duro. Negó y le dio un trago a su cerveza. Era un verdadero pervertido

-¿Franko?

Una voz femenina lo llamo, a lo que se giró y se encontró con un par de amigos, una pareja a la que admiraba bastante.

-Rubén, Judy ¡qué sorpresa!- dijo él animado, poniéndose de pie para ir a saludarles. Era bueno encontrarse con buenos amigos mientras esperaba a su novia, a lo que la pregunta se hacia ¿qué haces aquí?

-Vine con mi Novia, me prepara una sorpresa.

-¿Violette? ¿La famosa Violette?

-Así es.

-Tenemos que conocerla.

Si, muchos de los amigos de Franko querían conocer a la fantástica Violette, novia del loquito Franko.

De: Violette
Para: Franko D.
Asunto: Mi paciente.

Se necesita su presencia para una interevención de emergencia. Se le espera en 5 minutos, no haga esperar al personal médico.

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Dioses-que-estaba-haciendo? Era lo más descabellado y loco que había hecho en su vida pero también era lo más excitante. Se había puesto un hermosa bata blanca ceñida a su cuerpo, usaba unos tacones negros de punta triangular y un chongo alto, que recogía toda su hermosa melena blanca. Sonrió y entonces se colocó unos lentes algo parecidos a los de su novio. Si... había subido de rango.

Ser enfermera no le gustaba tanto como ser doctora.

Franko continuo conversando con aquel par de amigos que la estaban pasando de maravilla y no a solas, asintieron a una extraña fiesta que se celebraba en uno de los salones del Motel. Le invitarón y Franko no prometió asistir, pero después de sus jueguesillos se lo propondría a Violette, quería que todos vieran a su novia y que ella conociera a las chicas con las que se llevaba pero bueno, su teléfono sonó y miro el mensaje. Sonrió encantado y se despidió de sus amigos. No iba a tardar, fue a paso veloz y llego hasta donde la habitación y toco la puerta. Se acomodo un poco el cabello, las gafas y la ropa. Esperaba ver a su enfermera ¡Joder" sensual enfermera.

-Por favor... no me siento bien...- Murmuro fingiendo malestar, entraba al juego.

La peliblanca caminó directo a la puerta, abriendo y sonriendo al ver a su pobre paciente.-Señor D´Magdalena-Sonrió de lado, mirándolo de pies a cabeza.-No lo hagamos esperar...-Lo dejó entrar y sus ojos lo siguieron.-Tome asiento.-Dijo mientras lo llevaba al sofá.-La enfermera me ha dicho que tiene grandes problemas.-Miró de nuevo el rostro y el cuerpo de su novio, era tan sexy... y ella también lo era, muy, muy sensual.

Y apenas se abrió la puerta se quedo más que sorprendido. Boquiabierta. ¡DIOSES! era hermosa era... era... trago y trato de controlar su hombría aunque no tuvo del todo éxito porque el juego, ella, y el ambiente lo excitaban en demasía.-....-Asintió con la cabeza y entro con ella hasta llegar al sofá donde tomo asiento. Ciertamente Franko miraba el cuerpo de su novia. Era tan sexy. Trago de nuevo y la miro a los ojos.- Yo... no estoy muy seguro, creo que mi cuerpo tiene algo malo...- Se encogió de hombros, sumiso ante su diosa, su bruja, su todo.

La peliblanca lo miró. Seria, acercándose a él, desabrochando la bata poco a poco para dejar ver sus hermosos pechos cubiertos por un sexy sostén negro con encajes, juntando sus bien proporcionados senos. Se inclinó a él y pegó su mano en su frente.-Esta ardiendo señor D´Magdalena.-Susurró